En una comida reciente tuve una conversación con un votante socialista que esgrimía como mejor prueba de la buena “performance” económica del Gobierno de Sánchez que, desde su reelección, el Ibex se había revalorizado de manera importante (un 12% en los últimos dos meses de 2023). En la misma línea, no hace mucho, la nueva jefa económica del gobierno -María Jesús Montero- decía textualmente que “desde que Pedro Sánchez está investido, el Ibex sube”. Otros socialistas, así como la orquesta mediática sincronizada, han dicho cosas similares.
A ver si va a ser que los inversores son masoquistas y les gusta un gobierno que daña la seguridad jurídica. Que maltrata a las empresas y se pliega al deterioro institucional impuesto por sus socios. Que muestra un intervencionismo preocupante y entra en el capital de algunas empresas con criterios políticos. Que se inventa impuestos sobre las mismas, legislándolos con importantes deficiencias técnicas porque no gravan beneficios extraordinarios sino ingresos recurrentes ligados a la actividad.
A ver si es que al mundo de la inversión le va a gustar un gobierno cuya política económica ha girado sobre la expansión del gasto financiado con una mayor carga fiscal indiscriminada (aunque se “venda” que gravan a “los ricos”) por la no deflactación de la tarifa progresiva del IRPF en ningún año, a pesar de la inflación acumulada. Y, simultáneamente, con un mayor endeudamiento del Estado, aprovechando la relajación de las reglas fiscales europeas.
A ver si lo que pasa es que a los accionistas de las empresas les gusta un gobierno que, a pesar de esa subida impositiva, ha acumulado 380.000 millones más de deuda durante el mandato de Sánchez. La mayor subida (sobre PIB) de la UE. O, a lo mejor, es que les encanta que el gobierno siga con el déficit estructural ahora que el BCE, tras dejar de comprarla, va a dejar incluso de reinvertir la deuda que va venciendo…
Lo ha despilfarrado logrando que España sea unos de los 27 países de la UE con menor crecimiento del PIB y de la renta per cápita desde 2018, momento en el que empezó su mandato, como muestran los datos de Eurostat
O quizás sea que los profesionales de los mercados estén entusiasmados con un gobierno que se ha beneficiado del mayor estímulo fiscal (déficit y deuda), del mayor estímulo monetario (el BCE lanzando liquidez al mercado) y del mayor programa de inversión (los fondos europeos Next Gen) de la historia. Pero que lo ha despilfarrado logrando que España sea unos de los 27 países de la UE con menor crecimiento del PIB y de la renta per cápita desde 2018, momento en el que empezó su mandato, como muestran los datos de Eurostat.
Bueno, ¿no será que los inversores en Bolsa estarán subyugados con el nivel académico y profesional de este gobierno? Con un presidente que antepone siempre criterios políticos y no técnicos en la gestión de la economía y a los que se someten con obediencia indestructible sus ministros, incluso los supuestamente técnicos como ha mostrado la vicepresidenta saliente. O como parece que hará el recientemente nombrado ministro de Economía que va a estar a las órdenes de una vicepresidenta que ni sabe Economía ni Hacienda ni se ha caracterizado por gestionarla de forma eficiente. O, en fin, con otra vicepresidenta, casi peronista (una colega, en este mismo medio, le llama “Yolandaperón”) que se dedica a aumentar la rigidez en el mercado laboral y a maquillar las estadísticas de los desempleados.
La realidad es que el Ibex se ha comportado en las últimas semanas al alza, pero no de manera aislada sino como lo han hecho también otros índices bursátiles extranjeros. De hecho, índices alemanes, franceses o norteamericanos han alcanzado en diciembre máximos históricos (en cambio, el Ibex está muy lejos). Lo que no ha tenido nada que ver con el ínclito Sánchez y su gobierno sino con otro tipo de factores. Especialmente, con el cambio de percepción los mercados sobre la evolución futura de los tipos de interés.
Ahora, los analistas dan por descontado que no habrá más subidas, y que -por el contrario- las reducciones empezarán pronto y de manera relativamente intensa. Aunque es posible que el mercado haya extremado el movimiento y no todo sea tan de color de rosa. En cualquier caso, unos menores costes de financiación para las empresas suponen más beneficios futuros para las mismas y también un mayor valor actual de los mismos al descontarlos con una tasa más reducida. Lo que explicaría las subidas de precio.
Por otra parte, si echamos la vista un poco más atrás y vemos cómo compara el Ibex, durante el mandato de Sánchez, con otros índices mundiales, la realidad no resulta nada positiva. El gráfico adjunto, de Bloomberg, es revelador. Sobra decir que el Ibex es la línea amarilla y somos los peores del gráfico desde 2018, cuando llegó Sánchez.
Y, si nos refiriéramos a las primas de riesgo de la deuda pública, no sólo es que Portugal nos ha dado el sorpasso (hacia abajo) durante el mandato del presidente actual, sino que, además, a Grecia la tenemos ya solo a unos 10 puntos básicos… y nos pasará en cualquier semana de estas. En definitiva, el comportamiento de los mercados responde, sobre todo, a factores generales como, por ejemplo, la política de los bancos centrales o el comportamiento económico mundial. Pero la gestión gubernamental también tiene impacto y, desde luego, no ha resultado positivo en el caso del gobierno Frankenstein, en estos años, a pesar de que nos intenten engañar.