Opinión

El beato Illa en la Diada

El tute cabrón
El president de la Generalitat, Salvador Illa Europa Press

Viendo a Salvador Illa el otro día en Montserrat me entró un dejà vu tremendo. Hablaba con voz monacal, edulcorada hasta el empacho, y se refería al santuario con las mismas palabras y conceptos que Jordi Pujol en sus tiempos. Fue un retroceso a aquellos años donde el más que discutible Honorable mandaba a su antojo sin que nadie se lo discutiera. Los primeros, PSOE y PP. Seguramente a los del pesecé, y ya no digamos a la pisoe, eso les debe parecer la pacificación de la que tanto se jactan. “Tenemos un presidente tranquilo, de buenos y exquisitos modales – Pujol era en ocasiones algo gañán -, culto, con buena planta. Ahora vamos bien”, murmuran arrobados ante esa colosal nadería intelectual y política que es el flamante presidente de la cosa esta catalana.
Desde luego, Puigdemont y ERC están de acuerdo en que el Beato Illa vaya dando sermones religiosos acerca del sentido místico de país que tiene la montaña sagrada, y que proclame que es el epicentro espiritual de Cataluña y la relevancia que ostenta en ese misticismo catalanista con el que el nacional separatismo ha envuelto siempre a los símbolos de mi tierra, en la que no faltan ni faltarán nunca gente que se traguen ese opio edulcorado por miríficos angelotes – tiene mala rima, Herrera, lo sé – que llevan esteladas alrededor de sus cuerpecillos para tapar sus tres por ciento. El otro independentismo, el que está más cabreao que un matrimonio feudal en su noche de bodas al no hallar la llave del cinturón de castidad, están que rabian. Normal. Todo este follón, este frotar y frotar y el gasto en camisetas para volver a las palabras sacras, a la religión del mito, a lo de siempre. Eso sí, con más ventajas e impunidad. Pero no es lo que ellos querrían, aunque tampoco se sabe muy bien como sería esa Cataluña independiente que defienden.

Puigdemont y ERC están de acuerdo en que el Beato Illa vaya dando sermones religiosos acerca del sentido místico de país que tiene la montaña sagrada, y que proclame que es el epicentro espiritual de Cataluña

Un termómetro infalible para conocer hasta dónde llega el cabreómetro separata cañí es seguir al presidente de la ANC, el inefable Lluís Llach i Grande. El hombre está que se sube por las paredes. Le ha llamado a Illa fascista. Hace falta cuajo. Y exhorta a la revolta. Craso error, porque algunos pensarán que se trata de la re-vuelta, es decir, volver a lo de antes y no rebelarse ante lo de ahora, pero como este hombre habla entre susurros vete a saber qué dice. En total, que para esta Diada en la que se rememora el palizón que les dieron los partidarios de un rey borbón a los que defendían uno de la casa de Habsburgo, que no otra cosa fue la guerra de sucesión, hay convocadas manifestaciones para los muy cafeteros. Los de Junts también están en esto, así que entre lo que movilicen unos y otros podrán salvar la papeleta para decir que el poble se ha manifestado por la independencia y que si tal y que si cual y que si Maroto el de la moto.
Pero como se la ven venir, en Barcelona han reducido la mani a un tramo cortito que va del Arco del Triunfo hasta la Estación de Francia. Quién conozca mi ciudad sabe que eso y ná es lo mismo porque la distancia no llega al kilómetro. Y como todos están peleados con todos, a saber cuántos irán y a qué. Les propongo que hagan bloques: el Frente Popular de Judea, el Frente Judaico Popular, el Frente Popular del Pueblo Judaico y el de la Unión Popular. Que se griten “¡disidentes!” los unos a los otros y que coman cucuruchos de morros de nutria, hígados de erizo o bazos de ocelote. Y ya estaría, que por la pasta éstos nunca se pelean y saben que con Sánchez seguirán viviendo del cuento, nunca mejor dicho.

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  • E
    errefejota

    Si ya tienen como presidente al padre de Marty McFly, sólo les falta un DeLorean para cambiar la historia. No sé de qué se quejan.

  • B
    Beeblebrox

    El consenso político catalán es que hay un rebaño de minusválidos mentales que quieren oir que en Cataluña hay una sociedad más culta y moderna que en el resto de España y que por eso más autogobierno, más partidos estrictamente catalanes y más catalán equivalen automáticamente a mejores resultados. Si esto fue alguna vez debatible ahora es un postulado cómico, porque sus caciques locales sólo aspiran a la fórmula Pujol, edulcorarles el oído diciéndoles lo que quieren oir y explicarles que es no trabajan por otra cosa, como coartada para alcanzar su único objetivo verdadero, que es conectarse al pesebre de las nóminas y las corrupciones. Pujol aguantó la comedia 25 años, pero los sucesivos aspirantes a Pujolet se encuentran con una parroquia que será muy taruga pero a) ya ha oído esa canción durante mucho tiempo, y b) junto al que ocasionalmente se encarama a la silla oye a otros que querrían hacerlo y que tienen todo el incentivo para señalar los abundantes síntomas demostrativos de que el actual ocupante sólo quiere pillar la pasta en el sentido más mísero del término

  • W
    wiseTina

    Genial el artículo. Además de dar en el clavo (como siempre), Miquel nos hace reír un buen rato. Es que los conoce a todos como si los hubiera parido....

  • V
    vallecas

    Estoy intentando publicar un comentario pero censor no me deja. Debe ser simpatizante del psoe, o peor aún, del sector "sorayista" del pp.

  • E
    EDDDO

    Tu fuiste según tu del PSC hasta que no te quisieron, te "volviste" indepe de repente, para demostrarlo te enchufaste en el partido que creo Carretero hasta que el te echo.