Ministros y ministras o viceversa se aliviaban ayer tarde de los rigores del pleno del Senado saliendo a los pasillos y dejándose rodear de los periodistas en esa zona gris que ni es conversación confidencial ni debe ser atribuida, son momentos de micrófonos apagados y bolígrafos enfundados con el discreto encanto de ofrendar silencio, cara al público, para obtener esclarecimientos, de provecho propio.
En uno de esos corrillos, que cercaba a la ministra de Defensa, Margarita Robles, se hablaba de la guerra de Ucrania. Un periodista amigo decía haber observado un claro descenso del fervor que hasta ahora suscitaba el presidente Zelinski. Aducía que, antes de que nadie llegara al lugar donde había impactado en Polonia al otro lado de la frontera con Ucrania el misil causante de dos muertes Washington había dictaminado que el artefacto no había sido disparado desde Rusia. A nadie sorprendía que el gobierno polaco, alineado con el partido Ley y Justicia de Jaroslaw Kaczynski, se sumara a esa declaración volviendo a acreditar su condición de satélite de Estados Unidos, único país en quien confía para su defensa. Se vetaba también que Rusia participara en la investigación de lo sucedido. De modo que la voz de Zelenski era la única que clamaba en el desierto de Kiev el origen ruso del artefacto.
Porque la alternativa puede ser Putin al cuadrado, sobre todo en el escenario de una derrota clamorosa del ejército de Moscú
Luego, hemos tenido el bombardeo de la central nuclear de Zaporiyia, la tercera más grande del mundo, que nadie salvo Zelinski ha atribuido a Rusia. Pero la enumeración de estas soledades indiscutibles del presidente Volodimir Zelenski, para nada conmovieron a la ministra que enarbolaba el ejemplo de los jóvenes movilizados que están siendo encuadrados, instruidos y adiestrados en España para incorporarse a la primera línea de combate en Ucrania y ponía en contraste los desertores rusos que rehúsan por miles incorporarse a filas. La cuestión siguiente era la de qué Rusia queremos y el interrogante abierto ¿después de Putin, qué? Porque la alternativa puede ser Putin al cuadrado, sobre todo en el escenario de una derrota clamorosa del ejército de Moscú. La conversación degeneró hacia los clásicos con la acuciante recomendación de que debiéramos aplicarnos a la lectura de los clásicos empezando por Anábasis de Jenofonte para advertir las diferentes tipologías de soldados de la patria, soldados de la idea y soldados de la paga.
De vuelta al momento presente, los Estados Mayores saben bien que si quieren ahorrarse bajas, principio básico para mantener la moral de la tropa, el avance de la infantería sólo debe iniciarse después de la necesaria preparación artillera y una vez que se tenga garantizada la superioridad aérea. Pero, además, a partir de la aparición de los medios de comunicación de masas, el desencadenamiento de la guerra ha estado siempre precedido de una ambientación mediática para propiciarla entre los bandos combatientes y argumentarla hacia fuera para ganar el favor que quienes están situados extra muros del perímetro de los beligerantes que se confrontan con las armas en la mano, pero no sólo a escala local sino también internacional.
Así ha quedado patente, al menos desde la guerra de Crimea en 1856 y de la de Cuba en 1898, en las guerras mundiales y en las convencionales que han seguido, porque, a partir de ahí con la prensa de masas en acción, ninguna guerra se ha declarado sin la siembra previa de odios y antagonismos inductores del enfrentamiento bélico. Permanezcan atentos a la pantalla. La operación más difícil para cada uno de los contrincantes será la desmovilización que seguiría a la paz e inauguraría la reconstrucción que es donde está el próximo negocio.
NormaDin
Hoy es el día de los pretenciosos.
Karl
"La guerra requiere el Estado, es decir, la socialización de los costes a través de los impuestos y el reclutamiento." ~Sheldon Richman
Antonia Tobajas
Una feminitísima ministra de defensa, que no hizo el servicio militar dada su condición de mujer, pero que sí pudo ser "jueza" y meter en la cárcel a los varones insumisos, ahora pone como ejemplo de patriotismo a los pobres varoncitos ucranianos que son enviados a morir para preservar los intereses de Estados Unidos. Y aún nos seguirán diciendo que "cuando gobiernen las mujeres" no habrá más guerras y todo será paz y amor.
vallecas
Esto es un desastre. Una guerra a 500 km. de Alemania con amenaza nuclear y los alemanes pensando en el frio. Una vergüenza
Pangat
Es muy fácil desde los sillones mediáticos de la gauche caviar tildar a Polonia de satélite de EEUU, pero cuenta habida de la historia de este país, atizado por sus vecinos del Este y el Oeste, pocas alternativas le quedan que ser un aliado -que no satélite- fiable de EEUU, algo que España no es. Que el gobierno en Varsovia apeste a rancio no ha sido óbice para que todo el abanico político polaco coincida en hacer de su lealtad a la OTAN el vector central de su política exterior.
Thermidor
No va a haber ninguna derrota rusa ¿Fervor? ¿Que Fervor? Ni hay ni ha habido nunca ningún fervor por el loco genocida Zelenski. Quizá los papagayos de la OTAN y las élites políticas si, pero el pueblo jamás, la propaganda anti-Rusia ha sido inútil. Caerán gobiernos Europeos, pero Vladimir Vladimirovich ganará la guerra y continuará inmutable en su puesto. Por contra la OTAN se enfrenta a la mayor humillación de su Historia.