Opinión

Entre Suecia y Argentina

Nuestro actual gobierno hace lo mismo que Argentina y lo contrario que Suecia, con los pésimos resultados que la propaganda gubernamental trata ridículamente de ignorar

  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz en el Congreso de los Diputados -

La historia económica de España, se puede resumir muy sintéticamente,  así:

  • Con datos de Maddison, entre 1500 y 1820 la renta per cápita española se situó entre el 101% y el 86% de  la media de Europa Occidental.
  • Hacia 1870, se había reducido hasta el 70%, alcanzando su nivel relativo más bajo en 1950, con el 52%.
  • Desde entonces y hasta 1975, la tasa media de crecimiento fue la mayor de Occidente, hasta situarnos -ya con datos recientes del Banco Mundial- por encima del 90% de la media de la Unión Europea.
  • Tan formidable logro comenzó a desvanecerse con la Transición política, en la que los famosos Pactos de la Moncloa “consensuaron” la paz social a cambio de una considerable recaída de nuestra renta per cápita, que retrocedió casi diez puntos en comparación con la de la UE.
  • Desde 1985 a 1991 volvimos a mejorar la convergencia con  la UE, alcanzando casi el 90%, para decaer los años siguientes -última legislatura de Felipe González- y volver a crecer desde 1995 hasta el 2003 -gobiernos de Aznar- y alcanzar así  nuestro zénit: en 2003, la renta per cápita española fue el 93,24 de la UE.
  • Con Zapatero, España experimentó la más constante y mayor divergencia con Europa que registra la historia contemporánea. Dejó la renta per cápita en un 82,66% de la media de la UE.
  • Rajoy recuperó la convergencia con la UE, hasta el 85,40%, pero Sánchez replicó cumplidamente el fracaso de Zapatero, distanciando aún más, hasta el 80,11%, nuestra renta per cápita de la media de la UE.

Hay que señalar que, puesto que los datos manejados son comparativos, los efectos de las crisis: del petróleo durante la Transición, la financiera internacional cuando Zapatero y la de la COVID con Sánchez, al ser comunes a todos los países, invalidan por completo el uso de dichas excusas progresistas a sus pésimos resultados económicos.

Estos días, la maquinaria propagandística –ajena por completo a la realidad de los hechos- del gobierno y sus fieles medios de comunicación, anda desbocada tratando de convertir en éxitos los consumados fracasos del gobierno, mientras las ministras -de economía y trabajo- se pasan la vida sonriendo de sus evidentes fiascos. Sánchez, cual infalible papa de su iglesia, vive ajeno por completo a los datos antes descritos, para inventarse, con evidente descaro,  un progreso social inexistente.

Ya se puede enunciar que Zapatero & Sánchez han practicado políticas que de manera persistente y cada vez más preocupante nos han ido alejando de Suecia para asemejarnos cada vez más a la fracasada Argentina

Otra manera de observar el lamentable fracaso del socialismo español del siglo XXI es compararnos con Suecia y Argentina. Al efecto, ya se puede enunciar que Zapatero & Sánchez han practicado políticas que de manera persistente y cada vez más preocupante nos han ido alejando de Suecia para asemejarnos cada vez más a la fracasada Argentina, que tanto admira buena parte del gobierno.

Si una imagen vale -según el dicho- más que cien palabras, el gráfico siguiente muestra en toda su crudeza como la trayectoria de España, que hasta la llegada de Zapatero al poder, era relativamente paralela –con altibajos- en renta per cápita con Suecia,  desde entonces corre paralela a la de Argentina; agrandándose así la distancia con el país boreal y acortándose con el austral.

España, no sólo está dejando de ser un país “europeo” para ser “argentinos”, en términos de renta per cápita, también sucede lo mismo en otros tres ámbitos fundamentales que conducen al éxito o al fracaso de las naciones:

  • Deuda pública: en tiempos de Zapatero España fue el país desarrollado que más aumentó su deuda pública sobre PIB, casi duplicándola, mientras Suecia la mantenía igual. Argentina, en este ámbito, siempre ha estado al borde de la suspensión de pagos; lo mismo que podría sucederle a España sin estar amparados por el Banco Central Europeo. Hoy, con Sánchez, España tiene una deuda que casi triplica la de Suecia.
  • Desempleo: es bien sabido que España lidera las tasas de desempleo de los países de la OCDE, muy especialmente cuando gobiernan los socialistas, pues cuando ha gobernado el PP mejoraron sustancialmente. Así, las diferencias más acusadas con Suecia se produjeron: en 1994 con 2,5 veces su nivel de paro, en 2013 con 3,2 y en 2020 con 1,9. Curiosamente, las tasas argentinas están más próximas a Suecia que a España.
  • Marco institucional: Argentina lleva, como revela el gráfico, siendo una economía estancada muy próxima a un estado fallido, como consecuencia de políticas peronistas gratuitas, inventoras de derechos sociales de imposible satisfacción e inseguridad jurídica por doquier. Suecia, por su parte, tras un siglo de esplendor económico -1870-1970- cayó en manos socialistas, que argentinizaron el país. Hacia mediados los años noventa del pasado siglo, una frase periodística se hizo popular: “Suecia se ha convertido en el único país bananero que no cultiva bananas”. Tras el grave traspié de la Suecia socialista, reformas liberales han reconvertido felizmente al país: regreso al crecimiento económico, renacimiento del empleo privado,  equilibrio fiscal, limitada deuda pública y privatización de los servicios públicos: sanidad, educación, búsqueda de empleo, etc. Nuestro actual gobierno,  piensa y hace exactamente lo mismo que Argentina y lo contrario que Suecia, con los consabidos pésimos resultados que la burda propaganda gubernamental trata ridículamente de ignorar.
Nos encaminan, si las próximas elecciones no lo remedian, hacia el fracasado modelo argentino, previa huida del formidable ejemplo sueco que tan cerca tenemos

El persistente y cada vez más amplio y grave deterioro de nuestras instituciones, brillantemente glosado por el Colegio Libre de Eméritos en su informe, España, democracia menguante, ahora recrudecido con insultos al libre ejercicio de la función empresarial -algo inaudito en cualquier país civilizado- nos encaminan, si las próximas elecciones no lo remedian, hacia el fracasado modelo argentino, previa huida del formidable ejemplo sueco que tan cerca tenemos.

En la reciente presentación en el Club Siglo XXI del citado informe, se advirtió, de manera unánime por todos sus autores, del peligro irreparable que tendría para España la continuidad de las políticas del actual gobierno. Tras los enormes logros de una libre, dinámica y muy competitiva España, que se han glosado, las próximas elecciones serán las más decisivas de la actual era democrática. Entre Suecia y Argentina, los españoles tendrán que elegir electoralmente su destino preferido.

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