Antes de comenzar el análisis, creo necesario subrayar, una vez más, la falta de criterio y objetividad tanto del INE como del Banco de España y, lo que es el colmo, de la AIREF, suministrando cifras de crecimiento tanto trimestral como anual acordes con los deseos del Gobierno y ajenas a la realidad.
Así, el Banco de España, con su candidez habitual, dio en abril de 2018 una cifra de crecimiento trimestral del 0,7%, pero lo realmente inaudito es que el gobernador Pablo Hernández de Cos, aseguró sin sonrojarse que el crecimiento de 2018 sería del 2,7%.
Días después, el 27 de abril de 2018, y en línea con la cifra dada por el Banco de España, el INE dio una cifra de crecimiento trimestral del 0,7% y el interanual del 2,9%. Meses después, y sin explicación alguna, las redujeron al 0,6 y al 2,8%, y lo que es más grave, servicios de estudio bancarios y analistas que no analizan atados al pesebre asumieron las nuevas cifras sin comentario alguno.
El tema es tan absolutamente escandaloso, que en una carta que nos envió el pasado mes de septiembre el presidente de la Asociación de Estadísticos Superiores del Estado al grupo de profesores y economistas independientes que hemos venido denunciando reiteradamente la manipulación del PIB, no sólo nos daba la razón, es que además denunciaba la ”existencia de dos estructuras administrativas paralelas en la unidad de confección de las cuentas nacionales, particularmente en el PIB trimestral”; o la gravísima acusación de “redactar notas de prensa ignorando los criterios técnicos de los funcionarios, destacando solo aquello que se considera favorable al Gobierno”, lo que es un claro delito de omisión de funciones ante el que los fiscalizadores de las cuentas públicas y la oposición en bloque no mueve un solo dedo.
A día de hoy, las cifras de crecimiento trimestral han permanecido invariables en el 0,6% para el segundo y tercer trimestre, algo metafísicamente imposible porque la economía se ha desacelerado significativamente y en particular desde el tercer trimestre. Dentro de unos meses, INE y Banco de España volverán a corregir la cifra a la baja sin explicación alguna. Es el procedimiento habitual típicamente tercermundista.
Las cifras oficiales de crecimiento han permanecido invariables en el 0,6%, algo metafísicamente imposible porque la economía se ha desacelerado significativamente
Nuestra estimación es un crecimiento del 0,5% en el tercer trimestre y del 0,4% en el cuarto, lo que significa que 2018 ha cerrado con un crecimiento no interanual o de los 12 meses anteriores, sino elevando a tasa anual según el último dato, lo que estamos creciendo aquí y ahora, del 1,6%. Hablar del interanual equivale, como decía Alan Greespan a “conducir un coche mirando por el espejo retrovisor”.
En definitiva, 2018 comenzó con un crecimiento elevado a tasa anual del 2,8% y ha terminado con otro de poco más de la mitad, el 1,6%. Esa es la medida exacta de la desaceleración, lo demás es un engaño a los ciudadanos.
Y ahora empieza 2019, donde los hechos más relevantes son los siguientes:
1.- La economía mundial se está desacelerando. Europa está ya creciendo menos que en los últimos dos años y los principales países tienen crecimiento plano o negativo (caso de Alemania).
2.- Tenemos el peor equipo económico de la democracia, considerado por los analistas de prestigio más pobre que el del presidente Zapatero, algo realmente inaudito y que está provocando la paralización de grandes proyectos de inversión.
3.- No tenemos Presupuestos Generales del Estado para 2019, su proyecto es un total despropósito y no existe control de gasto alguno en las distintas Administraciones Públicas.
4.- Las incertidumbres políticas se encuentran en máximos históricos, tanto por Cataluña como por ser año electoral. Esta es la peor combinación imaginable para dar estabilidad y seguridad a los agentes económicos y a las familias.
5.- Todos los indicadores de actividad y demanda se están desacelerando, y algunos como ventas de automóviles o vehículos industriales el índice de confianza del consumidor, sencillamente se han desplomado.
6.- El nivel de endeudamiento no para de crecer y la deuda pública se encuentra en máximos históricos y al alza. Y en este contexto, el BCE ha dejado de comprar deuda española por lo que será necesario conseguir 240.000 millones de euros en los mercados a pecho descubierto para evitar una suspensión de pagos.
7.- La presión fiscal no cesa de crecer, particularmente sobre la clase trabajadora y sobre la clase media, que es ya claramente expropiatoria.
8.- Las exportaciones han experimentado el primer retroceso anual en el tercer trimestre y las del cuarto trimestre se estiman peores.
9.- El déficit de la Seguridad Social alcanza los 22.000 millones de euros, financiado con deuda y los restos de la hucha de las pensiones donde ya solo quedan 5.000 millones de euros. Esta situación es absolutamente insostenible. Adicionalmente según KPMG, el 72 % de las empresas se plantea jubilar a los empleados más antiguos de mayores sueldos, lo que dibuja un escenario catastrófico para los jubilados.
En cuanto al proyecto de Presupuestos Generales del Estado que presenta Pedro Sánchez, algunos lo califican de “comunista” por su demagogia, su ignorancia de los más elementales mecanismos económicos, su totalitarismo y sus ataques a las empresas y al patrimonio de las familias, que están decididos a expoliar, porque recuerdan a los primeros presupuestos de la República que en solo dos años llevaron a la mayoría de los españoles a la miseria y al hambre, empezando por quienes se suponía debían favorecer.
2018 comenzó con un crecimiento trimestral elevado a tasa anual del 2,8% y ha terminado con otro de poco más de la mitad, el 1,6%, lo que da la medida exacta de la desaceleración
Pero este no es el caso de España. Con una deuda total del 139% del PIB (no confundir con la deuda PDE del 99% del PIB que no recoge toda la deuda), una economía desacelerándose a velocidad creciente, y un BCE cuyas compras masiva de bonos a interés cero mantienen el despilfarro autonómico en marcha y que han finalizado el uno de enero de 2019, significa que España tendrá que conseguir en 2019 en los mercados el 20% del PIB sin respaldo, lo que en el mejor de los casos supondrá una subida de tipos de interés y en el peor la suspensión de pagos. Un solo punto de subida de tipos representaría 11.500 millones de euros adicionales de gasto y casi un punto más de déficit.
Y es precisamente en este contexto donde el cuadro macroeconómico que sustenta los Presupuestos pactados por el gobierno de Pedro Sánchez y Podemos es una colección de falsedades como no se había conocido nunca.
Prever un crecimiento del PIB del 2,6% para 2018, cuando el crecimiento en los tres primeros trimestres ha sido del 2,4% y según el propio ministerio de Economía se había reducido al 2,5 %, mientras que en el cuarto trimestre el crecimiento inter-trimestral estimado será del 0,4% (aunque el INE maquille la cifra), lo que significa que el crecimiento elevado a tasa anual es del 1,6% a fin de 2018, con lo que el crecimiento más probable en 2019 por las razones antes mencionadas estará entre 1% y 1,2%, lo que convierte el cuadro macro en que se sustentas los presupuestos en una auténtica broma.
Sánchez anhela el apoyo de los separatistas a sus Presupuestos, y puede que lo acabe obteniendo para sus intereses mutuos, si bien ninguno de ellos percibe que están cavando una tumba gemela.
PD: Hoy les dedico el tema “Da Ya Think I'm Sexy?” de Rod Stewart