El gran éxito del independentismo golpista que ha cercenado durante los últimos años los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos en Cataluña ha sido extender la excepcionalidad de la falta de seguridad jurídica al resto de España. Los españoles han ido percibiendo, con creciente alarma, como se puede destruir en muy poco tiempo la obra paciente de décadas. Se cuestiona a la justicia, se borra la separación de poderes, se desprecia la unidad de la Nación. Y todo por la ambición de poder de un solo hombre: Pedro Sánchez. Anoche, mientras en las casas de todos se iba y venía de la cocina con los preparativos de la cena de Nochebuena, el Rey volvió a recordar a los españoles que fuera de la Constitución, como en los mapas antiguos al acabarse la tierra conocida, solo hay dragones.
Y digo volvió porque los catalanes ya habíamos escuchado ese mismo discurso, con otras palabras, en boca del monarca. Fue el 3 de octubre de 2017, cuando con su intervención, necesaria y estrictamente dentro de los límites de su función constitucional, desactivó el golpe de estado independentista del 1 de octubre.
Felipe VI pagó entonces, y ha seguido pagando, un alto precio por la defensa crucial que en esos escasos y fundamentales minutos hizo del estado de derecho, pero como nos ha recordado hoy, justo al final de ese mismo discurso con otras palabras que hizo en Nochebuena, está dispuesto a pagar ese precio, porque actúa no solo por su deber de Rey, sino también porque es su convicción.
Tranquilo, con la relajación que da saber que se hace lo que se debe, el Rey nos avisó desde el principio de que iba a hablarnos de dos cosas, la Constitución y España. Nos recordó las reglas del juego que voluntariamente nos dimos para no seguir en el bucle cainita en que ha consistido demasiadas veces la Historia de España sin ponerse del lado de nadie, postura siempre ingrata que motiva la respuesta hostil desde los dos extremos. El Rey sabe, como lo sabemos todos aunque muchos quieran olvidarlo, que las dos Españas tienen que ponerse de acuerdo en lo fundamental para poder convivir. Y nos lo dice claramente. Solo la constitución puede garantizar nuestra democracia, porque fuera de ella no hay España en paz ni libertad.
También nos recordó, sin soberbia pero también sin falsa modestia, que España es una gran nación y que debemos velar por su buen nombre y respetarla. Que debemos tomar conciencia del gran pais que tenemos, para así sentirlo más y cuidarlo entre todos. Desde la unidad. Con el orgullo de los pueblos que son y que quieren ser.
El Rey me produjo un escalofrío cuando me pareció que respondía, 85 años después, a la desesperación de un niño más pequeño entonces que su hija menor hoy
Lo básico, el pan y el agua de la convivencia en libertad, que vuelve a ponerse en duda por el poder político y que el Rey nos recuerda para que no lo olvidemos. Hace ya 85 años, en 1938, mi padre, un niño huérfano y refugiado de la guerra civil, escribió en su diario la siguiente entrada:
“Hoy tengo un día malo. No hago más que pensar en lo que nos pasa o nos dejará de pasar, sobre la manera de encontrar comida, en fin, en un millón de cosas que me van a hacer estallar la cabeza. Que día será aquel en que se termine esta maldita guerra que ha venido a sacarnos de nuestras casas y a separar a las familias y hermanos”
Esta Nochebuena, el Rey me produjo un escalofrío cuando me pareció que respondía, 85 años después, a la desesperación de un niño más pequeño entonces que su hija menor hoy. Como si le hubiera leído, como si le agradeciera lo que la mejor generación de españoles, los de la transición, nos legó a todos: la constitución de 1978.
Así respondió Felipe VI a mi padre hace tantas décadas y a todos hoy:
“Gracias a la Constitución conseguimos superar la división que ha sido la causa de muchos errores en nuestra Historia. Que abrió heridas, fracturó afectos y distanció a las personas. Superar esa división fue nuestro principal acierto hace casi cinco decadas.”
Fuera, solo dragones.
JaviBrasil
He leído comentarios mesurados sobre el Rey, con los cuales coincido en que ha estado dentro de sus atribuciones y expuesto las cosas tan claras como un Jefe de Estado de una monarquía parlamentaria puede hacer. Sin embargo algunos que instan a la "acción" tanto al Rey como a los políticos de la oposición; pero señores emprender cualquier "acción" significaría no cumplir la Ley (la Constitución) y en ese caso se estaría actuando igual que los que se quiere combatir. Duele ver lo que torciendo la Ley y aprovechando la misma los que quieren acabar con la CE están haciendo; duele y mucho, pero la solución está DENTRO DE LA CONSTITUCIÓN no fuera de ella. "Somos siervos de la ley con el fin de poder ser libres" escribió Cicerón hace más de dos mil años.
arturo moreno
El Rey solo puede hacer y decir lo que la Constitución le permite y obedecer a Sánchez. La situación desesperada en que nos encontramos es responsabilidad de Rajoy y Feijóo con su "moderación" y su complejo ante matones como Zapatero y Sánchez. Hasta cuando mujeres pantalonudas como Ayuso y Cayetana estén al frente del PP podrán movilizar las mayorías conservadoras o de derechas.
vallecas
Siempre he odiado eso de las 2 Españas. Se cae en la trampa "izquierdista" de pronunciarlo y repetirlo sin pensar. Lo primero que piensas es en un línea que divide, Pues es falso. En cada familia puedes encontrar las "dos ideas", pero claro es inmedible, inmanejable, imposible. Como va a ser igual que decir, los catalanes son, los vascos son, los madrileños son o los ESPAÑOLES son. Todo mentira, pero da igual, todos en todos los medios lo utilizan
Norne Gaest
Me preceden dos buenos comentarios de (syloxoci y Apeirón). A ver si no desentono. Creo que el nazionalismo es algo intrínsecamente perverso y anticonstitucional. Más de 40 años de ingenuidad, concesiones y privilegios han permitido el crecimiento de un monstruo que a ver como se le combate si no es con determinación. Las izquierdas en general y el PSOE en particular no han aprendido a aceptar la democracia,ni siquiera antes de Zapatero, pero con este se inicia el camino del frentismo o guerracivilismo. El paso de Sánchez es ponerlo al servicio de sus ansias autocráticas. El PP de Feijoo sigue sin enterarse, o solo a medias. D. Alberto no debió ir a la reunión con el tahur. Como dice syloxoci, hay que pasar de las palabras a los hechos. Además, tampoco intentaría negociar con Junts o PNV (él solo descarta a Bildu, según dice expresamente). Para no alargarme, que la situación en endemoniadamente mala. De Felipe VI no sé si puede hacer algo más, de momento.
Apeiron
Me sorprende la tan triunfal acogida de las palabras del rey y de Javier Cercas. Yo siento no compartir tanto entusiasmo, me temo que no cambia nada y simplemente han sido gestos inofensivos para Antonio y sus secuaces que darán que hablar a la prensa unos días y poco más. Porque no van a cambiar el sentido del voto de esos más de 7 millones de españoles integristas de la extrema izquierda, ni van a hacer que los españoles nos decidamos a salir a la calle a defendernos de verdad. Me han estremecido las notas del diario de su padre. Regresar a aquellos años de terror, ya nos vuelve a parecer posible. Hay que agradecérselo a ZP, ese hombre de progreso y paz.
syloxozi
A mi el discurso del rey me parece, utilizando el refranero, nadar y guardar la ropa, estar en misa y repicando, estar a las duras ya las maduras, etc. Quiere estar en el lado de los que le quieren y en el lado de los que no le quieren. Si, majestad: ¡DE LOS QUE NO LE QUIEREN, QUE NO SE ENTERA! ¡¡¡NO LE QUIEREN!!! España esta ya de hecho rota, y su discurso es la muestra palmaria con su intento desesperado de recomponerla. Y está rota en dos mitades. Si no queréis llamarlos frente popular y frente nacional pues llamarlos constitucionalista y rupturista, o sanchista y antisanchista, como queráis. Pero esta rota y por el camino en que vamos, la rotura va a ser irreparable. Mirad. Hay una España, con Sánchez y sus socios a la cabeza, que "hace". Y hay otra con Feijóo y Abascal a la cabeza que "dice". Pero recurriendo de nuevo al refrenero, "del dicho al hecho hay mucho trecho". E insisto, ya pasó el tiempo de los discursos, de las caras serias y el rasgado de vestiduras. Hay que pasar de las palabras a los hechos y aquí los únicos que "HACEN" son Sánchez y sus socios. Feijóo, Abascal, y el rey "DICEN". Hay que decir menos y hacer más. Y si el rey no empieza a "hacer" y elige en qué sitio está, si está entre los que no le quieren o entre los que le quieren, estará firmando la sentencia de la continuidad de la monarquía y por ende, la balcanización de España.