El Gobierno Frankenstein de Pedro Sánchez agoniza. Las cicatrices se le descosen entre acusaciones de espionajes ilegales, ministros que se culpan sin rubor, anuncios sorprendentes de móviles hackeados que dejan con las vergüenzas al aire al CNI en vísperas de una cumbre de la OTAN que debía ser un hito para España y que ahora provoca la preocupación en las embajadas occidentales… Y el cerebro del monstruo, el presidente del Gobierno, solo parece empeñado en ver cómo pasar las siguientes 24 horas en La Moncloa.
El engendro que echó a andar en noviembre de 2019 –tras el pacto del abrazo con Pablo Iglesias, con quien no podría dormir una semanas antes- comienza a desangrarse por sus cicatrices. Cada votación de una norma trascendental para Sánchez se convierte en un parto que sale tras ceder a nuevos chantajes –la entrada de Bildu, la CUP o ERC en la Comisión de Secretos Oficiales- o por la incompetencia in extremis de un diputado del PP.
El ‘catalangate’ o la crisis de los espías ha llevado al límite las costuras de un monstruo que, en su irracional trayectoria amenaza con no dejar incólume ni una institución del Estado. ¿Cómo es posible que el cerebro de la criatura esté dispuesto a dejar al CNI a los pies de los caballos –en vísperas de la cumbre que debe fijar la estrategia de la OTAN para la próxima década- para intentar recuperar el apoyo de sus socios republicanos e independentistas catalanes?
El cerebro de Frankenstein
Sánchez ha puesto en la picota la cabeza de la directora del CNI, ha metido en la Comisión que dirime los secretos del Estado a quienes anuncian su intención abierta de destruir ese Estado que nació de la Constitución del 78 y ha dado orden de dejar en el aire la defensa de Paz Esteban, una funcionaria de ‘la Casa’ con 40 años de carrera y sin carné político.
Esteban, como no podía ser de otra manera, acudió a la Comisión con una carpeta con toda la documentación sobre los pinchazos a los líderes del próces: las órdenes judiciales que, legalmente, permitieron investigar a 18 políticos catalanes que ‘solo’ pretendían subvertir el orden constitucional con algaradas en las calles de Cataluña contra la sentencia del Supremo. Luego llegaron los indultos...
La directora de los espías justificó este jueves en el Congreso todas y cada una de las acciones, dejó “blancos a los indepes” –según fuentes presentes en la supuesta Comisión secreta- y, en definitiva, documentó que todos los pinchazos y las investigaciones no fueron espionaje sino, en definitiva, un acto de legítima defensa del Estado con aval judicial contra quienes querían acabar con él.
Sánchez, que ahora dice que “ni sabía ni debía saber” de ese espionaje, fue puntualmente informado por el CNI por escrito, como establece el artículo 1 de la Ley que regula el Centro Nacional de Inteligencia. Y el presidente del Ejecutivo español –y masa gris del Frankenstein- decidió pactar con los mismos a los que había espiado, indultar a los líderes y montar una mesa bilateral España-Cataluña con el presidente del Govern, de cuyas andanzas tenía todos los detalles encima de su mesa gracias a los espías que ahora deja en entredicho.
Pero al presidente del Gobierno y a sus ‘sabios’ de Moncloa les debió parecer poca cesión incluir a la CUP, ERC y Bildu en la Comisión de Secretos –a toda velocidad y con un cambio exprés del reglamento del Congreso por la siempre servicial Meritxel Batet-: así que decidieron airear que al presidente y a la ministra de Defensa les habían espiado también el móvil allá por mayo y junio de 2021, en plena tensión con Marruecos. A alguien en Moncloa le pareció buena idea victimizarse y aparecer también como espiado, algo que no ha reconocido -¿a quién le gusta aparecer como vulnerable y saber que han fallado todos los cortafuegos de la seguridad del Gobierno?- ningún otro Gobierno occidental.
Una de las almas del Frankenstein, la morada, vio la oportunidad tantas veces deseada de cobrarse viejas afrentas con la ministra de Defensa y responsable directa del CNI. Margarita Robles –junto a Luis Planas, posiblemente los dos mayores enemigos de UP dentro del cuerpo recosido de este Gabinete- se ha enfrentado a Yolanda Díaz, a Irene Montero y a Pablo Iglesias. Y exigieron una y otra vez su cabeza mientras compañeros de Gabinete y de partido, como el ‘todopoderoso’ Félix Bolaños, miraba para otro lado.
Y si en el caso del espionaje a Aragonés, el curioso resultado político fue que Sánchez decidió apoyarse en él para que su Frankenstein echara a andar, en el del espionaje a los móviles del presidente fue un sorprendente giro político con el Sáhara...
Y si en el caso del espionaje a Aragonés, el curioso resultado político fue que Sánchez decidió apoyarse en él para que su Frankenstein echara a andar, en el del espionaje a los móviles del presidente fue un sorprendente giro político con el Sáhara, poniendo fin a décadas de la firme postura española. El Gobierno calla y no desvela quién asaltó el móvil de Sánchez y Robles, pero el resultado es la victoria de la postura marroquí en la antigua colonia.
Sánchez y su Frankenstein se mueren. Entre espionajes, choques entre sus distintas almas, enfrentamientos personales –de Sánchez con Aragonés, de Robles con Bolaños, de Díaz con Robles, de Díaz con Montero…- y votaciones salvadas in extremis gracias a nuevas concesiones a los ERC, Bildu, Podemos o a todos a la vez.
Sánchez y su Frankenstein agonizan, pero ni el uno ni su criatura quieren darse definitivamente por muertos. Intentarán seguir respirando y alargando la agonía porque saben que unas elecciones ahora solo servirán para certificar su defunción. Ambos seguirán resistiendo con la intención de llegar al día siguiente. Aunque a su alrededor, en esta España de espías, crisis y pospandemia, no vuelva a crecer la hierba.
DiosSanto
Y ante esta decadencia politica, social e institucional que deriva hacia la destrucción anunciada de nuestra patria y sus terribles consecuencias para con el pueblo no hay un Jefe de Estado que en emergencia nacional como la que sufrimos intervenga y detenga esta locura???? Para qué entonces tenemos un Rey??. Sin acritud.
Vicente
La idea de "resistencia" que pregona Sánchez y su séquito de propagandistas bien pagados no tiene nada de heroico ni un ápice de épica. Se ha debido creer que es un partisano o que lucha contra el fascismo. Un irresponsable paranoico neurótico de libro. Se trata de la egolatría, egocentrismo, narcisismo y soberbia de un psicópata que en absoluto piensa en los 45 millones de personas que viven (como pueden, la mayoría de ellos, menos los apesebrados y comprados con dinero público, claro) en España. El PSOE pasó hace tiempo a ser el PSOH: Partido Sanchista del Oportunismo e Hispanófobo.
Nobetterfriend
No es un gobierno, es una banda
NEFAS
De lo de Sánchez está informado medio mundo y sin embargo continua suelto y viviendo a nuestra costa en un palacio de Madrid...
fragase
El comentario de Munna es acertado, morirá y nos llevará a todos por delante. Pero yo me pregunto: ¿No hay nadie que se preocupe por la unidad de España, de hacer modificaciones legislativas que acaben de una vez con la corrupción galopante y excesiva que padecemos y que miren por los ciudadanos (nunca súbditos). Lo que creo cierto, es que, nadie vendrá de fuera a resolver nuestros problemas y si no lo hacemos nosotros España caerá en un pozo del que o no podemos salir o el esfuerzo para conseguirlo será una labor de titanes, y parece que ya no queda ninguno.
Wesly
Antes de que el engendro Frankenstein agonice y se muera, todavía nos ocasionará mucho daño, no les quepa duda alguna. Pedro Sánchez está lleno de odio contra la "ultraderecha" y contra los que en su partido le descabalgaron de la Secretaría General, cosa que no ha perdonado. Pedro Sánchez quiere demostrarnos a todos que es capaz de resistir lo que sea y como sea, cosa que le llevará a tomar decisiones que nos helarán la sangre, no lo duden. Estamos en manos de un psicópata narcisista muy peligroso.
Annett
¿Por qué la brutal corrupción en la España transicional nunca ha hecho caer a un Gobierno? Porque endémica y estructuralmente afecta a todos y cada una de las Instituciones del Estado. Políticos que son mayormente y toda vez funcionarios de carrera, corporacionistas, que jamás se atacan entre sí; que nunca reformarán las Administraciones públicas porque nadie se hace una reforma a sí mismo para perder influencia, poder o neto salario.
-Munna
Se morirá, sí, pero nos llevará a todos por delante