Opinión

Hemos frenado el fascismo

Podría decir que con el resultado de estas elecciones generales no quepo en mí de asombro, pero mentiría. Con unos resultados que ni los

  • Irene Montero interviene durante un acto de campaña de Podemos-IU

Podría decir que con el resultado de estas elecciones generales no quepo en mí de asombro, pero mentiría. Con unos resultados que ni los unos ni los otros pueden sentirse orgullosos, pudimos ver cómo nos daban pletóricos sus discursos en las sedes de cada partido, tras el escrutinio. El más comedido, Santiago Abascal, que tras haber perdido 19 escaños no encontraba el hombre manera de decir eso de “hemos ganado”. Aún así, tampoco le escuchamos un “hemos perdido”, sino más bien un “nos han hecho perder”.

Después del frenesí inicial es cuando realmente hay que justificar ante los ojos de los ciudadanos esa euforia, porque los españoles no estábamos satisfechos ni, mucho menos, alegres

El resto, todos contentísimos. Todos habían ganado. Y claro, esto es algo que no se entiende muy bien, cuando prácticamente ha habido un empate y el país se muestra ingobernable. No se entiende muy bien, hasta que caes en la cuenta de que es verdad que han ganado todos: les hemos renovado un sueldazo de cien mil euros como poco y al menos listo, por cuatro años más. Yo también estaría contenta si me renuevan un contrato así.

Pero después del frenesí inicial es cuando realmente hay que justificar ante los ojos de los ciudadanos esa euforia, porque los españoles no estábamos satisfechos ni, mucho menos, alegres. Así que de alguna manera había que convencernos de que esto ha sido algo bueno, no vayamos a pensar que el estar continuamente enfrentados entre nosotros les beneficia a ellos y les perpetúa en unos sillones que nos cuestan carísimos.

Y así es como en la izquierda se pasó del “hemos ganado estas elecciones” al “hemos frenado al fascismo”. En apenas un día. Maravilloso.

¿Por qué los LGBT saltan contra Meloni pero no lo hicieron contra Irene Montero cuando estableció prácticamente lo mismo aquí? Bien sencillo: porque están parando el fascismo

De este modo, todos los pertenecientes a los grupos LGBT pueden pregonar bien alto “hemos parado al fascismo y no nos van a quitar nuestros derechos”, mientras critican a la señora Meloni y la tachan de fascista por haber osado a decretar la gestación subrogada un delito internacional. Y una se pregunta. ¿por qué tanto revuelo con lo que pasa en Italia? Si aquí el gobierno más progresista del mundo, formado por PSOE, Podemos & Co, hace ya tiempo que estableció que la gestación subrogada es violencia contra la mujer, es decir, un delito. Si en España hace tiempo que se retiró la filiación a los niños nacidos por gestación subrogada, lo que atenta contra los derechos humanos, porque dejan a un bebé sin derecho alguno y totalmente desprotegido ante la ley. ¿Por qué los LGBT saltan contra Meloni pero no lo hicieron contra Irene Montero cuando estableció prácticamente lo mismo aquí? Bien sencillo: porque están parando el fascismo y no van a perder sus derechos con el fascismo, los pierden con el comunismo y tan contentos.

Así de duro es esto. Vivimos en un país donde la mitad de la gente que ha votado está contenta, porque dice que ha frenado el fascismo con su voto.

A los cuatro días nos encontramos con la noticia de que Bildu ha votado en contra de realizar un homenaje a Miguel Angel Blanco, pero habrá que aplaudir al votante de izquierdas por haber frenado el fascismo, mientras nos grita a la cara que ETA no existe y no sé qué de unas cunetas de una guerra de hace casi cien años.

También hemos visto al señor Echenique despedirse “con orgullo” de la política, tras haberse embolsado más de medio millón de euros en estos últimos cuatro años. Se irá contento porque ha ayudado a frenar el fascismo en este país y porque “Sí se puede”.

Al finalizar, la que ha revalidado su acta al salir elegida como cabeza de lista del PSOE en Granada, se despidió de esta manera: “Buen verano, a quien se lo pueda permitir”

Y me gustaría hacer una mención especial al famoso bolso de doña Carmen Calvo, que ha sido protagonista en las últimas horas de todas las redes sociales. Un bolso que, según pasaban los minutos, se iba revalorizando solo: empezó costando 1500 euros y lo han llegado a valorar hasta en 4.000. A veces me pregunto si es tan difícil el trabajo del periodista, en el que solo tiene que verificar la marca del bolso, mirar los modelos existentes y decir: “Este es, el modelo shopper Speedy 35, de Louis Vuitton, que cuesta 1.650 euros”. La cuestión es que doña Carmen intervino unos minutos en un programa de la Sexta, que se hallaba en el Congreso de los Diputados y aprovechó su presencia a la salida para hacerle unas preguntas. Al finalizar, la que ha revalidado su acta al salir elegida como cabeza de lista del PSOE en Granada, se despidió de esta manera: “Buen verano, a quien se lo pueda permitir”.

Decir esto, con un bolso colgando del brazo que llevaría la mismísima Paris Hilton, es parecido a ir a cenar con gente que está a dieta, pedirse un cochinillo y decir “que aproveche”. Parece recochineo, doña Carmen. Que yo sé que su intención era que seamos conscientes de que hay mucha gente pobre y pasándolo muy mal, pero lo que nos ha quedado claro es que usted, como el resto de los políticos, mal, lo que se dice mal, no lo pasan.

Pero estamos frenando el fascismo. Por eso las consultas para trasladar la residencia fiscal a Portugal se han multiplicado por cuatro esta semana, tras los resultados electorales. Será que todos los fascistas han entendido que es mejor irse del país, porque aquí se les frena. Como Ferrovial, que debe ser una empresa muy fascista.

No me hace ninguna ilusión pelearme con nadie, para que unos cuantos vivan como reyes mientras me quitan cada vez más libertades

Así que, mientras algunos vemos cómo unos pocos viven con todos los lujos gracias al enfrentamiento generado en otros muchos, lo que nos queda es preguntarnos si preferimos estudiar portugués, que Portugal tiene unas playas preciosas en el sur del país, o nos va más el clima de montaña de Andorra.

Lo sé, soy una egoísta insolidaria, pero es que no me hace ninguna ilusión pelearme con nadie, para que unos cuantos vivan como reyes mientras me quitan cada vez más libertades. No me apetece vivir en un país donde la mitad se enorgullece de frenar el fascismo, mientras ensalza y abraza el comunismo.

Yo soy más de abrazar el bacalao “à brás” o los pastelitos de nata, porque decir “muito obrigada” es más sencillo que explicar que tu patria es tu familia y tu hogar es aquél donde te tratan bien y te cuidan.

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