Vuelve el ‘No a la guerra’ a España a la puerta de los Goya y resucitan los ministros pancarteros en auxilio de Putin. Mientras media Europa mira de reojo a su frontera oriental y al despliegue ruso que amenaza con desencadenar un conflicto de imprevisibles consecuencias –económicas, geoestratégicas y en pérdida de vidas-, una parte del Gobierno no duda en ponerse del lado del sátrapa para gritar… contra la OTAN.
Son los ‘hijos de Putin’ que se lanzan tras el argumentario del líder del PCE, Enrique Santiago –verdadero hombre de confianza de Pablo Iglesias en el Ejecutivo de coalición, ni Yolanda Díaz ni Irene Montero-, a amenazar con no respaldar al Gobierno del que forman parte si España acaba entrando en guerra contra Rusia junto al resto de Europa.
Con la lógica que caracteriza a quienes defienden que hay dictaduras buenas (las comunistas) y dictaduras malas (las otras), Santiago y el PCE han escrito la pancarta tras la que marcharán impasible el ademán: “Empujar la OTAN hasta Rusia es un grave error para Europa, amenaza la paz y es estratégicamente torpe: subirán el gas, el petróleo, la inflación… Europa debe aportar medidas para desescalar el conflicto EEUU-Rusia, evitar militarizarlo y dar garantías de paz para las partes”.
Es el mismo lenguaje que llevan utilizando para otros ‘conflictos’ en la política española: estrategia y equidistancia. No hay ni buenos ni malos, y no dudan en culpar a la OTAN para defender a Vladimir Putin, aunque éste sea sustentado por una oligarquía empresarial sin parangón en el mundo occidental; envenene y encarcele opositores; persiga a los homosexuales y reprima con violencia todo atisbo de protesta contra su persona. En definitiva, y como dijo Roosevelt sobre Somoza, es un hijo de puta pero es “su” hijo de puta. Y ellos no dejan de ser unos hijos de Putin.
Y están dispuestos a demostrarlo. En Unidas Podemos han puesto la línea roja del apoyo a Sánchez en el momento en que se abran las hostilidades. ‘No a la guerra’, insiste Echenique. “España es el país del no a la guerra”, recuerda Irene Montero. José Manuel Albares -que tiene en pie de guerra a buena parte de la Carrera Diplomática con sus formas y sus purgas, de las que hablaremos otro día- avisa que “la política exterior la marca el presidente del Gobierno”.
Putin y el silencio de Díaz
El nuevo choque en el seno del Ejecutivo de cuotas es de mucho más calado que las desafortunadas declaraciones sobre las macrogranjas y la exportación de carne de mala calidad de Alberto Garzón. Y por eso, Yolanda Díaz sigue callada: no ha dicho nada sobre Putin y un 'conflicto' que amenaza aún más su proyecto de ‘espacio transversal’ de las izquierdas y que le puede dar el golpe de gracia.
¿Va a romper la vicepresidenta el Ejecutivo por no respaldar a la OTAN en su pulso con Putin? No parece una buena credencial para encabezar un proyecto futuro de Gobierno... Por eso, del comunicado de este viernes contra el envío de tropas españolas lanzado por esa izquierda que la vicepresidenta pretende aglutinar -desde IU a Bildu pasando por Compromís Unidas- se caía curiosamente la firma de Galicia en Común, la formación de Díaz...
En el CIS de enero, los tres ministros podemitas son los peor valorados: Irene Montero no deja el vagón de cola desde hace meses con un 3,8; Ione Belarra la precede con la misma nota y el propio Garzón es el tercero peor valorado con un 3,9. Por el contrario, Margarita Robles –la ministra de Defensa, que ahora cobra aún más protagonismo y la más enfrentada al lado morado del Gobierno- es la mejor valorada con un 5,35, superando a Yolanda Díaz (5,22). Tras ella, otra de sus ‘enemigas’, Nadia Calviño, con un 5,15. Son las únicas que aprueban.
Llega pues la hora de la coherencia. ¿Romperán estos ‘hijos de Putin’ el Gobierno de Pedro Sánchez si hay guerra con Rusia? Los expertos no creen que al final llegue la sangre al río helado de la frontera ruso-ucraniana, pese a que el Post publicó que la CIA esperaba una ofensiva rusa con hasta 175.000 soldados y el Parlamento Europeo condenó “la gran concentración militar rusa en la frontera con Ucrania”.
La dependencia de Europa del gas ruso evitará la guerra e impedirá que los 'hijos de Putin' rompan el Gobierno español, que el proyecto de Yolanda Díaz se vaya definitivamente al garete y que Sánchez siga pensando cómo aguantar en Moncloa repartiendo el maná de los fondos… ¿Cómo era aquello del efecto mariposa?
Por el momento, la guerra se juega en las sanciones y en los presupuestos. Estados Unidos ha cursado a Kiev “más de 600 millones de dólares en armamento defensivo”. Y el presidente Joe Biden envió un mensaje a los países OTAN entre los que se cuenta España: “Es muy importante mantener a todos los países de la organización unidos” sobre cómo plantar cara a Putin.
En España, las diferencias son más dentro del propio Gobierno que en una oposición en la que, curiosamente, Vox también guarda silencio y, en otros casos, discrepa de una intervención en "países comunistas" mientras la disuasión "es fascista" cuando se habla de la "invasión" del sur de Europa (Ceuta y Melilla). Los extremos, una vez más, vuelven a tocarse.
La OTAN no puede defender a Kiev de un ataque ruso: no es miembro de la Alianza. Y Rusia es potencia nuclear, por lo que a Ucrania le toca –y si no, al tiempo- defenderse a sí misma. Para completar el puzle endemoniado, está el tema energético. Rusia negocia un gasoducto con Alemania, el Nord Stream 2, por el Mar Báltico. Este proyecto evitaría que el gas que Moscú envía a Europa -la UE importa el 40% de su gas de Rusia- pase por el gasoducto que atraviesa Ucrania y por el que este país recibe de Moscú el 3’8% de su PIB.
Si Putin ordena atacar Kiev, Berlín no dará luz verde al hoy paralizado gasoducto Nord Stream 2. Y Rusia seguirá pagando a Ucrania por exportar el gas a Europa a través de su territorio. Así que a todos –Rusia, Ucrania. Alemania, la UE y EE.UU.- beneficia que no haya guerra.
Y esto –los intereses geoestratégicos y la dependencia energética de Europa del gas ruso- será lo que impida finalmente que los ‘hijos de Putin’ en el Gobierno español rompan con el PSOE, que el proyecto de Yolanda Díaz se vaya definitivamente al garete sin haber nacido aún y que Pedro Sánchez pueda seguir pensando en cómo aguantar un tiempo más en Moncloa repartiendo el maná de los fondos… ¿Cómo era aquello del efecto mariposa?