Con los escándalos de corrupción de todas las clases y colores que abren el final del sanchismo, y quién sabe si del propio PSOE y paleoizquierda en general, ciertas conciencias dormidas se han despertado para descubrir que, en realidad, Sánchez los ha tenido engañados todos estos años. Pero no con el incumplimiento o descarada traición de sus promesas, sea la de no pactar jamás con Bildu o arrastrar a Puigdemont hasta el banquillo, sino sobre la sinceridad de sus convicciones. La alarma ha saltado porque, ¡oh cielos!, parece que esta izquierda gobernante no es de izquierdas. Sánchez les ha estafado no por mentir, traicionar y corromper, sino porque, al no ser un verdadero líder de izquierdas, hace más difícil comprender y justificar sus mentiras, traiciones y corrupciones. La sinceridad ideológica les parece más importante que la veracidad, la lealtad y la decencia.
El creyente en la izquierda es de fe verdadera, pronto extenderá otro cheque en blanco hasta la siguiente estafa; lo ejemplifica de nuevo Javier Cercas
Lo sugirió el gran periodista Carlos Alsina en una entrevista con Évole y lo confesó el escritor Pedro García Cuartango en una entrevista en El Español: “Sánchez no es de izquierdas. Yo creía en él, lo voté, pero ha convertido el Parlamento en un mercado persa”. Más allá de la decepción sentimental, Javier Cercas ha intentado explicar la corrupción de Sánchez como efecto de cierta misteriosa maldición de la Moncloa que habría afectado a todos sus inquilinos, teoría sectaria y deshonesta (ojalá fuera verdad, porque para librarnos de Sánchez y señora bastaría con un exorcismo).
El caso es que, en diferentes grados, hay mucha gente convencida de la existencia de una entidad luminosa y ejemplar, fuente de todo bien, llamada “la izquierda”. Cuando no es así, vienen las decepciones, pero el enfado es volátil y el perdón rápido. Si el creyente en la izquierda es de fe verdadera, pronto extenderá otro cheque en blanco hasta la siguiente estafa; lo ejemplifica de nuevo Javier Cercas. En una columna publicada en El País en diciembre pasado, Un llamamiento a la rebelión, proclamaba: “Tenemos una clase política cínica, irresponsable y envenenada por el poder, que no trabaja para unirnos sino para separarnos, que considera el engaño un instrumento legítimo, y pueril la mínima exigencia ética. Hemos tocado fondo”. En fin, la expresión “todos son iguales”, tan popular como a menudo injusta, sirve para absolverse de la propia incoherencia, porque no hemos visto la rebelión contra el engaño por ningún lado, más bien su justificación esotérica.
Ser de izquierdas, la religión política favorita en España
Esta columna no va contra Cercas, un escritor muy estimable, sino sobre el fenómeno de la fe del carbonero en la ideología favorita, que en España es la izquierda entre “las gentes de la cultura” y el nacionalismo en las periferias ricas. Tierra de cristianos viejos y conversos bajo sospecha, aquí es más raro que alguien abandone la izquierda (o el nacionalismo), porque el exilio interior no es plato de gusto y el gregarismo juzgado conducta de buen vecino.
Cuando estalla la corrupción, como estos días, la justificación más socorrida es sostener que, si bien esta izquierda de ahora (contingente) no es la verdadera izquierda (trascendente), algún día vendrá la auténtica. Entre tanto, queda prohibido abandonar el barco, porque fuera ni hay salvación ni se merece perdón: extra ecclesiam nulla salus. En efecto, es una mentalidad religiosa, porque hace tiempo que la izquierda se ha convertido en una iglesia y en religión política sustituta o placebo de la tradicional. Por eso el PSOE se permite el cinismo de justificar la amnistía a los golpistas y corruptos como un perdón necesario, pues ¿acaso no es potestad de la verdadera iglesia el perdón de los pecados?
Hubo un tiempo en que existió una izquierda laica, abierta y tolerante que más o menos se ha identificado con la socialdemocracia, el republicanismo y el social-liberalismo. Aquí estas corrientes siempre han sido débiles y elitistas. Lo que domina es la paleoizquierda fósil entendida como religión política, algo muy diferente. Tras la caída de la URSS, Julio Anguita profetizó la transmigración del alma inmortal del comunismo a un nuevo cuerpo político; la naturaleza le libró de conocer sus reencarnaciones en Podemos y Sumar, que parecen confirmar la creencia hinduista en las nefastas consecuencias de un mal karma a la hora de reencarnarse.
Da igual que el PSOE de Sánchez se parezca más, cada día que pasa, a una asociación de malhechores; el problema es si perjudica la sagrada reputación de la izquierda y su monopolio de la cultura, la moral y las buenas intenciones
Una religión política es un cóctel de ideología y trascendencia mundana que, para resumir, tiene la pretensión de implantar el paraíso en la Tierra, de asaltar los cielos -como dijo Marx- para abrirlos a miserables, pobres y perseguidos, pero sobre todo al propio partido convertido en la nueva iglesia. Por eso en Francia llamaban clercs, clérigos, a los intelectuales de izquierda que pastorean el asalto. Pero como expuso Julien Benda en La traición de los intelectuales, esos clercs tienen cierta propensión viciosa a traicionar a su grey. Cuando Benda escribió su ensayo, en 1927, la mayoría de los intelectuales influyentes se dedicaban a atacar la democracia y negar su legitimidad, mientras buscaban nuevos cielos en el totalitarismo en auge, especialmente en el comunismo y también en el fascismo.
Las religiones políticas pueden ser ateas militantes, como el comunismo y el anarquismo, pero a cambio divinizan la ideología, el partido y su política. El creyente no pone en duda la fe, sino que juzga las cosas por sus efectos en la reputación de su ideología intocable. Por eso da igual que el PSOE de Sánchez se parezca más, cada día que pasa, a una asociación de malhechores; el problema es si perjudica la sagrada reputación de la izquierda y su monopolio de la cultura, la moral y las buenas intenciones. Es la lógica retorcida que absuelve los infernales regímenes comunistas como experimentos fallidos, a la espera del paradisíaco comunismo de verdad anunciado proféticamente por Marx, Lenin, Mao, Guevara y compañía.
Todo está permitido
Lean o escuchen los medios de Prisa y la opinión sincronizada progubernamental: la negación de las escandalosas corrupciones, mentiras y traiciones busca salvar el alma inmortal de que hablaba Anguita e impide cualquier compromiso con la decencia, la veracidad y la lealtad a las reglas y fines de la democracia. La pretensión de que si las intenciones son buenas todo está permitido es el punto de partida a la catástrofe. Mientras haya gente esperando a que llegue el Mesías de la verdadera izquierda en lugar de exigir honradez, racionalidad y coherencia a la realmente existente, esta no dejará de ser el perfecto escondrijo y madriguera de corruptos, cínicos y estafadores de toda laya, como demuestra un proceso degenerativo crónico reactivado cada vez que la izquierda llega al poder en España.
Variopinto
Por eso, es tiempo de ser generoso, de compadecerse de aquellos que, otra vez más, se están sintiendo estafados porque ellas y ellos no votaron para esto. Porque haberlos, haylos. Según dice algun analisis del toro pasado, el 23J el PSOE fue el partido más votado en los municipios donde la población supera los 65 años (Fuente:Rtve). Sería, cuando menos curioso que, quienes vivieron en su adolescencia la Transición y las movidas nocturnas, estén votando precisamente, con anestesia, a quienes pretenden cambiarnos el régimen democratico a vaya usted a saber qué ocurrencia posmoderna. También recibió votos de ex votantes de Ciudadanos. De partido veleta a partido veleta. No haré sangre, pero vamos... También recibió votos de sentimentales que se sienten socialdemócratas, como el señor Cercas. Seguramente, casi todos ellos estarán hoy tan desencantados de su voto como el Sr. Cercas. En este caso, el cabreo se lo tienen merecido, aunque se lo han buscado ellos solitos. Tambien recibió votos de afiliados socialistas de las otras familias. O de la otra alma (que debe ser el alma-zen), que es como analizaban los analistas políticos al PSOE antes de que recibieran la obligación de tener que someterse al anillo unico. Para todos ellos, solo ajo (que el agua escasea). Y también recibió el voto de quien escucho a las sirenas cantarle desde la costa que llegaba la ultraderecha. A todos ellos, les recomiendo que repasen el discurso de Milei ante el Senado argentino. A lo que alli les dijo a sus compatriotas le siguen llamando ultraderecha las sirenas de lapesoe mediatica. Para todos los que no han entrado en las fotos, pero se sienten igualmente estafados por Antonio, mis condolencias. Como bien explica hoy el Sr. Gorriaran, su problema es de creencias y religión. Y de ciertas creencias aprioristicas, sobre todo cuando ya empiezan las relaciones tóxicas, siempre es mejor huir. Con la conciencia tranquila se duerme más y mejor.
Chus
Lo que nos ha venido salvando de caer en el abismo es la realidad. La realidad de unos frikis "nuevos ricos" que se expresan mediante el robo, el odio, la codicia y el vicio. Y la realidad es que no resulta posible reclamar Justicia Social desde la Cueva de Ali Babá y su 300.000 ladrones. Pasa penurias para que nosotros disfrutemos de la vida. De tu vida robada. La realidad es que el márketing político aún no ha podido saltar esa linea. Si lo dejamos, es claro, que lo hará.
Chus
Es muy complicado estar en el siglo XXI y vivir en el XIX. Eso debe ser la "Paleoizquierda", que es ya toda la izquierda oficial, no Cancelada. Saludos
Termopidas
Para hablar de financiaciones la de los ERES....que pronto tienen que entrar en la trena...
Palacheca
A Podemos no se le toca y al molt honorable J Pujol (y señora tampoco). Maripepa: es pa mearse y no echar gota.
Juanmanuelito
Me ha hecho gracia lo de "El creyente en la izquierda es de fe verdadera". Tan verdadera y profunda como pudiera serlo el fanatismo religioso. Napoleón lo tenía claro: "Fanatiza a alguien y lo convertirás en esclavo". Y ya que estamos de asuntos de fe, se me ocurren estos versos: Soy de la izquierda devoto, me da vida, me enamora, y aunque a veces me encocora, siempre le entrego mi voto. Izquierda de mis amores, por más que mientas, te creo; izquierda de mis dolores, aunque me arruines, te quiero.
Juanmanuelito
Me ha hecho gracia lo de "El creyente en la izquierda es de fe verdadera". Tan verdadera y profunda como pudiera serlo el fanatismo religioso. Napoleón lo tenía claro: "Fanatiza a alguien y lo convertirás en esclavo. Y ya que estamos de asuntos de fe, se me ocurren estos versos: Soy de la izquierda devoto, me da vida, me enamora, y aunque a veces me encocora, siempre le entrego mi voto. Izquierda de mis amores, por más que mientas, te creo; izquierda de mis dolores, aunque me arruines, te quiero.
JaimeRuiz
La izquierda se llamaba siniestra pero esta palabra pasó a significar "ominosa", por venir de ese lado las aves funestas, de modo que se echó mano del vascuence para referirse al lado del corazón. Hace 200 años era algo claro, el bando opuesto al antiguo régimen, el del sufragio universal, la soberanía del pueblo, la supresión de los privilegios de cuna, etc. ¿Por qué se sigue hablando de izquierda y derecha? Literalmente, los privilegios de cuna, la soberanía de la casta que vive del Estado y la tiranía (el sufragio no es nada porque el amo no tiene que responder a sus promesas) son lo que hoy se llama "izquierda". A pesar de acertar en sus reproches, el columnista sigue en esa mentira. No hay una izquierda y una derecha, Trump no se parece a Hitler, Milei no se parece al fascista Perón, etc. El argumento de Cercas es aún más despreciable que Sánchez y el hampa parásita que lo rodea, que sea un escritor estimable (yo no lo he leído) es un argumento del nivel de Cercas, ¡pues anda que Céline! Hay que jo derse.
pancho
Personalmente, nunca he conocido gente de izquierdas que sean honestos intelectualmente. Siempre me han parecido ser de izquierdas, porque eran envidiosos de lo que otros habían ganado por su trabajo. En resumen: lo mío, mío, y lo tuyo, también mío.