Opinión

Junts per Catalunya le pega una 'puñalada' trapera a Esquerra

La propuesta que han presentado los afines al fugado de Bruselas de cara a la sesión parlamentaria del 1 de marzo ha sido la gota que ha colmado el vaso.

  • duard Pujol en un mitin durante la campaña de Junts per Catalunya

La propuesta que han presentado los afines al fugado de Bruselas de cara a la sesión parlamentaria del 1 de marzo ha sido la gota que ha colmado el vaso. En Esquerra lo viven como una traición.

Con Esquerra difícilmente vamos a hacer nada más

Eso comentaban en los pasillos del Parlament algunos conspicuos seguidores del muchacho de Waterloo. Al comparecer Eduard Pujol, el que afirma ser perseguido por un señor con patinete, junto a Quim Torra, ambos diputados de Junts per Catalunya, se mascaba la tragedia. La formación hecha por Carles Puigdemont para su mayor gloria presentaba una propuesta de resolución en solitario que ha dejado a Esquerra con los ojos como platos. A pesar de que Pujol afirmaba que el contenido era conocido por la formación de Junqueras, estos se han apresurado a declarar que no tenían ni idea de la misma.

Al saber que Roger Torrent convocaba sesión, los irredentos partidarios del chico del flequillo han preparado un guisote indigesto hecho a base de tópicos. Pujol, antes de darla a conocer, anticipaba que “Es un texto con el que todos van a sentirse cómodos, porque es justamente lo que los votantes estaban esperando escuchar”. Craso error, caballero, es como si alguien te da unos golpecitos en la barriga mientras te dice sonriendo “Le voy a contar un chiste que le gustará mucho”. Eso lo saben todos los vendedores de crecepelo del mundo mundial y resulta extraño que alguien tan ducho en vender motos periodísticas caiga en tan banal equivocación.

Sea como fuere, y después de lo que consideró un introito para calentar el ambiente, daba paso a Quim Torra para que leyese el redactado. Excuso citarlo en su totalidad, pero los ejes eran, básicamente, que el 155 era una vulneración flagrante de la legalidad, que no hay más presidente legítimo que Puigdemont, que hay que volver a la normalidad a Cataluña, es decir, que los que mandaban con el cesado vuelvan a hacerlo como si aquí no hubiera pasado nada, y que ya no podían estar más tiempo callados delante de la situación injustificable que se vivía. Ha añadido que presentaban la propuesta en solitario porque “cuestiones de urgencia” aconsejaban hacerlo al margen de Esquerra, rematando la cosa aduciendo que los de Junqueras la conocían bien, que la habían trabajado conjuntamente y que, ay, “las negociaciones tienen un tiempo, unos términos y unas dificultades logísticas

Traducido del lenguaje separatista, viene a decir que los de Esquerra son unos traidores, que no permiten que se vote la enmienda a la Ley de Presidencia para investir telemáticamente a Puigdemont, y que los neoconvergentes se han hartado de tanta dilación. “Tirem pel dret”, decía por los pasillos del Parlament un orondo miembro de Junts per Catalunya, satisfecho de su propia mediocridad o quizás de haber pisado el callo de sus antiguos socios de gobierno. “Alguna cosa teníamos que decir”, confesaba otro diputado con aire mucho más contrito. Es cierto. De cara al próximo pleno ya había encima de la mesa la propuesta de En Comú Podem, la del PSC, la de Ciudadanos e incluso una del PP que ha llegado fuera de plazo. Efectivamente, después de tener al país paralizado desde diciembre por el caprichito de Puigdemont, tenían que decir algo. Aunque fuese una chorrada.

Propuestas a gogó

El caso es que hemos pasado de no hacer nada a una vorágine de ideas por parte de los partidos. Lo de ideas es un oxímoron, porque política catalana y esa palabra no pegan ni con cola. La de los podemitas es un brindis al sol. Insta al president del Parlament a “emprender todas las iniciativas que permitan desbloquear la situación y la urgencia en formar un gobierno efectivo”. Viene a ser aquello que decía el inefable Pepe Isbert en Bienvenido Mr. Marshall desde el balcón municipal, “Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación”, y así, repitiendo una obviedad muchas veces, los de Ada Colau creen que acabarán por decir algo que tenga un mínimo de sentido. En eso mismo están los de Miquel Iceta, que dicen que hay que investir a alguien para ya mismo, que el gobierno que forme ha de respetar la legalidad, que, al formarlo, el 155 debe levantarse, en fin, ¡Girolamo lo sapiammo! Ramplón y tan vacío como el de los podemitas, que tiene mérito.

Lo más triste no es que los separatistas más fanáticos sigan en sus trece, lo realmente descorazonador es que aquellos que deben plantarles cara se mantengan en una actitud de prevengan"

En Ciudadanos cumplen el papel de primero de la clase, recordando obviedades tales como que se respete el reglamento de la cámara, el Estatut y la Constitución, con el añadido de la denuncia, eterna denuncia, del intento de patrimonialización por parte de los separatistas de instituciones que son de todos. Del PP no tenemos noticia exacta, pero la cosa debe tener un sesgo parecido. Es decir, que los constitucionalistas, más o menos, se oponen a vías unilaterales y están por el cumplimiento de la ley, mientras que los de Puigdemont siguen en su camino de saltarse a la torera leyes, reglamentos y lo que haga falta con tal de salirse con la suya.

Lo más triste no es que los separatistas más fanáticos sigan en sus trece, lo realmente descorazonador es que aquéllos que deben plantarles cara se mantengan en una actitud de prevengan, no yendo más allá de lo mismo de siempre. Si unos son machacones, los otros no les andan a la zaga en materia de frases gastadas. Así tenemos el patio, un patio que es particular porque sigue estando en manos de los herederos del pujolismo que, puestos a destrozarlo todo, no han dudado ni un segundo en hacerlo con Esquerra. Presentar una propuesta en solitario diciendo que los republicanos ya la conocían, siendo mentira, es una muestra más del cinismo político de estas gentes. Insistir en los presos políticos, en que o Puigdemont o nada, o en implementar la República es, además de bobos, de mala gente. Y lo decimos así, con todas las letras.

Hay que empezar a explicarle a la gente muy clarito que Puigdemont y los que se fugaron con el son los responsables de que todavía haya gente en prisión. Si, señores del PDeCAT y de Junts per Catalunya, no es el 155 quien tiene presos a los Jordis, a Joaquim Forn o a Junqueras, los tiene presos la cautela de un juez que, viendo la fuga del máximo cabecilla del asunto, teme que otros significados dirigentes puedan hacer lo propio. Con este ominoso y terrible 155 bien que están en libertad el resto, sea bajo fianza o no, y bien que siguen vomitando a diario los medios de la Generalitat su veneno – ayer mismo, en el informativo de TV3, más de veinte minutos cantando las bondades del procés y lo mala que es España -, por no hablar de los Rufián, Tardá y muchos otros que continúan diciendo lo que les da la gana, y tienen todo el derecho a ello, conste, sin que nadie les inquiete lo más mínimo.

Piensen. Con toda esta comedia, el último barómetro del CEO refleja una caída del independentismo en más de ocho puntos desde el butifarréndum del pasado octubre"

Señores, es Puigdemont, su locura y su cobarde huida la que ha propiciado todo esto. No culpen a nadie más que a ustedes, defensores del caudillaje del de Bruselas, y su intolerancia en aceptar que el cuento se le acabó a este caballero. Hasta Artur Mas ha dejado claro que todo el proceso no fue más que una serie de mentiras. ¿Qué necesitan para dejar esa salmodia procesista y aterrizar en la realidad? Decir a estas alturas que ustedes pretenden “ratificar la confianza en Puigdemont” es algo peor que una puñalada a Esquerra, que tiene a su máximo dirigente en la cárcel, es una bajeza sin parangón.

Ha llegado la hora de los navajazos entre separatistas y no seré yo quien los detenga, pero produce una repugnancia infinita comprobar como los que hasta cuatro días eran hermanos del alma ahora se buscan por las esquinas para clavarse cinco dedos de acero en el hígado. El proceso independentista merece un mejor entierro que este. Piensen. Con toda esta comedia, el último barómetro del CEO refleja una caída del independentismo en más de ocho puntos desde el butifarréndum del pasado octubre. Solamente un 40’8 de los catalanes está todavía en ese estado de credulidad respecto a sus milongas.

O no, mejor sigan así. A este paso, en cuatro meses más, no será indepe ni Pilar Rahola. Nada, nada, continúen, que van muy bien.

Miquel Giménez

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