La calidad democrática según Sánchez

Se lamenta un buen amigo por lo efímero que es el efecto casi lisérgico de las victorias de Alcaraz y la selección española. Pero, chico, me dice, es poner la radio en el coche y se acabó la felicidad. Todo es el tal Barrabés, que por fin ha cantado: dos reuniones con Sánchez en la Moncloa y más de media docena con su esposa. Y junto a este sagaz empresario que, encuentros mediante, consiguió dos cartas de recomendación con la firma de Begoña Gómez, el atentado de Trump, más el recordatorio de que este miércoles Pedro Sánchez irá al Congreso a explicar su plan para la calidad democrática, vamos llenando las horas. Y ya que va al Congreso, insiste mi amigo, podía explicarnos de qué habló con Barrabés, el empresario-consultor que ayudó a su esposa a montar el famoso máster en Transformación Social Corporativa. Sánchez ve mal que el juez quiera saber qué relación hay entre las entrevistas del empresario en la Moncloa, las cartas de recomendación, los contratos conseguidos y la constitución del máster para una persona que no ha pisado la Universidad. ¿No va esto de calidad democrática? ¡Venga, presidente, venga!

-Te quejas de que dura poco la felicidad por la Selección y por Carlitos, pero ya estás en modo tertuliano.

-Qué poco dura la alegría en la casa del pobre, le respondo sabiendo que éste es su refrán favorito. Pero no sabe qué decirme. Hay un silencio, parecido a esos que los buenos radiofonistas hacen delante del micrófono. Son silencios expresivos, elocuentes y llenos de palabras que no se pronuncian. A ver, señala, tampoco hace falta que exageréis. Los medios, más que la cobarde equidistancia que pretende el marido de Begoña Gómez, podíais crear un cierto equilibrio emocional en la maltratada opinión pública. No podemos pasar de una España que se rompe a otra cuyos cimientos son eternos porque hemos ganado la Eurocopa. La España real no es la que se lía con unas decenas de menores inmigrantes al mismo tiempo que celebramos que la Eurocopa la hayan ganado, entre otros, un central francés y dos extremos de origen africano.

-Ya, pero los medios están en el presente, no en el pasado…

-Será eso, pero da grima leer que Nico y Lamine Yamal son como Lennon y McCartney, que eso lo han leídos estos ojitos…O que España ha regresado al paraíso…¿Qué paraíso? Un poco de contención es siempre necesaria.

Normalidad es ver sonreír a esa señora de ERC que, después de siete años de huida de la justicia, ha vuelta a España para proclamar que ha venido a terminar lo que se quedó a medias, o sea, la independencia

Me sorprende el poco sosiego de mi amigo, una persona que sólo se altera con los triunfos del Real Madrid y con los ramalazos sectarios de la política española.

-Y, por cierto, si hablas del presente, en el presente está, por ejemplo, Salvador Illa, el que aseguró que no cabía en el ordenamiento jurídico la amnistía y ahora habla de sus beneficios. La normalidad ha llegado, asegura el político-filósofo. Pero normalidad es ver sonreír a esa señora de ERC que, después de seis años de huida de la justicia, ha vuelto a España para proclamar que ha venido a terminar lo que se quedó a medias, o sea, la independencia. ¡Coño con la normalidad! Mira chico, ya no me afectan las mentiras, me molesta que hasta los políticos más tranquilos me tomen por lo que no soy, un gilipollas que no se entera.

-No te alteres, hombre, quizá damos demasiada importancia a las palabras y poca a los hechos…

-Pues lo que los independentistas dicen con palabras se cumple. Si alguien repasa los anuncios a futuro de Gabriel Rufián se confirma su visión. Y los de Puigdemont, también. Y los de Otegi. Escucha, escucha, que esto lo tengo apuntado, porque yo últimamente apunto las cosas, ¿sabes?Palabras de Rufián hace unas semanas: “Si tienen memoria, me entenderán. Siguiente parada, referéndum. Y quien se ría, que recuerde lo que se decía aquí (en el Congreso) de la amnistía hace cuatro, tres, dos años”.

Y, como no me rio, de nuevo se produce otro silencio. Ahora soy yo el que no sabe qué decir. O el que está diciendo lo que no sabe expresar con palabras, que para eso está hecho el sonido del silencio. En vista de mi incapacidad para romper la lógica que mi amigo gasta, decido acabar con la conversación. A fin de cuentas, yo quería hablar de la selección española y del segundo Wimbledon de Carlitos Alcaraz. Pero entre nosotros ya es costumbre la incapacidad que gastamos para ser felices durante unos días.

Calidad y regeneración son palabras que siempre supieron a ceniza en la boca de los presidentes que hemos tenido, aunque en la de Sánchez sepa a cieno y turba

Mañana miércoles sólo quedarán los rescoldos de las gestas españolas en el fútbol y el tenis. Vuelve Pedro Sánchez al Congreso para explicar su plan de calidad democrática o de regeneración de la política. ¿Pero es que nadie sensato en el Psoe se ruboriza al escuchar la apelación a la calidad democrática y después el nombre de Pedro Sánchez? Calidad y regeneración son palabras que siempre supieron a ceniza en la boca de los presidentes que hemos tenido, aunque en la de Sánchez sepa a cieno y turba.  

Y mientras tanto su esposa está a dos días de ver a un juez -franquista, claro-, que la ha imputado por tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Desde el cenagal prepara Sánchez su plan de regeneración mientras una jueza investiga a su hermano por supuestos delitos contra la Administración Pública, la Hacienda Pública, malversación, prevaricación y tráfico de influencia. Mientras los hechos son los que son, sin ningún rubor el presidente llegará mañana al Congreso para hablarnos de transparencia y democracia. Regeneración, pero cuántas barbaridades se dicen en tu nombre.

Los filólogos saben mejor que nadie que el primer paso para la descomposición de la vida pública es vaciar de contenido las palabras sagradas del idioma: democracia, igualdad, libertad, justicia, promesa, verdad. Pero en eso estamos. Un presidente con la familia en entredicho dispuesto a ejercer de Fernando VII: Marchemos, y yo el primero, por la senda constitucional.

Cuando este miércoles Sánchez nos diga qué va a hacer contra los medios que publican noticias que le son incómodas, qué contra los que cuentan informaciones contrastadas, qué para destruir a los que le recuerdan, con hechos y no con opiniones, lo que pasa a su alrededor, llegado ese momento, cabe recordar que este es el mismo señor que ha colocado al frente de la Agencia Efe a quien fue su secretario de estado de Comunicación. Y en RTVE española, a una militante del Psoe. A otro en el CIS.  A ex un ministro, en el Constitucional. Y a un alto cargo de la Moncloa en la CNMV. Y a la lumbrera que fue su jefe de gabinete al frente de Correos, hoy una empresa inviable y hundida. Pedro Sánchez, el mismo que, desde un ejercicio indecente de trilerismo callejero, quiere poner a uno de sus ministros al frente del Banco de España, que ya vale de tanta independencia y autonomía, marca y estilo de Pablo Hernández de Cos. ¿Clases de Sánchez sobre calidad democrática? No, gracias.

Ayer, el periódico que plácidamente y sin sobresaltos lee el presidente, anunciaba lo siguiente: “Sánchez exprime el fin de curso con su plan de regeneración y el techo de gasto” Así será si así les parece. Cuando mañana hable en el Congreso, recuerde todo esto que yo le recuerdo ahora. Y de inmediato vuelva al domingo, a los éxitos y emociones de nuestro fútbol y tenis. Es la única forma de soportar la actualidad de un país en el que desde hace más de un lustro la verdad siempre está en el exilio.