La política de defensa de un país tiene siempre algo de apuesta. Lo es, por un lado, porque el gasto en armamento, ejércitos y demás siempre nace de la inseguridad y la incertidumbre. Es una forma de protegerse contra el enemigo exterior, que quizás nunca llegue pero que deben estar preparados para afrontar.
Por otro lado, es también una predicción sobre el aspecto de la guerra en sí, sobre qué aspecto tendrá un hipotético conflicto militar en años venideros. Nadie sabe, realmente, qué impacto tendrá cada nueva arma o terror tecnológico en una guerra hasta que alguien las pone en práctica en el campo de batalla. En un mundo como el nuestro, que no había visto un conflicto militar abierto entre dos estados-nación más o menos establecidos e igualados desde hacía décadas (probablemente desde Irán-Irak), era casi inevitable que la guerra de Ucrania trajera sorpresas.
La primera sorpresa ha sido, sin duda, la considerable torpeza de las fuerzas armadas rusas en este conflicto, tanto estratégica como tácticamente. El plan inicial del Kremlin parecía basarse en la idea de que Ucrania era un estado débil y mal preparado, y que un golpe de mano directo y rápido iba a encontrar poca resistencia. Moscú esperaba una guerra rápida y un hundimiento casi inmediato de la resistencia ucraniana. Los servicios de inteligencia rusos, sin embargo, se equivocaron por completo, y lo que tenían que ser cuatro ataques rápidos contra un ejército desmotivado capaces de cuartear el país en menos de una semana se convirtió en cuatro ataques separados que no podían apoyarse mutuamente entre ellos. En vez de concentrar toda su fuerza en un solo golpe devastador, Rusia se ha encontrado que Ucrania podía derrotar cada uno de sus avances por separado, y mover refuerzos de un lado a otro aprovechando líneas internas de comunicación.
Esto sería un problema menor si la superioridad material y tecnológica de las tropas rusas hubiera sido empleada con criterio, pero la guerra ha revelado un grado de incompetencia táctica considerable en los ejércitos del Kremlin. Hemos visto problemas logísticos difíciles de entender, como atascos monumentales, columnas quedándose sin gasolina y multitud de vehículos inutilizados por falta de mantenimiento. De forma más preocupante, los rusos han sido cazados repetidamente lanzando ataques con unidades aisladas, y sus tanques han sufrido bajas colosales en emboscadas casi infantiles al no actuar con apoyo cercano de su infantería. Sobre el papel, el Kremlin debería estar ganando esta guerra, incluso con sus torpezas de planificación. En la práctica, están sufriendo un número de bajas descomunal.
Los rusos son conocidos por su aprecio y devoción por las unidades acorazadas, desde tanques a blindados, y la artillería. La gran arma que ha derrotado este terror mecanizado, sin embargo, han sido soldados a pie
Lo más interesante de estas primeras semanas de conflicto, sin embargo, ha sido ver qué clase de armas han utilizado los ucranianos para derrotar la invasión hasta ahora. Los rusos son conocidos por su aprecio y devoción por las unidades acorazadas, desde tanques a blindados, y la artillería. La gran arma que ha derrotado este terror mecanizado, sin embargo, han sido soldados a pie. Los planificadores militares en muchos ejércitos llevan una temporada mirando a sus tanques con cierta desconfianza. Aunque no ha habido demasiadas guerras recientes en las que los carros de combate se enfrentaran entre ellos, la mejora de las armas antitanque portátiles les hacía sospechar que eran mucho más vulnerables de lo que parecen.
Un tanque es un cacharro enorme, bien protegido y con una potencia de fuego enorme, pero tiene el pequeño inconveniente de que uno no ve gran cosa cuando está dentro de él. Es una máquina casi invulnerable, pero que le cuesta ver cuándo es atacado. Es por eso por lo que debe actuar cerca de la infantería, protegiéndose mutuamente.
Hasta hace no demasiado tiempo, las armas antitanque portátiles tenían dos inconvenientes: no eran demasiado precisas y tenían un alcance limitado. Solucionar estos inconvenientes exigía artilugios más grandes y pesados y menos móviles, que eran más fáciles de detectar, y por lo tanto más vulnerables. El avance de la electrónica, especialmente en sistemas de guiado y de visión nocturna, no obstante, han permitido miniaturizar estos equipos, aumentando la precisión y el alcance de forma considerable mientras que pueden ser operadas por un solo tirador. Y resulta que un soldado a pie es muy difícil de detectar, y más aún de noche, así que los tanquistas rusos se han encontrado en un entorno excepcionalmente hostil.
Los marines americanos, que suelen ser rápidos en innovar, parecen haber echado cuentas y están abandonando los tanques por completo. Quizás sigan siendo útiles en el campo de batalla, pero su primacía es mucho más cuestionable
De forma más preocupante para los ejércitos cargaditos de tanques, un Javelin (el misil más capaz de esta nueva generación de artilugios antitanque) cuesta $178.000 dólares y puede volar un tanque a dos kilómetros de distancia. Un tanque T-90 cuesta cuatro millones y medio. Además, soldados los hay a patadas y entrenar tanquistas exige meses de entrenamiento. Proteger a tus preciosos carros de combate es mucho más complicado cuando literalmente cualquier bípedo puede usar un lanzamisiles y volarte por los aires. Los marines americanos, que suelen ser rápidos en innovar, parecen haber echado cuentas y están abandonando los tanques por completo. Quizás sigan siendo útiles en el campo de batalla, pero su primacía es mucho más cuestionable.
El otro cambio en esta guerra es quizás menos inesperado, pero es igual de relevante: los drones. Tradicionalmente, los ejércitos podían confiar en que, una vez conseguida la supremacía aérea, sus líneas de suministro estaban más o menos seguras. Los bombardeos aéreos son efectivos, pero los aviones y sus pilotos eran tremendamente caros, y nadie tenía demasiados.
Los drones cambian la ecuación. Primero, son increíblemente baratos comparados con un cazabombardero convencional. Los Bayraktar TB-2 de fabricación turca cuestan entre uno o dos millones de dólares; Un Sukhoi-34, que no es un cazabombardero excesivamente caro, ronda los cincuenta millones. Una fuerza aérea con ganas de juerga puede inundar el campo de batalla con estos artilugios, y además tiene la ventaja de que, si le derriban alguno, el piloto no tiene más que darle a un botón y pasarse a otro dron. Un Su-34 derribado es una millonada y un piloto menos.
Los ucranianos están utilizando drones civiles (que no llegan a los 2.000 dólares) volando a baja cota para hacerles la vida imposible a los rusos por la noche, lanzándoles granadas mientras duermen
Lo realmente tremendo, por supuesto, es que los Bayraktar TB-2 son relativamente caros. Los ucranianos están utilizando drones civiles (que no llegan a los 2.000 dólares) volando a baja cota para hacerles la vida imposible a los rusos por la noche, lanzándoles granadas mientras duermen. Los Switchblade, mini-drones “suicidas” de fabricación americana, son básicamente un obús con alas que puede volar a 185 km/h, tiene 40 minutos de autonomía, y cuestan menos de 10.000 dólares. Cualquiera de estos engendros son una pesadilla para un ejército que tenga una concentración de vehículos en cualquier lado.
Estas dos tecnologías, combinadas, pueden potencialmente cambiar por completo las guerras del futuro. Las armas contracarro y los drones son baratos, abundantes y pueden destruir vehículos con facilidad. La primacía del acero, blindaje, y artillería salida de la Primera y Segunda Guerra Mundial quizás esté dando paso a un retorno de la infantería como elemento decisivo en el campo de batalla. La era de los ejércitos mecanizados y ataques rápidos puede acabar por revertir, paradójicamente a una de soldados a pie. O quizás no. Quizás lo que estamos viendo no es el fin de la era del tanque, sino un ejército ruso singularmente incompetente utilizando sus armas de la peor manera posible. De nuevo, cualquier presupuesto de defensa es una apuesta. Los estados mayores de medio planeta estos días andarán, a buen seguro, mirando lo que sucede en Ucrania de manera obsesiva e intentado sacar conclusiones.
Unomas
Sobre el análisis de que el Carro de Comb ha muerto, aquí va el mio: 1) El ejército ruso es muy grande, con numeroso personal que pagar, costosos sistemas de armas que mantener y reponer y carísimos despliegues en el exterior. Su presupuesto de defensa es muy bajo para cubrir todas esas necesidades, por lo que les quedará muy poco para Instrucción y Adiestramiento (IA). Los ejércitos occidentales, más reducidos, están muchísimo mejor adiestrados. No despreciamos este factor, el peso de la IA es abrumador ( Ejército Alemán en 1939 y 40). 2) la moral de las tropas. No voy a entrar en si las tropas rusas perciben la guerra como justa o no. Eso no cabe ni planteárselo en un ejército profesional, combatimos como si no hubiera un mañana en lo que nuestros Mandos nos ordenen. Lo que quiero señalar aquí, es otra vez el valor de la IA como braguero moral. Cuando estás instruido te sientes invencible y te arriesgas, los oficiales y los suboficiales joven tiran para adelante y hay que echarles el bocado. Los jefes se comen el mundo, se acepta el error honesto y se impone la cultura de la iniciativa.. Eso no le está pasando al ejército ruso. 3) Formación, primera papilla y ethos del guerrero. Si formamos a nuestros cadetes en el miedo al error y la ambición por trepar en la carrera, nunca tendremos guerreros sino burócratas con miedo a mojarse. Creo que a los rusos les pasa, ... y no son los únicos. 4) Valen los tanques o no ? Pues un poco depende del ejército que los use.r Ahora viene el tipo de "guerra". Hay un tipo que se llama guerra total, como la que rusos y alemanes se hicieron en la IIGM, o un poco los rusos en Grozni. Ataco las ciudades a saco con artillería y aviación, las rindo por hambre y si entro, lo hago disparando a todo lo que se mueve, .....vale aún así el Tanque sigue siendo ineficiente en terreno urbano y hay que acompañarlo con infantería, pero al tanque le viene bien la guerra "total". La de Ucrania no lo es, por muy horrible que nos parezca, y lo es sin duda, los rusos podrían ser todavía más malos. El ejército ruso hace su IA y plantea su doctrina preponderando la importancia de los fuegos, y aquí no puede soltarse del todo la melena, no por falta de ganas seguramente, sino porque aún hay órdenes de magnitud. Como sabemos perfectamente, su doctrina tactica, les permite usar armas nucleares tácticas para alcanzar objetivos tácticos /operacionales de carácter decisivo. Y eso que es ? Pues si me atasco y no progreso o el enemigo está a punto de derrotarme tirar una bomba atómica pequeña, por ejemplo, en ....bueno no quiero dar ideas a los rusos pero se me ocurren unas cuántas. . 4) Y ahora al tema de la infantería y los carros. En campo abierto ni hablar del asunto, evidentemente usando los carros como nos enseñaron en el colegio: bien apoyados con artillería movil, con superioridad aérea y con infantería de apoyo con la misma movilidad que los carros y bien protegida. En campo abierto, los Pirineos no son campo abierto, nada puede oponerse a la combinación que he descrito ....solo otra combinación igual En las poblaciones, los carros pueden llegar hasta según que partes ( los Ahbrans USA entraban y salían hasta el centro de Bagdad, en lo que se llamaban "sondeos". Iban Carros, Infantes y zapadores, con los helicópteros por lo alto. Los iraníes les tiraban con todo, si el apache de turno identificaba el origen de fuego, echaba abajo el edificio, ...nunca se habló demasiado de bajas colaterales en aquellos telediarios. Engranar, los militares dicen sincronizar, todo eso cuesta millones en IA. El ejército americano, tendrá sus cosas, pero es un reloj. Muy muy bien adiestrado, magníficamente pertrechado y con unos mandos intermedios jovencísimos, muy competentes y muy muy agresivos. Sus generales y coroneles, los que mandan las unidades de combate y apoyo son muy jóvenes ( los rusos también), tienen mentalidad ganadora ( los rusos no) y se han pasado media vida en los grandes Centros de Adiestramiento, con simuladores a mansalva, munición y combustible, y casi todos con experiencia de combate ... Seguro que sabrían cómo entrar con los carros en Mariupol, ahora entrar por entrar.... Gracias.
Wesly
De la tragedia que estamos contemplando estupefactos destacaria tres hechos que considero relevantes: 1.- Putin aseguró repetidamente que no invadiría Ucrania. Mintió descaradamente, exactamente igual que mintió descaradamente Pedro Sánchez cuando nos aseguró que no pactaría con Podemos ni con los independentistas. 2.- Putin justifica la invasión de Ucrania con el fin de "desnacificarla". Se trata de definir a los dirigentes ucranianos como peligrosos ultraderechistas nazis, exactamente lo mismo que hace Pedro Sánchez contra la oposición cuando ésta critica sus desmanes. 3.- El Presidente de Ucrania no es un político profesional. Ha demostrado mucho más coraje y capacidad de liderazgo que la mayoría de políticos profesionales que padecemos.