La sesión del pasado miércoles en el Parlament fue por parte de los independentistas un homenaje a la figura del entrañable Andrés Pajares y su chiste de la magdalena. Como muchos saben, se trata de una señora que va pidiendo ese dulce al camarero, que se desespera porque no tiene ninguna. Pero ella, erre que erre, no ceja. Solo que la magdalena separatista se llama Puigdemont y no tiene nada de dulce.
¿Quién visita al de Bruselas?
Los que apoyan que Carles Puigdemont pueda ser investido president en la cámara catalana omiten prudentemente qué otro tipo de apoyos suscita el actual inquilino de la cárcel alemana de Neumünster. A la puerta del presidio se ha podido ver manifestándose a gente de Die Linke, los podemitas germanos, formación que ha expresado a través de su portavoz para asuntos europeos en el Bundestag Andrej Hunko su deseo de que el fugado fuera liberado inmediatamente.
Eso bien podría haberlo recordado la gente de los Comuns, de Junts per Catalunya, de Esquerra, mucho más aún, de las CUP. No dijeron ni mu porque tendrían que haber añadido que, junto a los radicales de izquierda, en las puertas del presidio también estaban manifestantes de AfD, Alternativa por Alemania, partido de extrema derecha que se ha mostrado radicalmente partidario del expresident y la causa separatista. Desde su diputado en el Bundestag Jens Maier al mismísimo portavoz de los ultraderechistas, el economista Jörg Meuthen, todos coincidían: “Puigdemont, aguante. No está usted solo”. Por si alguien no conoce a este portavoz, solo diremos que se trata de un individuo que se jacta de distinguir a los alemanes de los no alemanes solo examinando su piel. Lo dijo en la pasada campaña electoral, o sea que no es cosa de unas palabras pronunciadas hace tiempo en un arrebato de mocedad convulsa.
También es curioso que ninguno de los diputados catalanes que han visitado al encarcelado en suelo alemán hayan hecho mención al tema, y eso que no les presumimos poca capacidad de observación, por cierto. Son la presidenta del consejo nacional del PDeCAT Mercè Conesa, el diputado por Junts per Catalunya Quim Torra y el responsable de coordinación institucional del PDeCAT Marc Castells. Sin duda, el proceso está internacionalizándose, pero en una dirección que desde Cataluña se pretende ocultar a todo el mundo, empezando por los suyos, que quizá no acabarían de entender que aquí se acuse de fascista al Estado y a sus instituciones democráticas mientras que en el extranjero se acepta gustosamente el apoyo de declarados partidos racistas.
Está claro que lo de estas gentes es la magdalena, insistir una y otra vez en lo mismo, a ver si por cansancio la gente se aburre y, un poco ayudados por algunas legislaciones europeas nebulosas, otro poco por la inacción suicida del gobierno de España y un mucho por el formidable aparato de propaganda separatista consiguen seguir sentados en el machito.
Esa magdalena rancia empieza a oler muy mal, como bien se pudo comprobar en la sesión del miércoles, en la que todos repetían lo mismo, ante el estupor de una oposición que ha de buscar en el diccionario de sinónimos nuevas palabras para calificar lo que no tiene más calificativo que uno: burla. Porque si aquello fue una sesión parlamentaria propia de un régimen democrático, que baje Dios y lo vea.
Los de las CUP dicen “dejarnos solos” y los Comuns echan en cara a Ciudadanos su falta de humanidad
Es poco menos que imposible que la bancada separatista, unida por el mismo deseo de medrar al precio que sea, entre en razón. La última moda es basarse en una pretendida resolución de la ONU en la que se supuestamente se conmina al gobierno español a tomar medidas para restablecer los derechos de los presos por el intento de golpe de estado separatista. De nada sirve que se les diga que eso es falso, tal y como explican a la perfección eminentes juristas, entre ellos Teresa Freixas. Por resumir: de entrada, el Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas – que no la ONU, integrada por Estados - se limita a admitir las demandas presentadas por Puigdemont et altri, pero nada más. Es un comité integrado por 18 expertos independientes – por cierto, muy usado por los etarras en su día –, que, cuando finalmente emite su opinión, ni es sentencia ni es vinculante. Y pueden pasar años antes de que tal opinión acabe por manifestarse. No se trata de un tribunal jurídico, ni lo que diga es equiparable a una sentencia en firme, simplemente se trata de una recomendación que a efectos prácticos carece de valor. O sea, han dado trámite a la petición y punto.
En base a esa falacia, una más, los separatistas se han pasado la sesión gesticulando, auxiliados como siempre por los podemitas que ahora proponen un gobierno de la Generalitat integrado por independientes. De independentistas a independiente, vaya. Nada práctico, nada que ayude a este desgraciado trozo de España a salir del inmenso atasco en el que está. ¿Para qué, si ellos viven como marajás?
Decía la líder de Ciudadanos, a propósito de toda aquella comedia e interpelando directamente a los separatistas, si se estaban dando cuenta de la barbaridad que iban a votar favorablemente"
Arrimadas, Iceta, Albiol, cada uno desde su posición, demandaban que se acabara la farsa, pero los oradores del otro lado se atrincheraban numantinamente en sus posturas e insistían: ¡y una magdalena! Lo malo es que no hay, y entre todo el resto de cosas que podrían pedir, ninguna les interesa. Verbigracia, proponer a uno de sus parlamentarios libres de cargas judiciales para ser investido por esa mayoría de la que tanto cacarean. No lo hacen, claro, pero es porque ni entre ellos mismos se aclaran. Las CUP ya han dicho que si los ex convergentes no tienen pelendengues, que les dejen a ellos la mesa del Parlament y ya se harán cargo de asumir toda la responsabilidad. Con estos se conoce que sea difícil llegar a acuerdos, porque los del lacito amarillo están como el gato escaldado, que del agua fría de Estremera huye. Los podemitas, los comunistas, vaya, que siempre se han creído poseedores de la verdad, llegaban a decirle a Arrimadas que carecía de humanidad. Ya ven. Los nietos de los chequistas dando lecciones de moral a estas alturas.
Decía la líder de Ciudadanos, a propósito de toda aquella comedia e interpelando directamente a los separatistas, si se estaban dando cuenta de la barbaridad que iban a votar favorablemente. Claro que sí. Se dan perfecta cuenta porque, en su mentalidad totalitaria, nada de lo que se oponga a sus deseos es digno de ser tenido en cuenta. Cuando todo un presidente de la cámara catalana, como Roger Torrent, asegura que no existe ley ni juez que puedan juzgar a Puigdemont está dejando claro que para ellos no hay nada más que su idea. Desprecian parlamentos, reglamentos, normas de convivencia, democracia, lo que sea con tal de salirse con la suya. Y eso que el bello Torrent es de Esquerra, una formación que demuestra cada día querer acabar de rematar a sus ex socios convergentes.
Aunque hay que decir que el momento más patético fue cuando intervino en nombre de esa misma Esquerra Ernest Maragall, que interpelaba directamente a Miquel Iceta. El socialista, con sonrisa irónica, lo escuchaba quizás pensando en los innumerables comités de campaña compartidos con él, en las interminables sesiones de la ejecutiva del PSC, en tantas y tantas reuniones en las que se decidía el rumbo del socialismo en Cataluña.
El mundo al revés y, presidiéndolo todo, la magdalena, esa que los de la estelada insisten en pedir un y otra vez, a ver si así convencen a la gente. Mientras tanto, en Alemania, los neo nazis apoyan a su líder. Y en Bélgica, y en Finlandia, y en Austria, y en Dinamarca. Pero eso son roscones y aquí lo que importa son las magdalenas. Por cierto, del entremés final de esta ensalada Baudelaire protagonizado por el Síndic de Greuges, el defensor del pueblo catalán, el ex Iniciativa Rafel Ribó, que se ha construido una canonjía a la medida, me permitirán que no comente nada. Fue un publi reportaje del proceso sin más interés que un spot de yogures ligth. Caducados, por cierto.
Total, una empanada.