Opinión

Las múltiples personalidades de Pedro Sánchez

Pero vamos a ver presidente, aclárese, ¿está metido el Gobierno hasta el cuello en los presuntos chanchullos de Begoña Gómez o no?

En España hemos tenido presidentes de muy distintas personalidades, pero lo que no habíamos tenido hasta ahora era uno con múltiples y diferentes personalidades. Algo ya debía de olerse la señora Carmen Calvo, cuando aseguraba en una entrevista que ciertas declaraciones no las había hecho Sánchez presidente, sino Sánchez candidato.

Cuando las noticias en los medios difunden las sospechas sobre los casos de corrupción relacionados con Begoña Gómez, tenemos un hombre profundamente enamorado de su mujer para justificar, mediante cartas infumables dirigidas a la ciudadanía, que se va de vacaciones 5 días, antes de arremeter contra la prensa y los jueces.

El hombre profundamente enamorado se transforma nuevamente en presidente cuando es citado a declarar como testigo en la causa de su esposa, asegurando que como presidente tiene derecho a hacer una declaración por escrito. Lo que quería Sánchez era hacer otra carta a la ciudadanía y no tener que responder ninguna pregunta, que para eso es el presidente, cuando quiere.

En este culebrón ya no sabe una cuándo estamos escuchando al hombre profundamente enamorado,  cuándo al presidente y cuándo al Sánchez candidato

Cuando se le niega que pueda hacer esa declaración escrita, porque estos asuntos le competen no como presidente, Sánchez ya no es presidente y es de nuevo el esposo de Begoña Gómez, que se acoge a su derecho a no declarar contra su cónyuge. Al mismo tiempo, vuelve a ser presidente, para encargarle a la Abogacía del Estado, a modo de bufete matrimonial, que se querelle contra el juez por prevaricación al no dejarle hacer su declaración escrita, como es su derecho como presidente. Es difícil no perder el hilo de la película titulada: “Voy a colaborar con la justicia”.

En este culebrón ya no sabe una cuándo estamos escuchando al hombre profundamente enamorado,  cuándo al presidente y cuándo al Sánchez candidato. Porque una cosa era aquello de cambiar de opinión, que ya tenía guasa que lo que antes de las elecciones generales fuera inconstitucional, quince días después fuera totalmente constitucional y un acto de conciliación totalmente necesario para España, o, si nos remontamos un poco más lejos, a los inicios de toda esta locura presidencial, cuando aseguraba que no dormiría tranquilo con una figura como Pablo Iglesias en el Gobierno y dos semanas después lo abrazaba como al amigo que no ves desde el colegio, pero esto ya no nos pueden decir que son cambios de opinión, que algunos estamos en nuestro derecho de considerar que, en lugar de cambios de opinión, son promesas incumplidas y mentiras deliberadas, esto ya son cambios de personalidad. Va a haber que preguntarle primero al señor Sánchez quién es hoy, antes de hablar con él.

Hasta para una profana en derecho como yo, es fácil ver que todo esto es tan absurdo como demencial. Si se quiere acoger a su derecho como presidente a hacer una declaración por escrito en una causa, estaría reconociendo que fue debido a su cargo como presidente que tuvo conocimiento de todo lo relacionado con ese caso. Si se acoge a su derecho a declarar contra su cónyuge, está reconociendo que su testimonio y conocimiento son como marido. Pero vamos a ver, señor Sánchez, aclárese, ¿está metido el Gobierno hasta el cuello en los presuntos chanchullos de Begoña Gómez o no?

El problema van a ser todos esos medios, conchabados y pagados por el Gobierno, que se dedicarán a cacarear la persecución del malvado juez a un hombre profundamente enamorado de su mujer

El problema aquí ya no son las múltiples personalidades de Sánchez que maneja a su antojo ni los cambios de opinión que hace según le son convenientes. Ni siquiera es importante la querella que no va a ir a ningún lado judicialmente, porque no se sostiene, por mucho énfasis que le ponga la abogada que, casualmente, representa también a una de las empresas beneficiadas por la mujer del presidente. El problema van a ser todos esos medios, conchabados y pagados por el Gobierno, que se dedicarán a cacarear la persecución del malvado juez a un hombre profundamente enamorado de su mujer.

Si nos parecía demencial la persecución mediática a un juez por investigar a la mujer de Sánchez en un caso de corrupción, prepárense para lo que viene.

Porque eso es lo que realmente importa: el ruido. El ruido que van a hacer las televisiones con los presentadores mejor pagados por el socialismo, para que tu madre o tu abuelo, que solo ven la televisión, que no acceden a otros medios para informarse o para tener otro contexto de la actualidad, como pueden ser las redes sociales, los medios digitales o Youtube, crean a pies juntillas que a Sánchez y a su mujer se los persigue por guapos y porque están frenando al fascismo y a la ultraderecha.

Me quedo con las ganas de conocer la personalidad de Sánchez el imputado, aunque, al paso que van las cosas, puede que en Internet lo veamos en breve

No se dan cuenta de que esto tiene los días contados. Cuando se han popularizado las redes y la gente ha podido empezar a expresarse por sí misma, la opinión pública más y más se aleja de la izquierda. El monopolio que tenían montado los periodistas de la casta izquierdista, haciendo pasar su basura por opinión pública y totalmente alejados de la realidad del pueblo, diciéndonos cómo tenemos que pensar y cancelando a quien no opinaba como nos decían que teníamos que hacerlo, se desmanteló cuando la gente se empezó a dar cuenta de que en la calle casi nadie opinaba como ellos. Sus discursos de superioridad moral y sus noticias manipuladas tergiversando los hechos se quedaron solamente para tu madre o tu abuelo.

La culpa es del fascismo

Para lo único que sirve todo esto es para dividir familias, como tristemente ha pasado en Venezuela: hijos que han tenido que marcharse de su país asediados por el hambre y la falta de oportunidades para estudiar y trabajar, ven incrédulos cómo sus padres, tíos o abuelos, de cierta edad, defienden a un dictador y a un régimen que les ha llevado a la ruina y alejado a sus seres queridos. Les envían dinero todos los meses para que puedan sobrevivir y, a pesar de los llantos de “es que aquí no se puede comprar nada”, aún así defienden a quien culpa de todos los males de su país al fascismo, la ultraderecha y el imperialismo yanqui, mientras su pueblo pasa hambre y el amadísimo líder lleva colgado de su muñeca un reloj de 45.000 dólares.

Me quedo con las ganas de conocer la personalidad de Sánchez el imputado, aunque, al paso que van las cosas, puede que en Internet lo veamos en breve y en televisión nos emitan un nuevo episodio de San Pedro mártir. Mejor ver eso que a un Sánchez gobernándonos en chándal.

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