Opinión

Navarra y la teoría del quesito

El oportunismo del UPN de Esparza ha empujado a Navarra a brazos del socialismo, fase previa al imperio del nacionalismo

  • La presidenta de Navarra, María Chivite -

«La política navarra no se entiende sin la teoría del quesito», me dice un buen amigo. ¿Y esto qué es? No me refiero al maravilloso queso Idiazabal. Esto es una pájara que les dio a los de Unión del Pueblo Navarro (UPN de toda la vida) cuando Miguel Sanz, presidente del Gobierno de Navarra y de la formación, enunció una fórmula. A día de hoy la están estudiando en Harvard: «+UPN+PSN=+Navarra» porque «lo que vale para UPN vale para el PSN», dijo. Aclaro: el PSN son los socialistas de allí.

No hay que olvidar que UPN estuvo años y años asociado con el PP y juntos fueron la referencia del centro-derecha en la región. Hasta que un buen día los oportunistas navarros traicionaron a los de Génova y tuvieron la buenísima idea de pactar con Pepiño Blanco. La entente se rompió y cada partido fue su rollo. Sin embargo, volvieron a retomar la relación, incorporando a Ciudadanos, con aquello de Navarra Suma y el invento no ha funcionado.

El presidente de este partido se vino a Madrid a comer con el ministro multiusos Félix Bolaños y Santos Cerdán del aparato. Allí acordaron que UPN votaría a favor de la reforma laboral de Yolanda Díaz. Resultado: tarjeta roja y expulsión de los diputados Sergio Sayas y Carlos García Adanero por su coherencia y votar de acuerdo con sus ideas y no del oportunismo.

Esparza sigue pensando en pactar con PSOE, y UPN mantiene una actitud hipócrita cuando les preguntan por la competencia de tráfico que afecta a los 186 guardias civiles

Javier Esparza, que es de Aioz y mucho más ladino que su antecesor, cree y defiende la teoría del quesito hoy más que nunca porque de ella depende su supervivencia política. No deja de mostrarse dispuesto a pactar con los socialistas, que ya han cruzado todas las líneas rojas cuando han pactado con EH Bildu. ¡Imaginen a los navarros cantando el "pobre de mí» y el «Riau Riau» en vasco! Inconcebible.

UPN ha dado por perdida la batalla ante el nacionalismo en tanto que estos han logrado que el ministro del Interior, Grande Marlaska, retire las competencias a la Guardia Civil en Navarra y que la Benemérita desaparezca de la región; Esparza sigue pensando en pactar con PSOE y UPN no tiene claro cuál es su posición cuando les preguntan por la competencia de tráfico que afecta a los 186 guardias que, o se pasan a los forales a vender chistorra o se van a otra provincia con toda la familia el 31 de marzo. ¡Gracias, Grande-Marlaska!

El Gobierno foral lo dirige la socialista María Chivite. Es alguien que carece de escrúpulos para pactar los presupuestos con Bildu durante toda la legislatura. Los herederos políticos de ETA son los que mejor han rentabilizado la presidencia de Pedro Sánchez. Y eso que ni le votaron como presidente. Se abstuvieron.

Si se pasea por Pamplona se encuentra el nombre de las calles en castellano y en vasco. E igual sucede con las señales de tráfico y los mensajes bilingües que anuncian las paradas en el autobús. Lo normal del PSOE y de los regionalistas agallinados. Lo mismo que hace el socialista Javier Lamban cuando impulsa la coofialidad del catalán en ¡Aragón!

Este absurdo en Navarra llega a una cadena de supermercados en la que te calzan la ikurriña en el mostrador de charcutería. «Póngame cuarto y mitad de España»

Es una inmersión cultural que no llega al nivel de Cataluña. La ventaja, me cuenta una amiga, es que «nadie que estudie en vasco en Bilbao termina siendo bilingüe». Este absurdo en Navarra llega a una cadena de supermercados en la que te calzan la ikurriña en el mostrador de charcutería. «Póngame cuarto y mitad de España», está uno por pedir. En la sección de carnicería y pescadería hay una pantalla donde salen dos señores, que podrían llamarse Paxti y Aitor, que parece que han cazado a la ternera y al atún con sus propias manos y al fondo la bandera… de Euskadi, claro.

Ante esta dejadez de UPN que espera el cariño del PSN, el PP propone a Javier García Jiménez para Gobernar la región. Una de sus cualidades es su normalidad, que va más allá de su nombre: sigue viviendo en su pueblo de toda la vida donde están su cuadrilla de toda la vida. Y además lleva a sus hijos al colegio todas las mañanas. Tonto no es porque ha acogido a los díscolos de Sayas y García Adanero, que del PSOE no quieren saber, y que tiene mucho tirón entre la gente bien de UPN. Adanero acaba de ser designado como candidato a la alcaldía de Pamplona.

Lo que ocurre en Navarra es como los espárragos. No es lo mismo la etiqueta «Envasados en Navarra», que pueden venir de Sudáfrica, de China o de Perú, que «Producidos en Navarra». El primer modelo es lo que propone UPN, oportunista y con la teoría del quesito y que se resume en pactar con los socialistas (y al final, con los nacionalistas, incluidos los vascos). La segunda etiqueta trae la denominación de origen de centro-derecha. Esto es lo del PP: que Navarra sea Navarra y también España. Es un producto que cuesta más y en calidad no se puede comparar. Porque los que viven en la Ribera, de Lodosa, de San Adrián, de Carcar… son navarros y no otra cosa.

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