Opinión

Papel mojado

Por mucho que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz hayan comparecido en el Museo Reina Sofía -ella elegantemente vestida de rojo- a vendernos que lo firmado por ambos es

Por mucho que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz hayan comparecido en el Museo Reina Sofía -ella elegantemente vestida de rojo- a vendernos que lo firmado por ambos es Una nueva coalición de gobierno progresista para España, cualquiera que sepa contar y mire al Congreso de los Diputados surgido de las urnas el pasado 23 de julio no verá por ninguna parte la mayoría de izquierdas capaz de desarrollar sin problemas esas medidas durante los próximos cuatro años.

Existe, sí, una mayoría variopinta en lo ideológico favorable a investir a Sánchez cuyo único pegamento consiste en bloquear un gobierno del ganador de los comicios, el PP, con Vox. Una mayoría deseosa de alejar tal posibilidad por la vía de apoyar al candidato del segundo partido, el PSOE… y luego vamos hablando, Pedro; esto es, básicamente, lo que han comunicado al presidente y a la vicepresidenta en funciones los socios menos entusiastas de la operación investidura cuando les han propuesto un “pacto de legislatura cerrado”.

Así que conviene que los firmantes no se engañen, ni lo intenten con el resto de los españoles: Esos que no son ni ERC ni Bildu pero se declaran igualmente abiertos a la reelección del líder socialista antes del 27 de noviembre -sí no, el Rey disolverá las Cortes e iremos de nuevo a elecciones- para impedir un Ejecutivo de Alberto Núñez Feijóo vicepresidido por Santiago Abascal, no parecen a priori tan dispuestos a dar un aval para que Sánchez & Díaz desarrollen las medidas del detallado programa de gobierno expuesto.

El papel lo aguanta todo, pensarán ustedes; sí, pero este de hoy es y será papel mojado hasta que el liberal huido a Waterloo -las más de las veces ultraliberal- Carles Puigdemont suba o baje su pulgar en la investidura, cual emperador romano. Y, antes que nada, hasta que dé el visto bueno una por una a cada una de las medidas contenidas en los 48 folios de acuerdo PSOE/Sumar… que solo hay que recordar lo que les hizo sudar la camiseta a Sánchez y a su ministro de Exteriores, José Manuel Albares, con el uso del catalán en las instituciones europeas, y todo para que Francina Armengol acabase presidiendo el Congreso.

Qué quieren que les diga: no veo al líder espiritual de Junts per Catalunya, Puigdemont, como no veo tampoco a ese PNV ‘uña y carne’ de la patronal vasca Confebask, dando el visto bueno, por ejemplo, a la reducción por ley de la jornada laboral a 37,5 horas semanales -ahora son 40- sin rebajar sueldos proporcionalmente

Qué quieren que les diga: no veo yo al líder espiritual de Junts per Catalunya, como no veo tampoco a ese PNV uña y carne de la patronal vasca Confebask en tantas iniciativas parlamentarias, dando el visto bueno, por ejemplo, a la reducción por ley en todos los sectores empresariales de la jornada laboral a 37,5 horas semanales -ahora son 40- sin rebajar sueldos proporcionalmente.

No hay más que ver el durísimo comunicado emitido esta misma mañana por la CEOE -habla de “atropello”-, se supone que respaldado íntegramente por esa patronal catalana Foment del Treball presidida por el ex diputado de CiU Josep Sánchez Llibre, quien tiene hilo directo con Puigdemont, y por la vasca Confebask, tan bien relacionada con el PNV.

A todos ellos les ha oído decir este cronista que España, como señala un informe presentado esta semana por el economista y ex diputado de Ciudadanos Toni Roldán, tendrá que adaptarse a esa reducción por sectores, no de forma general, porque padecemos un grave, gravísimo problema de productividad que hace que nuestra economía lleve estancada veinte años y que estemos contemplando a países menores de la UE tales que Estonia, Chipre o Eslovaquia superarnos en el ranking de renta per cápita europea.

Y quien dice del rechazo patronal a esa reducción de la jornada laboral por decreto, sin someterla a la mesa del diálogo social, dice también del rechazo de Antonio Garamendi y sus asociados a un encarecimiento del despido justo en el momento en que la economía española, como la del resto de países del continente, da claras señales de estancamiento.

No, ninguna de las medidas que se han presentaron a bombo y platillo en el Museo Reina Sofía saldrá adelante sin el voto de dos formaciones nítidamente liberales en lo que a la economía de mercado respecta, Junts per Catalunya y el PNV; y conviene no olvidar que el Sánchez de hoy ya no tiene la fortaleza parlamentaria de hace tan solo tres meses.

No, ninguna de las medidas que se han presentaron a bombo y platillo en el Museo Reina Sofía -después de crear expectación todo el lunes- saldrá adelante sin el voto de dos formaciones nítidamente liberales en lo que a la economía de mercado respecta, Junts per Catalunya y el PNV; y conviene no olvidar que el Pedro Sánchez de hoy tiene la fortaleza parlamentaria de hace tan solo tres meses.

Con apenas un diputado menos que ahora (122), el líder socialista dispuso los cuatro años anteriores de una geometría variable parlamentaria mucho mayor, resultante de la crecida del PP en 47 diputados el pasado 23 de julio. Dicho de otro modo: el PSOE sacó adelante la ley estrella económica de su anterior mandato, la reforma laboral, en enero de 2022, con el voto en contra de Bildu y ERC, y aquel erróneo del diputado del PP Alberto Casero, que ha dado lugar a tantas bromas y memes.

Son comprensibles las prisas del PSOE y de Sumar para llenar políticamente este impasse hasta que Carles Puigdemont decida finalmente si apoya la investidura de Sánchez, antes del 27 de noviembre, pero hasta entonces sería deseable que no se hicieran trampas al solitario a la vista de todos.

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