Opinión

Pedro, sal con las manos en alto

La oportunidad está a la vuelta de la esquina, Sánchez ha abierto demasiados frentes y él mismo ha formado su tormenta perfecta

  • Pedro Sánchez saliendo de un coche

El problema es que la manzana está podrida y va pudriendo muy rápidamente al resto de sus frutos socialistas, algunos plantados por el mismísimo líder y ya caídos del árbol, mientras muchos otros apenas mantienen un equilibrio inestable. Hay que reconocer que desde que lo descubrieron metiendo votos en una urna y lo expulsaron del PSOE, el partido ha cambiado mucho, y que muchos de los cambios los introdujo él.

Este Gobierno está basado en un relato compuesto de una buena cantidad de guiones. Sobre cada problema, sobre cada tema, para cada caso hay un guion. Entonces claro, llega el momento en que son demasiados guiones y empiezan a chocarse locamente como los coches del parque de atracciones. La cantidad de guionistas es más que suficiente, hasta probablemente sean demasiados y este factor no esté ayudando a hacer coherente este batiburrillo de mentiras, bulos y contradicciones que intentan colarnos cada día.

Sin embargo, no han podido evitar lo que anuncié con un optimismo que conservo aún. Que España fuera el límite del desembarco bolivariano en Europa. Zapatero, Sánchez y sus socios ocultos (y no tanto) tienen ya sus barbas en remojo. Han tenido que alterar en mucho el manual del Foro de San Pablo y eso tiene su precio. Además, los ojos de la Unión Europea se andan operando de las cataratas de errores que han tolerado frente a sus ojos.

Los gobiernos europeos progresistas están quedando como los más tontos del mundo y pierden adherencia social muy rápidamente

Perpetrados todos por el Gobierno español a cambio de un apoyo ciego a las políticas europeístas, transformando al voto español en un voto más cantado que “La Bien Pagá”.

Cuando Pedro llegó a la Moncloa, Europa iba ya por mal camino y necesitaba imponer la agenda 2030. Momento oportuno para un oportunista que acompañó a la manada votándoles todo con tanto entusiasmo como servilismo. El mismo que mostró con Marruecos o con Maduro. El problema es que esa agenda globalista, que contó en principio con el factor sorpresa y una pandemia a favor, hoy ya tiene enfrente unas estructuras creadas para frenar tamaño desatino.

El diseño del futuro de la humanidad que intentan es grotesco culturalmente hablando y el individuo cada vez tiene menos campo de acción. Los gobiernos europeos progresistas están quedando como los más tontos del mundo y pierden adherencia social muy rápidamente. Temas como la inmigración son abrasivos para Ursula von der Leyen y para quien mueva los hilos (que ya se notan mucho) controlando sus movimientos. Sus movimientos únicamente, ya que sus pensamientos no son necesarios.

Lo que pasó fue que Sánchez se tragó los vientos del europeísmo con la misma avidez con que se tragó los fondos europeos y resulta que en plena digestión de esos fondos la cosa cambia a toda velocidad, y Europa, la tía rica que lo adoraba y además estaba soltera, ahora se casa hoy con uno derechoso y mañana con una de derecha. Un desastre para Pedro el guapo, el abanderado que se queda sin bandera, sin tarea, sin comida gratis.

Mejores patriotismos que aceites de oliva

Sin embargo, el problema más grande de Pedro es que hoy en día, de este lado de los Pirineos, la cosa también se le complica, está dando la madre de todas las batallas, la que el socialismo del siglo XXI deja siempre para el final, la cereza del postre, engullirse a la Justicia, saboreándola con los ojos cerrados. Parece que podría atragantarse con un fiscal general un poco charlatán, pero eso no es nada. A lo sumo empiezan a pagar el precio de haber sido muchas veces el empleado del mes de Pedro.

Si no le sale bien esa última jugada, le espera el escarnio público y tal vez alguna sentencia desfavorable. Eso es muy malo. Sin embargo, soy optimista, en España se impone un cambio y sucederá, el problema es que no hay nada brillante que nos deslumbre. Tampoco.

Aquí conviven muchas ideas distintas sobre la forma de gobierno, sobre la tierra, sobre el clima, el idioma y un milenario ADN social, que a veces no nos permite ocupar nuestro lugar de ciudadanos como engranajes del desarrollo de una misma nación. A varias ideas españolas les sobra edad y les falta humildad. Hoy, España es un muestrario de patriotismos posibles. Un muestrario luminoso que muestra a los más grandes y a los más pequeños.Tiene mejores patriotismos que aceites de oliva, lo que ya es muchísimo decir.

Pero admitamos que cualquier función de servicio al ciudadano de una misma nación se tenga de dividir por casi veinte diferentes formas de abordarlos y otras veinte de financiarlo, es una locura. Es como una asamblea de copropietarios permanente, con discusiones grandes mezcladas con pequeñas y con más recelo que celo por el bien de todos.

España habrá de echar a Sánchez, eso es táctico. Pero está obligada a repensarse a fondo, y eso es estratégico.

España, esta vez, tiene que ser más lista que en el pasado, aprovechar la oportunidad de crecer en forma genuina y de fijar posición en Europa sin necesidad de seguir al rebaño.

Por suerte, la oportunidad está a la vuelta de la esquina, Pedro ha abierto demasiados frentes y él mismo ha formado su tormenta perfecta. Si la oposición hace su trabajo como la sociedad le pide a gritos, tal vez estemos ante un cambio de ciclo. Ojalá.

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