Opinión

Si Ramón Rubial levantara la cabeza

Para llegar sin novedad a la presidencia española de la UE y a las generales de 2023, Sánchez ha emprendido una huida hacia delante que puede dejar al Estado en alarmante posición de debilidad y el suelo lleno de cadáveres

  • Ramón Rubial en los jardines del Palacio de Ajuria Enea el 17 de febrero de 1998, tras recibir la Cruz del Árbol de Gernika, con compañeros del Partido Socialista, entre ellos Patxi López, Nicolás Redondo Terreros, Juanjo Laborda, Txiki Benegas, Ramó

Hace unos cuantos años, Ramón Rubial (Erandio 1906-Bilbao 1999), obrero metalúrgico, presidente del Partido Socialista desde 1976 hasta su fallecimiento, con esa vocación pedagógica de la que siempre hizo gala, aclaraba ciertas dudas a un buen amigo de ímpetu desbocado: “Si colocas primero el Estado, después el Gobierno, detrás el partido y por último te colocas tú, en ese orden, todo irá bien”. Es esta una versión individualizada de su cita más famosa: “Primero es el país, después el partido y por último la persona”.

Pedagogía y arraigado patriotismo de un hombre de izquierdas al que en estos tiempos le costaría horrores entender la realidad circundante y cuyas ideas, con toda probabilidad, no serían bien recibidas por el patriarcado de un PSOE cuyos principios están muy lejos de los que defendía el añorado socialista vasco. Y es que las últimas decisiones de Pedro Sánchez han acabado por darle definitivamente la vuelta a aquella secuencia. Hoy, el nuevo orden de los factores establecido por Pedro Sánchez, 1º Yo, 2º el partido, 3º el Gobierno y 4º y en la cola, el Estado, puede alterar peligrosamente el producto. De hecho, lo viene alterando desde hace tiempo.

El nuevo orden de los factores establecido por Sánchez, 1º Yo, 2º el partido, 3º el Gobierno y 4º, y en la cola, el Estado, le da la vuelta al defendido siempre por el añorado socialista vasco

Ya fue elevado el precio que el Gobierno pagó el año pasado para sacar adelante los presupuestos y mantenerse en el poder: el 23 de junio de 2021 el Boletín Oficial del Estado publicaba nueve decretos por los que se concedían otros tantos indultos a los condenados por el procés. Tras aprobar el Congreso el 28 de diciembre de ese mismo año las cuentas del Estado, el presidente ordenó que la reforma del delito de sedición, cuyo borrador ya tenía redactado el equipo de Carmen Calvo, se guardara bajo llave a la espera de mejor ocasión, de un nuevo cambio de cromos. Esquerra tomó nota y, en efecto, esperó a mejor ocasión: los presupuestos de 2023. Junqueras y Aragonés creen que esta esta va a ser, probablemente, su última oportunidad. Que una vez convalidados los presupuestos del 23 por el Parlamento habrá poco que hacer. Por eso han acelerado. Por eso han arrancado al Gobierno una amnistía encubierta antes de someter a votación la ley presupuestaria. Pero no parecen conformarse con eso: ahora pretenden una modificación del delito de malversación a la medida, para reducir aún más las penas y esquivar la responsabilidad patrimonial de los condenados, y de algunos procesados aún no juzgados. En cierto modo, ERC da por amortizado a Sánchez. Es ahora o nunca.

El mensaje que se está transmitiendo a los independentistas con las onerosas cesiones de los últimos días, justo cuando estos ya daban por bueno el fracaso, es que algún día merecerá la pena repetir la intentona

Esta última exigencia, la de “actualizar” también el delito de malversación, parece haber pillado al Gobierno a contrapié; un gol por la escuadra, otro ultimátum que nadie esperaba. Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, lo reconocía públicamente: ERC no les había avisado, pero solícito, receptivo a pesar de la extremosidad del chantaje, declaraba: “En la tramitación del de sedición se puede plantear modificar el delito de la malversación”. Buen chico. “La política de construir convivencia es buena para todos”, remachó Bolaños. Desinflamar. Gran hallazgo. Cataluña, dice el Gobierno, ha dejado de ser para los españoles uno de los principales problemas del país; según el CIS. Gracias al buen rollo, pero también a expensas de un Parlamento y un Tribunal Supremo desautorizados; de un Consejo del Poder Judicial y un Consejo de Estado despreciados; de debilitar un grado más el Estado de Derecho. No es cierto: en esta compleja coyuntura económica puede que Cataluña haya pasado a un segundo plano como problema, pero lo sigue siendo, y hay muchas posibilidades de que en un futuro lo vuelva a ser en mayor grado, porque el mensaje que se ha transmitido a los independentistas con este último trueque, cuando estos ya daban por bueno el retroceso, siquiera transitorio, es que algún día merecerá la pena repetir la intentona.

¿Quién está en condiciones de asegurar, conocida la doctrina Otegui -presos por presupuestos-, que nunca se pagará el precio de revisar las penas por delitos de terrorismo para ‘favorecer’ la convivencia en Euskadi?

Este, el de la voluntariosa entrega de onerosas cesiones -que desencuadernan la democracia representativa- para mejorar la convivencia, es un argumento falso y doblemente peligroso. Por lo dicho con anterioridad (“Ho tornarem a fer”); porque el único antiinflamatorio eficaz ha sido el aplicado desde la obligada defensa de la legalidad por los tribunales de Justicia; y por el riesgo de emulación que puede generarse en otros territorios, quizá tentados en un futuro no muy lejano de exigir también parecido modus operandi. Asumido el precedente, ¿quién puede hoy descartar que una vez finalizado el proceso de retorno de los presos de ETA a las cárceles cercanas, el nacionalismo vasco no exija igualdad de trato si algún día se diera un proceso de radicalización similar al catalán y salieran las cuentas parlamentarias? ¿Quién está en condiciones de asegurar, conocida la doctrina Otegi -presos por presupuestos-, que nunca se pagará el precio de revisar las penas por delitos de terrorismo para “favorecer” la convivencia en Euskadi? ERC, 13 diputados. Bildu, 5 diputados. ¿Y si hubiera sido al revés?

Para llegar sin novedad a la presidencia española de la UE y a las generales de noviembre de 2023, Sánchez ha emprendido una huida hacia delante que puede dejar al Estado en alarmante posición de debilidad frente a sus enemigos y el suelo lleno de cadáveres, empezando por el de un PSOE sometido a una transmutación lacerante. Ay, si Ramón Rubial levantara la cabeza.

La postdata / ‘Dadle valor a esta Constitución’

Discurso de Eider Gardiazábal Rubial, nieta de Ramón Rubial y presidenta de la fundación que lleva el nombre de su abuelo en el acto conmemorativo del nacimiento del dirigente socialista vasco celebrado el 27 de octubre de 2017:

“La política no es una vía fácil en estos momentos, pero es que nunca lo fue. No hace falta que recuerde los esfuerzos políticos que se realizaron durante la Transición para convencer a las víctimas del franquismo de que no era el momento de venganzas por mucho daño que hubiesen recibido. Y tampoco tuvo que ser fácil convencer a los poderosos falangistas para poner fin a sus privilegios nacionales. Gracias a la política, víctimas y verdugos de una horrible dictadura acordaron un proceso democrático que dio luz después de tantísima oscuridad.

Como mi abuelo, muchas han sido las personas que siempre han apostado por la política como el mejor camino para luchar por lo que se quiere, sabiendo que el entendimiento y el acuerdo son la garantía del progreso y su sostenibilidad (…). Si echamos la vista atrás y hacemos un repaso rápido, creo que nadie puede negar que hemos vivido los mejores 40 años de nuestra historia, a pesar de las dificultades, como dijo Ramón. También dijo una cosa muy cierta y muy de actualidad: ‘Dadle valor a esta Constitución y a este Estatuto de Gernika, porque tendemos en este país, desgraciadamente, a lamentar lo que hemos perdido cuando ya no tiene remedio’”.

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