La reina de las interrupciones, la pésima educación, la que no escucha a otro contertulio por principio, la de la prepotencia de quien se sabe respaldada por el poder, la súper remunerada Pilar Rahola, Buda intocable hace décadas en Cataluña, insolente con los de abajo, aduladora con los de arriba, y sin otro mérito que ser hija del laboratorio de genialidades creado por Convergencia para intentar suplir lo que no tenía, anda mohína. En medio de las conversaciones que se están conociendo entre diferentes elementos del llamado Estat Major del Proceso existe una mantenida entre la 'Dama la laca' y el todopoderoso David Madí en la que, presuntamente, la de Badalona se queja de que le han recortado sus apariciones televisivas y que Sanchís, a la sazón director de TV3, debe pagarlo caro. Porque sin ella, que ya se lo ha dicho a Puigdemont, esto del procés se tambalearía. Y tiene razón.
Rahola es un producto artificial que, como les decía, ha sido un referente para la masa antaño convergente y hoy separatista. Si ustedes rascan, debajo no hay más que un ego monstruoso, un avidez monetaria descomunal y un complejo de superioridad brutal. Igualito que los otros seres de luz que comparten con Rahola el dudoso honor de formar parte del star system lazi: habilidad para retorcer palabras, no dejar hablar al adversario, mendacidad para detener siete petroleros y la chulería propia del matoncillo de discoteca amigo del segurata. Ahora bien, sin esta tropa mediática, sin TV3, sin Cataluña Radio, sin La Vanguardia, esto habría sido otra cosa. Son desde estas plataformas, generosamente regadas con los impuestos de todos, desde las que los hierofantes amarillos han predicado día tras otro la maldad de España y las virtudes de la independencia. Y Rahola, una vendedora con gracia, ha sabido conectar con la masa amorfa que siempre ha pensado que los españoles solo estamos para joderlos y para, como mucho, barrer sus casas, repararles sus vehículos, arreglarles las cañerías o, si tienen cargo en Madrid, concederles permisos imposibles de import-export.
Como Pedro Sánchez carece del menor escrúpulo, después de eliminar la lengua común de todos los españoles en la enseñanza catalana podría ponerse de su parte para siempre al separatismo. Debería nombrar a Pilar presentadora de todos los telediarios. Rahola non stop, y que ella misma hiciera las crónicas, comentase los deportes –no en vano es amiga de Laporta-, la sección de cultura, incluso dar el parte meteorológico como en TV3 hablando de País Valencià, Estat espanyol, Catalunya Nord y cosicas así. También podría ser responsable de las tertulias. Moderadora, tertuliana y argumentadora. ¿Para qué buscar más, si con ella ahorraríamos las variaciones sobre un mismo tema?
Ni qué decir tiene que debería también presentar Master Chef, porque si alguien sabe cómo se cocinan las cosas es ella, aunque aquí la podría ayudar Sor Lucía Caram, que tiene algún opúsculo dedicado al asunto. De hecho, yo encargaría a Rahola que lo hiciera todo en una RTVE de la que, forzosamente, debería eliminarse la E de España, aunque eso ya importe poco, visto lo visto. Naturalmente, tamaña responsabilidad debería ir acompañada por una suculenta cifra que la convenciera para trabajar en una tele estatal, venciendo su natural repugnancia a mezclarse con personas que estamos muy lejos de sus sublimes amistades.
No sé, Su Sanchidad, piénselo, a lo mejor tiene usted ahí una solución a los apoyos del banco amarillo. Total, en el Circuito Catalán de TVE están haciendo una TV3 de todo a un euro, es un decir, trayendo a los mismos de siempre para hablar de las mismas cosas de siempre. Hágame caso, ponga a Rahola en un “Aló, Pilar” las veinticuatro horas del día. Se entiende que ella le cedería a usted gentilmente el micro cuando Su Persona decidiese marcarse uno de esos speech de dos horitas a los que nos tiene acostumbrados. Pero, una cosa, ate bien eso en el contrato, ¿eh? Que Pilar es muy suya y a la que ve que le quitan micro, organiza la de Dios es Cristo, llama a Madí, a Puigdemont y a María Santísima. Menuda es.