Opinión

Prometer hasta meter

El pobre Feijóo intenta parecer el único adulto en la campaña, pero sus propuestas suenan aburridas: ayuda de 1000€ al alquiler, avales para hipotecas, Pacto de Estado por la vivienda… Zzzzzzzzz

  • Alberto Núñez Feijóo, junto a Almeida, Ayuso y Rueda -

Empieza la campaña electoral, y los políticos nos hablan como si fuéramos idiotas mientras compiten por ver quién promete más cosas. De momento, gana Su Persona (María López Brea le llama Jisperson).  Habíamos olvidado las 50.000 viviendas de la Sareb y ahí estaban esos pisazos, en las mejores calles de las zonas más tensionadas de las principales ciudades, listos para entrar a vivir. Y nosotros, como unos idiotas, compartiendo casa a los 35. ¡Menos mal que está Sánchez para recordárnoslo! Las va a dedicar todas al alquiler social; y no sólo eso: el miércoles, cuando todos los partidos le preguntaban sobre Marruecos, anunció sin venir a cuento 43.000 viviendas más —a lo mejor quería que Mohamed VI sepa que a sus compatriotas no les faltará un techo—. El pobre Feijóo intenta parecer el único adulto en la campaña, pero sus propuestas suenan aburridas: ayuda de 1000€ al alquiler, avales para hipotecas, Pacto de Estado por la vivienda… Zzzzzzzzz ¡Que el otro va ya por 100.000 casas! Cierto que son  las mismas que prometió en vano Ábalos cuando era ministro, pero eso a la gente no le importa.

En Madrid, Almeida y Ayuso medio bailan en un vídeo en Las Ventas; MAR (Miguel Ángel Rodríguez) debe de tener lío y  ha trabajado poco esta campaña. La anterior,  con una sola palabra, “Libertad”, era una genialidad: estábamos hartos de las restricciones covid; Ayuso entendía lo que queríamos y nosotros entendíamos su mensaje. Pero, ¿qué es esto de “Ganas”? No sé si darlo todo por ganado de antemano es buena estrategia. Al otro lado del ring, el PSOE sale a perder y ha elegido políticos de perfil bajo. No sé qué hace su candidato a la Comunidad, la verdad, aparece muy poco en mi Twitter. Lo último que vi de él era un cartel que rezaba “No es Lobezno es Lobato”, y a raíz de aquello perdí todo interés. Lo mismo podría decir de su compañera de ticket electoral, Reyes Maroto, que incluso propone la misma “ciudad de los 15 minutos” que Rita Maestre.

Se congratula del fichaje de Carla Antonelli,  une señore que siempre ha vivido de nuestros impuestos y que, aun así, grita,  amenaza y habla de venganza como si nos mantuviera ella a nosotros

Con su eslogan, Más Madrid les da el meme hecho a sus detractores: “Lo va a hacer Rita” —la Cantaora—, y Mónica García  (alias MEMA, médica y madre)  no pasa una semana sin dispararse en el pie; en ésta se ha descubierto que en marzo ha vuelto a cobrar el bono térmico. Mientras, su partido se congratula del fichaje de Carla Antonelli,  une señore que siempre ha vivido de nuestros impuestos y que, aun así, grita,  amenaza y habla de venganza como si nos mantuviera ella a nosotros. Más Madrid también promete construir vivienda social para jóvenes, y Rita promete que va a comprar 10.000 locales vacíos para alquilarlos a bajo precio  y revitalizar el comercio de barrio. Lo que no ha dicho es si pagará lo que le pidan sus legítimos dueños o si va a expropiarlos por una miseria.

Por su parte, Vox también anda llamando la atención. He visto a Ortega Smith amenazando  a gritos desde la calle a un okupa que estaba varios pisos por encima de él y, también, perseguir manteros para preguntarles cuánto pagan al Ayuntamiento por extender la manta. Me parecía una estrategia muy chusca,  hasta que he visto a Espinosa de los Monteros en una rueda de prensa contestando a un periodista sobre el tema. Aunque odies a la ultraemegaextremaderecha, sería difícil no estar de acuerdo con él en que las leyes son para todos. Con Rocío Monasterio me pasa lo que con los candidatos del PSOE: no sale en mi Twitter y, como no vivo en Madrid capital,  tampoco he sentido mayor curiosidad. Además, sus aires de superioridad me resultan antipáticos.

Pero no quiero marcharme sin hablarles de Rufián, ese pícaro español epítome de buena  parte de nuestra clase política. Vino a la capital para estar sólo 18 meses , pero las cosas de la republiqueta se complicaron y lleva aquí unos 8 años. Y ahora que se había acostumbrado a Madrid —donde nadie le considera extranjero— y al lujo, el partido ha tenido la malasombra de nombrarle candidato a la alcaldía de Santa Coloma de Gramanet.  El otro día celebró allí un mitin, sin esteladas y con una estética skinhead a la que sólo le faltaron unas botas negras y haberse rapado la cabeza. Y así, paramilitar pero desganado —ni siquiera sacó la mano del bolsillo—, dio en español un discurso que parecía escrito por Abascal: seguridad, cámaras, policías, orden…  Ja no volem acollir? El hombre no parecía muy animado, y no es para menos: de frecuentar el Ramsés o similares, a que las amigas de su madre le paren por la calle para quejarse de que un moro les ha robado el monedero. Según parece, tiene pocas oportunidades de ganar —Santaco es feudo socialista— y no ha renunciado al acta de diputado. ¿Se quedará en Santa Coloma de concejal para servir al pueblo o se sacrificará para servirlo mejor desde su escaño madrileño? Se admiten apuestas.

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