Opinión

Rita en el Madrid de las Maravillas

Se casó en Las Vegas, acaba de ser madre, come rosquillas del Santo, aspira a ser alcaldesa para hacer de Madrid una ciudad supercuqui

  • La portavoz del Grupo Más Madrid, Rita Maestre

Rita Maestre, portavoz de Más Madrid y candidata a la Alcaldía de la ciudad, es una caja de sorpresas por dos razones. Una, las encuestas sitúan a su partido como la segunda fuerza más votada para la ciudad el 28-M. Y, dos, esta semana ha protagonizado una entrevista como si fuera una recocida socialite.

Le sale el casticismo chulapo cuando le hablan de las fiestas en otros lugares de España: «Perdona, es que no han ido a la Pradera… Un fiestón de toda la vida». En dos días la veremos disfrazada de chulapa, besuqueando bebés, degustando entresijos y, de postre, alguna rosquilla del Santo, como manda el patrón Isidro. ¿Toros? No, gracias.

«Es mi proyecto», dice Rita Maestre sobre el programa electoral. Pretende que los madrileños tengan a mano los servicios públicos, cuando Madrid es una ciudad en la que uno se encuentra a dos pasos de su casa un mercado, un centro de salud y una parada de metro, además de una biblioteca, una farmacia, un estanco, una administración de lotería y un buzón de Correos. Rozando el surrealismo, la musca de Más Madrid desvela que le pidió matrimonio al que es su marido durante un viaje con unos amigos a Las Vegas. Nada que envidiar a Alaska y Mario Vaquerizo. Valiente porque reconoce que llevaban juntos «menos de un año… vamos, que no vivíamos juntos». L'amour!

Y más cositas «Yo a la batalla naval de Vallecas (una naumaquia de barrio) he ido toda la vida, aunque no he vivido en Vallecas». O sea, si es usted de izquierda en Madrid, tiene que mencionar Vallecas por superstición o por imperativo electoral. Al igual que Colau, magno ejemplo de líder municipal catastrófico, propone un monorail para despejar la calzada de automóviles infestos, o, en su defecto, un tranvía como el de Vitoria. Lo ha llamado «autobuses de alta velocidad». En su línea de lo supercuqui, o sea.

Su objetivo es «bajar dos o tres grados la temperatura» de la ciudad, con medidas como instalar toldos en los colegios, abrir antes las piscinas, poner más sombras en el centro y garantizar que las fuentes funcionen. Sí, esas en las que todos los perros pegan el hocico y luego van los niños a beber y a llenar globos. Tantas grandes y originales ideas juntas, sin duda van a calentar la campaña.

Si Maestre abandonara la política bien podría ejercer de influencer, idear titulares para estrellas incipientes o impartir cursos a padres primerizos o a parejas en fase de deconstrucción

Desde hace poco es madre. Se puede dudar, en caso de despiste, si durante la entrevista habla de las plantas o de su hija. Ejemplo: "Tienes una cosa que es tuya sobre la que tienes control, que la ves crecer, que la ves cuando va mal y cuando va bien, la puedes cuidar". Si Maestre abandonara la política bien podría ejercer de influencer, idear titulares para estrellas incipientes o impartir cursos a padres primerizos o a parejas en fase de deconstrucción. No hay más que escucharla para saber que está muy enamorada de su marido: «Manu es mi mayor asesor. Creo que está orgulloso de mí y eso me hace muy feliz». Como se nota que ya no se descamisa para asaltar capillas.

Repite—y aburre— que la contaminación es un problema. No se ha enterado que desde 2022 «Madrid, por fin, respira» porque las medidas tomadas por los populares de Almeida han hecho que, por primera vez en la historia, se cumpla con los objetivos de la Unión Europea de Calidad del aire. Ya no hay nube ni boina ni más multas de Bruselas como a Barcelona, que siguen incumpliendo.

Afirma que al alcalde y candidato popular, José Luis Martínez Almeida, le regalaría un cactus porque «dice que no sabe cocinar cosas… tiene que ser fácil para que le aguante». El matiz «cocinar cosas» es importante. Elresto de la frase no se entiende pero ella sabrá, o sea, chica. Rita Maestre quiere ser Alicia en el Madrid de las maravillas. Seguro que junto a Yo-yolanda Díaz, con sus cosas chulis, aunque sea en sus sueños, lo puede conseguir.

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