El Divo por fin ha decidido pisar las tablas del coliseo barcelonés. Y lo hace con un recital espectacular.
En la ciudad no se habla de otra cosa. ¡Viene Sánchez a cantar en el Liceo! Ni Carreras, Domingo, Aragall, Bergonzi o el maestro Kraus habían despertado tamaña conmoción. Habría que remontarse a los tiempos de Lauri Volpi, Hipólito Lázaro o Miguel Fleta – como era falangista, lo han borrado de la memoria liceísta – para poder encontrar un ansia viva similar a la que ha producido el anuncio de Pedro Sánchez, el ruiseñor de Moncloa, tenorino di grazia y encarnación moderna de aquellos colosos de la lírica. Ni cuando Juan Diego Flórez, lo más parecido a la perfección que existe hoy en materia de canto, viene a la Ciudad Condal, se produce tanto revuelo.
El repertorio que se nos promete es de campanillas. Aparte de las tremendas cualidades vocales de este hombre, capaz de enhebrar tres horas de discurso televisivo sin un solo gallo o descuadrarse de la partitura escrita por su inseparable compañero el maestro Redondini, la empresa asegura que se ha escogido un ramillete de arias, romanzas y canciones que harán las delicias del respetable, o no, público asistente. Empezará el cantante de Moncloa con la conocidísima Una furtiva lacrima, de la ópera L’Elisir d’amore, que interpretará en honor a los encarcelados por el procés, acabando la misma con el conocido y desgarrador Si puó morir d’amor con una foto de Rahola que descenderá a sus espaldas. Seguirá la sesión con el A te, oh cara, de I Puritani, modificada la letra en este caso por Ateo Cara, para congraciarse con los cupaires, siempre tan deseosos de quemar iglesias.
Ada Colau podría encarnar excepcionalmente el papel de esa tímida costurera, dulce y tísica en una versión empoderada en la que le pasa la tisis a Rodolfo
Tras estas dos muestras de belcantismo, y continuando con el afán del Divo para ganarse a los radicales, cantará en reconocimiento a los CDR la conocida aria de Il Trovatore, Di questa pira, alabando las hogueras, siendo acompañado en esta ocasión por Miquel Iceta que interpretará en segundo término el rol de Azucena, gitana vizcaína – guiño al PNV y Bildu – que es la supuesta madre de Manrico. Seguirá Sánchez con un apasionado dúo , el de La Boheme, él, en el papel de Rodolfo y con una Mimí que debía interpretar Laura Borrás que ha declinado por no encontrarse bien de voz, no sabiendo este periodista a la hora de cierre quien la suplirá. La escena, sita en la Barrera del infierno de un París gélido y helado, es aquella en la que ambos prometen reencontrarse en la estación de las flores. Rumores de última hora indican que Ada Colau podría encarnar excepcionalmente el papel de esa tímida costurera, dulce y tísica en una versión empoderada en la que le pasa la tisis a Rodolfo. Con esto finalizaría la primera parte. Durante el descanso, los próceres asistentes tendrían ocasión de reunirse en el Salón de los Espejos, socializar y hacer planes acerca de cómo van a repartirse la pasta de Europa que Sánchez ha decidido entregar al gobierno de la Generalidad sin control independiente alguno.
Se calcula que el concierto durará mucho, muchísimo, y es posible que incluso sea eterno. Los asistentes deberán tenerlo en cuenta, avisando a sus respectivos hogares de que no los esperen para cenar
La segunda parte es la más comprometida para las cuerdas vocales de nuestro tenor, puesto que piensa deleitarnos con toda la Tetralogía de Wagner, haciendo todos los personajes él solito. Así, le veremos hacer igual de Sigfried que de Wotan, del enano Mime y de Brünhilde, de Erda o de Fafner. Cabe señalar que el rol de las Valquirias será interpretado excepcionalmente por las prestigiosas cantatrices Carmen Calvo, Yolanda Díaz e Isabel Montero. Como colofón, Sánchez y todo su gobierno interpretarán la Internacional, Els Segadors, Las Barricadas y, a petición de Ábalos, El torito bravo de El Fary.
“Jamás se ha intentado nada parecido” han comentado los responsables. Se calcula que el concierto durará mucho, muchísimo, y es posible que incluso sea eterno. Los asistentes deberán tenerlo en cuenta, avisando a sus respectivos hogares de que no los esperen para cenar. Añadamos que se dispondrá de un servicio de asistencia médica para los más impresionables. Si esto no es magnanimidad ni voluntad de diálogo, ya me contarán.
Quien esto suscribe no podrá estar presencialmente por tener a sus espaldas casi cincuenta años de liceísmo y no gustar de ver prostituirse espacios que le son sagrados, pero seguro que los agudos, el fraseo, la musicalidad y la calidad interpretativa están garantizados. Esperaré en asita escuchando la versión de Kraus de Los cuentos de Hoffmann. Siempre serán mejores que los del presidente.