¿Sánchez es corrupto y no nos hemos enterado? Está claro, que mal que pese a muchos que le acechan por ocupar la Moncloa, la respuesta es NO. Que debe asumir responsabilidades por lo sucedido en Andalucía: tampoco. Los culpables ya dejaron el cargo y ahora la Justicia les hace asumir su responsabilidad en lo sucedido. Fin de la crónica.
Que el presidente Sánchez, aún en funciones, debería hacer gala y asumir una forma de hacer política totalmente democrática, con respeto a los ciudadanos y a los intereses comunes: por supuesto. Y esa premisa debería ser la manera de funcionar de todos los representantes públicos que quieran liderar una buena gestión de las administraciones, sean del nivel que sean e independientemente de su ideología política.
La sentencia de los ERE en Andalucía cierra una década de una forma de hacer política corrupta, en la que se tejían redes clientelares que nada tienen que ver con una buena salud democrática. Y que en este caso no supone que hayan robado a los ciudadanos como muchos otros casos tenemos, sino en ayudar a empresas a subsistir y en jubilaciones. Pero al fin y al cabo, corrupción.
Hace diez años nadie conocía a Sánchez, era bajo su perfil en política y por ello creo que el debate de plantearse si Sánchez también es corrupto queda fuera de lugar, como también el de si debe asumir responsabilidades por algo que nada tiene que ver con él y sí mucho con un PSOE que se creía inmortal y que campaba a sus anchas en Andalucía como si fuera su casa. Algo similar a lo que supuestamente hizo el molt honorable Jordi Pujol con Cataluña y no parece que durante sólo una década sino durante todo su mandato de más de 20 años, pero eso aún se está investigando. Tiempo al tiempo.
La vieja manera de hacer política no ha lugar
La vieja política, o la vieja manera de hacer política, la de criticar al adversario para tapar lo mal que huele tu casa no ha lugar, no es ni honesto ni sensato. Si Pablo Casado se tiene que encargar de todos los muertos que le han podido dejar un tal M. Rajoy o Bárcenas con el caso Gürtel o que le pueden dejar Esperanza Aguirre o Ignacio González -aún en proceso de investigación- no acabaríamos nunca.
En teoría, Casado ha heredado un partido con prácticas corruptas, pero él no es responsable de lo que hicieron sus antecesores y sí lo es por completo de cuanto hace o haga desde que ocupa el cargo de líder del PP. De lo que todos son responsables es de dar una respuesta acertada a los ciudadanos sobre lo que van a hacer a partir de ahora tras las herencias del monopolio del bipartidismo. A dos o tres que se tapaban las vergüenzas, y aquí los que vinieron a levantar la alfombra como Ciudadanos, ya vemos lo que les ha pasado, que perdieron la centralidad y el equilibrio y las urnas les castigaron.
Por suerte el monopolio en política ha llegado a su fin y tenemos a diferentes guardianes que esperemos que sigan siendo guardianes y no entren en un juego del poder en el que parece que caen todos y que se basa en hacer suyo lo que es del pueblo. Vaya nada nuevo, la política clientelar que España ya vivió con la dictadura de Franco.
En España estamos hasta las trancas de casos corruptos y de expresidentes autonómicos inhabilitados y en prisión. Por nombrar a uno de un bando y de otro: Jaume Matas del PP y ahora José Antonio Griñán del PSOE. No sé yo como Angela Merkel se debe mirar nuestro país porque está claro que ya es hora que España goce de gobiernos en los que prime la excelencia, con ideas e ideales, pero sobre todo con capacidad de gestión. Y con una oposición beligerante, no pidiendo inhabilitaciones a alguien que nada ha tenido que ver con los ERE como no tardó ni un segundo en pedir el PP mientras que en su casa se tiene que tapar la nariz. ¡Venga ya!