Opinión

Sánchez y el Número Uno

Estoy convencido de que, dado el altísimo nivel habitual en el batallón de opinión sincronizada en tertulias, debates, corrillos o ruedas de reconocimiento, si usted les habla del

  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

Estoy convencido de que, dado el altísimo nivel habitual en el batallón de opinión sincronizada en tertulias, debates, corrillos o ruedas de reconocimiento, si usted les habla del Número Uno todos se referirán a que es un número natural, el número entero que sigue al cero o que ni es primo ni compuesto; acaso otros le digan que la propiedad matemática más destacable del número uno es ser una identidad multiplicativa o que es su propio factorial, cuadrado y raíz cuadrada, cubo y raíz cúbica. A lo mejor alguien, por mover alfiles de polémica, suelta un achulapado “Además es el primer y segundo número de la sucesión de Fibonacci. ¿Qué pasa en Cádiz?”. Incluso es posible que los más audaces suelten, aunque eso sería una provocación, que el número uno es el dígito principal más común en muchos conjuntos de datos según la ley de Benford o que es el único número de Tamagawa conocido para un grupo algebraico conexo sobre un campo numérico.

Independientemente de que ignoramos que votaría ahora Fibonacci, nacido Leonardo Bigollo Pisano allá por el año 1170 en Pisa y matemático tan brillante que desmiente la tesis vejatoria que retrata la Edad Media como una época de ignorancia, nos permitimos apuntar ante el despliegue de erudición y la capacidad de jugar al despiste de la izquierda que Número Uno es como se refieren presuntamente a Pedro Sánchez en esas conversaciones que figuran en los papeles de la UCO a propósito de Koldo, Ábalos, Delcy o Aldama. Transcribo: “Me dice K que ya le ha llamado el Uno”. Se supone que la cosa va de 435 millones de euros para rescatar Air Europa, presuntamente. También hay una pincelada romántica: en las grabaciones le llaman “cariño” a Francina Armengol, entonces presidenta de Baleares y hoy nada menos que presidenta del Congreso, la tercera autoridad del Estado, lo que no sé si las social comunistas interpretarán como un micro machismo.

La cosa me causa desazón porque los opinadores zurdos, si pensaran, verían como ha degenerado la cosa en esa Casa Usher que es Ferraz

La cosa me causa desazón porque los opinadores zurdos, si pensaran, verían como ha degenerado la cosa en esa Casa Usher que es Ferraz. En tiempos, cuando Txiki Benegas se refería por teléfono a Felipe lo llamaba “Dios”; a Sánchez lo llaman presuntamente Número Uno, como si fuese el lavavajillas más vendido. Aunque Sánchez ha querido ser siempre el número uno, incluso pretendiendo pasar por encima del Jefe del Estado.

Le ví el otro día farfullando explicaciones acerca de Delcy que no se compadecen con las que dijo cuando sucedió aquel turbio asunto. Fue un bueno, vino, pero poco, nada, la puntita nada más, si vamos al detalle nos perderemos en la hojarasca, etc. Es muy difícil engañar a todos con la colaboración de una cohorte de lacayos y no pretender que la verdad aflore, bien porque se busque, bien porque uno de tus lacayos cante. Empero, como uno cree en ayudar, me atrevería a sugerir a sus empleados mediáticos y a él mismo que cambien de estrategia: empleen la de la huerfanita de Oviedo, a saber, dar mucha, pero mucha penica. Cosas como que como le ha salido el hermano, que Begoña lo hacía todo y él se limitaba a firmar porque es su mujer y lo hacía por amor (a la infanta Cristina le salió bien), que si nadie le contaba nada o que en los consejos de ministros no se entendía lo que decían porque todos hablaban a la vez. En caso extremo, decir que él nunca ha sido del PSOE y creía estar afiliado a la Asociación de Observadores de Aves Lacustres y Falcons.

Ah, pero peor es la derecha, dicen.

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