El vaciado moral del PSOE quedó retratado el pasado jueves con su voto contrario a la rendición de cuentas del sanguinario dictador venezolano ante la justicia internacional. El sanchismo ha forjado lazos inquebrantables con la dictadura criminal y los negocios españoles con el petróleo de sangre que sale de una Venezuela esquilmada son una vergüenza nacional. ¿Qué deudas pendientes tienen con Maduro? Importa averiguarlo porque está en juego la imagen de España en Iberoamérica.
Las pistas a seguir abruman: desde un exembajador ya condenado a los contactos del Gobierno con Delcy Rodríguez, de las andanzas venezolanas de Zapatero a lo que puedan declarar clientes del exjuez Garzón, como el “Pollo” Carvajal. Los tribunales y la opinión pública sabrían mucho más si no fuera por el nulo interés demostrado por la Fiscalía General del Estado y por los servicios de Inteligencia españoles -¿o no, señora Robles?-. Cuando la democracia se libre del autócrata Sánchez, se conocerán cosas que escandalizarán aún más a los españoles.
Es en las ataduras del sanchismo con el régimen chavista donde hay que buscar las razones por las que el Gobierno se niega a reconocer la victoria abrumadora de la oposición liderada por Corina Machado y como presidente electo a Edmundo González, a pesar de lo acordado por el Parlamento Europeo y el Congreso español. Para entender la obcecación de Sánchez, basta seguir los balbuceos de Zapatero sobre por qué no considera dictadura a un régimen que roba elecciones, tortura, encarcela y asesina a opositores, como han demostrado la Corte Penal Internacional y Naciones Unidas.
Del nivel de delirio alcanzado en las relaciones con Iberoamérica sirva de muestra la diferente actitud de Sánchez con Javier Milei y López Obrador. En el primer caso, el insulto a la esposa del presidente, Begoña Gómez, mereció la retirada del embajador español en Argentina. En el segundo, los injurias contra el Jefe del Estado, el Rey Felipe VI, por parte del presidente mexicano no merecieron ninguna reacción, al contrario, el PSOE firmó un acuerdo de amistad con el partido obradorista. La lealtad del bloque sanchista es con el castro-chavismo del Grupo de Puebla del que forman parte, no con las condiciones de vida de los iberoamericanos. Cuando Milei ha cumplido un año de gobierno, y hasta los más críticos le reconocen un éxito espectacular a su plan de estabilización “imposible”, conviene averiguar qué apoyaban con tanto entusiasmo Zapatero y Sánchez en las pasadas elecciones de Argentina. ¿Más recetas kirchneristas para el pueblo argentino?
La imagen bolivariana del Gobierno español no le hace ningún favor al futuro de numerosos empresarios españolas que invierten, y mucho, en América Latina
En Iberoamérica, el interés del sanchismo va por un lado y el de los españoles, por otro. Nada tienen que agradecer a Sánchez miles de empresas españolas en la región. Dos ejemplos sobre las prácticas de los aliados políticos del sanchismo. Fue la “camarada” Cristina Kirchner quien expulsó a Repsol de la explotación del enorme yacimiento de gas de Vaca Muerta en Argentina, que la empresa había descubierto. En el México del “progresista” Obrador, Iberdrola sufrió sus andanadas expropiadoras y debió vender e irse a EEUU. Ahora, la imagen bolivariana del Gobierno español no le hace ningún favor al futuro de numerosos empresarios españolas que invierten, y mucho, en América Latina.
Los datos de Inversión Directa (IED) dan una idea de la necesidad de una diplomacia económica española, ausente en la región. En los últimos años, el 30% del total de ese capítulo inversor desde España se concentró en Iberoamérica. En Argentina, donde con Milei se abren nuevas expectativas de inversión, España ha sido, tras EEUUU, el segundo país inversor en los últimos 20 años. Otro tanto ocurre en México, Brasil o Chile. La imprescindible internacionalización de miles de empresas españolas depende de su presencia en esa parte del mundo, aunque Sánchez y Zapatero ni lo entienden ni tienen interés en entenderlo.
Cuando el tratado de libre comercio Unión Europea-Mercosur está en una fase decisiva, ¿qué se juega España? Utilizando de nuevo los datos IED, la inversión de empresas españolas en los países afectados -Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay- fue en 2023 de 8.000 millones de dólares, solo superados por EEUU. ¡Qué momento para demostrar liderazgo en América latina! Imposible si, cuando en el continente se abre un nuevo marco geopolítico, el Gobierno español es percibido como el principal avalista de la dictadura venezolana.
Hasta el 10 de enero, cuando Edmundo González debería tomar posesión, la presión de la opinión pública española puede modificar esa imagen. Hay mucho en juego.