Francisco de Borja Sémper Pascual nació en Irún (provincia de Guipúzcoa) el 10 de enero de 1976. Su origen, mezclado con su profesión y adscripción política, han hecho que mantenga la mayor discreción posible sobre su familia. Pero eso es muy difícil cuando eres hijo, nada menos que de Jesús Sémper Sampayo, quien sobre trabajar toda su vida en SNA Europe (una empresa de fabricación de herramientas que antes se llamaba Palmera), donde se jubiló, era nada menos que uno de los cuatro legendarios Hermanos Sémper: un cuarteto de músicos que, desde los años 40 hasta las lindes del siglo XXI, han tocado en miles (literalmente: más de 4.000) de bodas y celebraciones familiares, además de fiestas populares de toda Guipúzcoa y el País Vasco francés.
Jesús, el padre de Borja, era el que tocaba el saxo. Así que a los Sémper les conocen tres generaciones (o más) de irundarras. Además, Jesús también hizo sus pinitos en política y alguna vez se ha presentado a las Juntas Generales de Guipúzcoa. Por el Partido Popular.
Borja se ha empeñado desde niño en no convencerse de que nació en el sitio equivocado. Salió muy inteligente, dotado para la escritura y las artes, y no especialmente guapo: eso llegó después, desde luego, y cómo. Pero salió madridista y, de crío, un día se presentó en el colegio con una camiseta del Real Madrid. Los compañeros le tiraron piedras, de nuevo literalmente. Lo dijo en casa y fue su madre quien le dijo: “Mañana la vuelves a llevar”. Y lo hizo. No estaba en el sitio equivocado y tenía derecho a vestirse como le diera la gana. Le molestó bastante que quien le dio su primera comunión fuese un cura que había sido encarcelado por colaborar con ETA, el arcipreste de Irún.
De nuevo le miraron mal, porque en Irún, en los años 80, esas cosas no le podían parecer mal a nadie. Y a los 14 años, ya en el instituto, se le ocurrió escribir una carta al director de un diario nacional, lamentando uno de los asesinatos que solía cometer la mafia vasca. De nuevo tuvo problemas. Pero Borja, cabezota como es, nunca ha aceptado que los radicales ni los fanáticos (ninguno) le digan lo que puede o no puede hacer. Simplemente lo hace. Desde chaval, allí donde ha estado, ha ido por libre. Lo sigue haciendo.
Se apuntó a las Nuevas Generaciones del PP vasco a los 17 años, y lo hizo porque le deslumbraba la figura de Gregorio Ordóñez. Cuando lo asesinaron, en 1995, Borja hizo lo mismo que ha hecho siempre: reafirmarse en sus convicciones y en su militancia, en ningún caso asustarse o evaporarse, que era lo que pretendía la mafia. Fue la época en que empezó con el deporte: antes o después le dio por correr, por ir al gimnasio, por andar en bici y por hacer surf. Entre su sonrisa hollywoodiense y el cuerpazo que echó, la gente se daba la vuelta por la calle cuando pasaba él. Le sigue ocurriendo, aunque eso de que le llamen guapo ya le cansa: dice que lo de la guapeza, guapura o guaperío se lo deja a Pedro Sánchez, de quien asegura (entre risas) que es más guapo que él… pero menos atractivo.
Decidió estudiar Derecho en la Universidad del País Vasco. A los 19 años, aun en la Facultad, le pasaron varias cosas importantes. La primera, que lo eligieron concejal del Ayuntamiento de Irún, lo que le convirtió en uno de los ediles más jóvenes de España. Y la segunda, sin duda consecuencia de la primera, fue que se convirtió en objetivo de los mafiosos. Un informe de la Policía demuestra que ETA intentó asesinarle precisamente allí, en la Facultad de Derecho. Aparecen los nombres de los criminales. Según Borja, eran gente que él conocía, de su edad, de su entorno. No lo consiguieron por una sola razón: aquel día, por pura casualidad, Borja faltó a clase.
Y después le pusieron escolta, lo cual complicaba las cosas a la mafia. Ha llevado escolta durante veinte años. Pero ni siquiera eso ha logrado acogotar otra de sus características más llamativas: su sentido del humor. De aquel terrible incidente dijo: “Faltar a clase me ayudó a terminar la carrera…”. Su trayectoria política, que empezó prontísimo, llevó un ritmo rápido. A sus 23 años, en 1999, un pacto entre el PSE y el PP le hizo teniente de alcalde de su pueblo, Irún. Estuvo allí cinco años. Era del PP, sin duda, pero hacía política “de otra manera”: pisaba la calle, se reunía con la gente del PNV, tenía un aire mucho más moderno y menos encastillado que los demás.
Trabajaba como un negro, cosa que contrastaba con alguno de sus compañeros (y entonces amigos) hoy más conocidos, como Santiago Abascal. Se llevaba bien con todo el mundo que quería llevarse bien con él, otra cosa en la que tampoco ha cambiado. Entró en el Parlamento vasco en 2003 y estuvo allí diecisiete años consecutivos, siete de ellos como portavoz. Lo eligieron secretario general y más tarde presidente del PP guipuzcoano. Se presentó dos veces al Congreso de los Diputados (2015 y 2016), pero no logró el escaño. Así que intentó ser elegido alcalde de San Sebastián. No lo consiguió, pero entró en el Ayuntamiento e hizo que el partido subiera allí en votos, cuando la tendencia en el resto de España era la contraria.
Se hizo inmensamente amigo de su rival político Eduardo Madina (víctima de ETA), con quien compartió durante mucho tiempo un programa de radio, La Ínsula, en el que ambos hablaban de todo, manifestaban sus opiniones sin tirarse mutuamente de los pelos y se tomaban minuciosamente ese mismo pelo cada vez que podían. Era un espacio de sosiego, cultura, información y humorística tranquilidad. Núñez Feijóo, al llegar al liderazgo del PP, le diría a Sémper: “A ver si conseguimos insulizar la política española”, cosa evidentemente difícil.
Ya había escrito su primer libro de poemas sentimentales, Maldito (des)amor, porque Borja Sémper, sobre ser hermoso y ligonzuelo, era también enamoradizo; y eso, si se tiene facilidad para escribir, acaba por corporeizarse, una de dos: o en sentidos boleros (que ya están todos escritos, no hacen falta más) o en poemas amorosos o desamorados que, en el caso de Sémper, salieron como es él: muy directos, nada alambicados ni culteranos. En el PP alzaron la ceja censoria quienes no saben escribir, que son mayoría: qué es eso de que uno de nuestros líderes más prometedores nos haya salido literato y poetilla. Con Mario Garcés teníamos bastante.
Y entonces pasó algo sorprendente: Borja Sémper, la gran esperanza blanca del PP vasco, dejó la política. Fue un portazo en toda regla. Sucedió en 2020. A la presidencia del PP había llegado un jovenzuelo (cinco años menor que Sémper) que parecía disfrutar dando voces, amedrentando a propios y extraños, mandando todo lo que podía y, en fin, avasallando. Cuando Cayetana Álvarez de Toledo acusó de “tibios” a los del PP vasco, Sémper, que siempre había evitado hacer una utilización política del terrorismo, pero que había estado a punto de ser asesinado por ETA (muchos compañeros sí se dejaron la vida), saltó como un tigre: “Mientras algunas caminaban cómodamente sobre mullidas moquetas, nosotros nos jugábamos la vida defendiendo aquí la Constitución y la convivencia", dijo. Eso fue en septiembre de 2019. No se entendía con Casado, ni con Teodoro García Egea, ni con la nutrida tropa que no hacía más que dar gritos en el Congreso. Y Borja se marchó.
En enero de 2020 se fue a ganar dinero a la empresa privada: director asociado de EY Ernst & Young Global, una importante empresa de servicios profesionales. Eso duró tres años justos, hasta que Núñez Feijóo le llamó, le dijo aquello de “insulizar la política” y le convenció para que volviese, primero como portavoz de la campaña para las elecciones autonómicas y municipales (el PP arrasó), luego como candidato al congreso en los comicios generales adelantados del 23 de julio de 2023 (número 3 por Madrid, muy por delante de su amiga Cayetana), y después como vicesecretario de Cultura y Sociedad Abierta del partido y persona imprevisible, eso lo saben todos allí. Que le gusta Joaquín Sabina, caramba, dónde se ha visto. Que escribe poemitas, ya lleva dos libros. Que es amigo de Mikel Erentxun. Que gasta pantalones ajustados porque con ese cuerpo serrano se lo puede permitir. Que canta, y bastante bien. Que a su hijo más pequeño (está casado con la actriz Bárbara Goenaga) le ha puesto de nombre Eliot, por el chavalín aquel que salía en la peli ET recogiendo marcianos por la calle. Huy, huy, huy.
No tardó ni un solo día en llamar la atención. El 19 de septiembre, pocos días después de la constitución del Congreso de los Diputados, se debatía en el hemiciclo el uso de las lenguas cooficiales del Estado. Pero la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, decidió que para debatir si se podían usar otros idiomas además del castellano se usarían ya esos idiomas, lo cual convertía la jornada en un hecho histórico porque eso no había sucedido jamás. La portavoz del PP, Cuca Gamarra, protestó diciendo que antes de usar esas lenguas había que aprobar la norma, lo cual tiene una lógica irreprochable. Pero dio igual: quien quiso hacerlo se
expresó en catalán, euskera o galego. El ambiente era más bien festivo, animado por el habitual espectáculo (eminentemente televisivo) de la extrema derecha, cuyos diputados abandonaron sus escaños en cuanto sonó la primera palabra en otra lengua española… y arrojaron los auriculares de la traducción simultánea al escaño vacío de Pedro Sánchez.
Pero en esto le tocó hablar a Borja Sémper. Y el diputado se estrenó con un discurso en el que, con toda frescura, usó varias veces el euskera. Gamarra palideció. Feijóo tenía una cara extraordinariamente parecida a la de la esfinge de Giza, pero con la nariz completa. Y los de Vox reanudaron su pasacalle. Alguno de ellos bromeaba: “Hoy hacemos gimnasia”. Algo ha quedado claro. Dure lo que dure la XV Legislatura, Borja Sémper, a quien se ha llamado mil veces “verso suelto” dentro del PP, no va a pasar inadvertido ni en una sola sesión. El nuevo “favorito” de Núñez Feijóo ha empezado haciendo lo que ha hecho siempre: su voluntad, le pesase a quien le pesase.
El pájaro lira real (Menura novaehollandiae) es un ave paseriforme de la familia de los menúridos que habita solamente en algunos bosques del sudeste de Australia. Tiene el tamaño de un faisán y vuela con cierta torpeza (más bien planea sobre los acontecimientos), pero es lo único en lo que se muestra torpe.
Dos características singularizan al pájaro (o ave) lira. El primero es, sobre todo en los machos, su espectacular belleza. Su plumaje es de tonos negros y azulados (en las hembras son marrones) con una espectacular cola multicolor que tarda años en crecer y que tiene forma de lira, de ahí su nombre. Es una belleza, el pajarito.
Pero lo más curioso es lo de su voz. Dotado de un innegable temperamento artístico, el pájaro lira defiende su territorio con un canto penetrante que se oye desde muy lejos. Ahora bien, si usted está paseando por los bosques de Queensland o de Victoria, y de pronto oye a alguien que dice frases en alemán, no se sorprenda.
Es el pájaro lira. Y si oye el sonido de una motosierra, o el pitido de una tetera, o unas notas de la sintonía de un programa de televisión, pues lo mismo. Es el pájaro lira, que es capaz de reproducir con asombrosa exactitud prácticamente cualquier sonido que haya escuchado antes y que se haya aprendido. ¿Utiliza esa inexplicable cualidad para buscar con quién reproducirse, para humillar a los demás pájaros con frases en euskera o para decir “aquí estoy yo, este es mi territorio?” Pues la verdad es que no. Lo hace porque puede. Porque le apetece, porque los idiomas y los sonidos son su habilidad favorita. Es como un juego que aprende a jugar desde que sale del cascarón. Los loros son quienes se llevan la fama, pero el gran políglota del reino animal es el pájaro lira real.
Y, como es natural, al pájaro lira no le importa un pimiento si los demás animalitos del bosque se quedan bizcos al escuchar de pronto, pues yo qué sé, la sirena de un barco o el himno del Real Madrid. Qué cosas más raras se han visto en los hemiciclos de los bosques de Australia.
ConTroll
¿El pájaro lila? Normal que le guste Algorri, pájaro y lila. Lo tiene todo.
Budaempachado
Semper será un tío cojonudo. Pero yo he dejado de votar al PP por "experimentos" como éste. Como Guardiola. Como Bendodo.
maripepa
El pájaro es precioso. A mi Sémper y Cayetana me caen muy bien porque son versos sueltos y nada encorsetados dentro del PP. Si gustan, bien, y si no gustan, también. Ambos son como son y no piden perdón a nadie por serlo. Bonito artículo, como todos los de esta sección que nunca dejo de leer, Sr. Algorri.
jorgedecosme
Este panegírico a qué viene.
Piti
Borja Sémper, portavoz del PP, habla en Euskera en el Congreso pese a que su partido se oponía al uso de lenguas cooficiales en el mismo. El discurso del portavoz demuestra con claridad la insolvencia, la escasa fiabilidad y la fragilidad ética del Partido Popular. Con su postura, cobarde, confusa y siempre beneficiosa para el PSOE, el PP de Feijóo demuestra que no es fiable como partido que represente a la derecha española y que sus traiciones y deslices son constantes y son la consecuencia de la confusión ideológica y la falta de claridad en sus ideas.
Pepelo
Este personaje con nombre de supermercado es el clasico espabilado madrugador progre lector de el diario Pradva-El Pais desde la infancia, deseoso los domingos de bajar al quiosco y comprar su guia ideologica con el dominical, incluido, su libro de autoayuda.Un bobo solemne, progre como Almeida, sin verguenza con tal de medrar, vease su veranito patetico azul. Esta gente tiene que desaparecer de la politica, como buenos socialdemocratas han de ser desenmascarados por sus votantes y terminar en el cubo de basura.
Lola2022
Vaya lavado de imagen que le está haciendo este medio. Además, los que lo conocen bien saben que en realidad es un palomo cojo...
Piti
Vaya lavado de imagen que le está haciendo este medio.