Como todos sabemos, los tipos de interés juegan un rol fundamental en la formación de burbujas y, junto con la expansión monetaria, la complicidad política y la codicia populista de quienes se aprovechan, o creen que pueden aprovecharse, de la necesidad - inducida, forzada, etc. - de rentabilidad, inflan los activos, incitan a la toma de mayores riesgos en las inversiones por parte de los agentes económicos reforzándose los esquemas piramidales existentes o de nueva creación. Ahora, con la subida de tipos de interés para combatir la inflación, se abre una ventana de oportunidad a la normalización monetaria y a revertir todo eso.
Lógicamente, para explorar este tema hemos de ver los criterios sobre tipos de interés de los bancos centrales y, como en Europa, pésima profesionalidad aparte, se va a rebufo del banco central estadounidense, de la Fed, nos centraremos en esta última, aprovechando también para ver algo de lo nuestro y hacer la debida autocrítica.
El mandato dual
Suele repetirse que la Fed tiene un doble mandato: la estabilidad de precios y bajo nivel de paro, aunque realmente hay otro, que le viene del legado financiero de Ben Bernanke, cuya impronta repasamos con motivo de la concesión del premio Nobel, que es la estabilidad financiera. Si analizamos la inflación general (siguiente gráfica), aunque sigue muy alta, hay buenas noticias pues parece hacer techo, aunque no hay que bajar la guardia, ya que así empezó la anterior espiral inflacionaria de 1967-1984; la actual comenzó a principios de 2021, mucho antes de la guerra en Ucrania.
En España la moderación de la escalada de precios ha sido más brusca pues está muy afectada por el expolio al que nos someten los políticos lobistas de la partitocracia, tema que ya denunciamos aquí en tiempos de Rajoy, denuncia que actualizamos (parcialmente) hace más de un año, cuando la espiral era más que evidente y todos callaban. Hay que decir que aunque estos desalmados han rectificado, de ahí el picado de la gráfica, tan pronto puedan, seguirán envileciendo su criminal modelo energético (que también vimos) y cargando contra nuestra primera industria manufacturera: el sector del automóvil (que también vimos). Males que, a futuro, irán a peor.
Para colmo de esa desgracias, mientras los españoles pobres muerden la acera, han aparecido dos pícaros marianistas, el alcalde de Madrid y Núñez Feijóo quienes, en vez de defenderles, se han unido al expolio cargando contra los propietarios de coches más humildes, fechoría que esperamos paguen con un duro coste político, pues con su mal hacer ya han dañado las valoraciones del segundo activo de los españoles pobres, uno que para muchos es esencial para vivir y a quienes ellos quieren obligar a cambiar según sus particulares caprichos o, los nunca descartables, "negocios" particulares. Otro ejemplo de que estos partitócratas no se diferencian gran cosa del Gobierno del supuesto doctor en Economía, ese que tanto ha beneficiado a golpistas, sediciosos, malversadores, terroristas en prisión, invasores del Sahara, negreros, okupas y violadores, que tiene la enfermiza afición a juntar sexo y niños en sus planes supuestamente educativos y que ha endeudado y empobrecido a los españoles como nadie. Todas acciones nefarias intolerables de esta casta que se enriquece a nuestra costa y que, obviamente, no muestra el IPC.
Oferta e inflación subyacente
Aquí destaca la desaparición el peligroso espectáculo de cientos de súper contenedores fondeados a la espera de entrar a puerto que vimos el año pasado, sobre todo en Estados Unidos, todo lo cual es, por el lado de la oferta, una buena noticia para la inflación general. Sin embargo, cuando se estudia la inflación subyacente (siguiente gráfica), esa que excluye alimentos frescos y productos energéticos como bienes finales (aunque son insumos), no hay un descenso claro. Esta variable, al recoger la inflación de fondo, indica tendencias más solidas (o menos volátiles) y cobró utilidad precisamente en la anterior espiral inflacionaria. Aquí no hay buena noticia y no da argumentos a la Fed para menores subidas de tipos, al contrario; además hay una huelga ferroviaria en ciernes y el Covid sigue disparado en China.
Desempleo y tipos de interés
Tras dar una enorme publicidad a una falsa recesión en Estados Unidos, tema que vimos (ya vendrá, tranquilos), y que seguramente fue un intento de Mass Media muy endeudados para que no se subieran tipos y, lo que nos muestra el mercado laboral no es eso, pues el desempleo está en mínimos Trump (línea negra, siguiente gráfica), con lo que la Fed tiene margen para subir tipos para frenar la Demanda Agregada y luchar contra la inflación cumpliendo con el mandato de bajo desempleo.
Inflación y represión financiera
La política monetaria de tipos de interés reales (descontada la inflación) negativos (línea negra siguiente gráfica) que ha creado toda una serie de burbujas y estimulado la inflación ha de reducirse desde los máximos históricos. Nunca antes ha habido en Estados Unidos tal nivel de represión financiera contra los ahorristas y tienen que acabar con esa locura si se quiere normalizar la política monetaria, lo que significa que el tipo real debería estar en torno al 2%. Aprovecho para alertar que la mayor represión financiera que preparan los progres son las monedas digitales (euro digital, etc.), otra cara redundancia, inútil al ciudadano, pero necesaria para el crédito social, dinero que además vendrá con fecha de caducidad para perfeccionar su totalitarismo.
El camino hacia esa normalidad monetaria cumpliendo el mandato dual está más que resuelto por la Regla de Taylor, que repasamos recientemente. Que aquí no se conozca es porque el nivel académico y de banca central es paupérrimo. El caso es que su último cálculo (septiembre de 2022, siguiente gráfica), tanto por profesionales independientes (línea verde), como por la Fed (línea azul) y la Oficina Presupuestaria del Congreso (línea roja) promedia un 5% para el segundo semestre de 2023 (línea negra), siempre y cuando se cumplan las previsiones de inflación.
El tipo de intervención de la Fed está actualmente en torno al 3,1% con objetivo 3,75-4% (BoE 3%, BCE 2%), así que no me sean mariquitas con la subida que no es para tanto y más daño hace la inflación que, como se ve, se puede vencer y mejor iríamos si los políticos hicieran su trabajo y no estuvieran a ver como aprovechan esta crisis para perfeccionar su expolio. Con dichos datos tocaría entonces extrapolar a cada mercado y cliente el horizonte de tipos de interés correspondiente.
Estabilidad financiera
Este mandato no depende solo de la Fed, tal como demuestra que todo el desastre viene de la mala liberalización financiera de tiempos de Clinton, una chapuza progre de libro, como la banca "verde" que encarece la energía, y que obligó a intervenciones heterodoxas que luego se han tomado por receta mágica para todo. En la línea azul de la siguiente gráfica (M2 Money Stock) pueden ver la locura del tsunami monetario que ahora hay que corregir, normalización que creará tensiones sistémicas y de la que nadie habla.
La normalidad monetaria exige también reducir la cantidad de dinero casi un veinte por ciento y, de momento lo van consiguiendo (anterior gráfica), aproximando la M2 (línea azul) a su tendencia secular (línea punteada azul). Para hacerlo la Fed vende sus activos del balance adquiridos anteriormente (línea negra), una contracción que incluso ha obligado a los bancos a usar sus reservas en la Fed (línea roja).
Por supuesto que dicha contracción monetaria, que está empezando, con lo que aún hay mucho dinero para esquemas piramidales que requieren endeudamiento creciente, terminará haciendo que muchas burbujas revienten y la lista es larguísima, de criptomonedas a sistemas de pensiones insostenibles como el nuestro, o esquemas de financiación de las mismas mal hechos, como ocurrió en Gran Bretaña, o fantasías ecológicas que en realidad no lo son, o como nuestro sistema energético, o Estados fallidos que destruyen las naciones, como el español. Ese camino requiere tiempo, habrá que hacer pausas, pero no hay otra y la mejor manera de hacerlo ustedes la conocen: con un sistema electoral representativo de los votantes, no de los partidos, como es el que padecemos, porque nuestro verdadero mal es la partitocracia.