Opinión

Torpedo de Lambán contra Sánchez

La verdadera `linea roja´para el aragonés y el resto de barones del PSOE no son las dimisiones ni el plagio en la tesis del presidente. Es que no haga concesiones judiciales a Puigdemont y económicas a Torra   

  • Pedro Sánchez y Joaquim Torra, el pasado 9 de julio en La Moncloa

Javier Lambán rompió este martes su silencio para poner nombre a la crítica sotto voce que se registra en el PSOE hace semanas contra la estrategia de Pedro Sánchez en Cataluña, lo verdaderamente preocupante para muchos del partido, muy por encima del ruido de dimisiones y rectificaciones, porque "los gobiernos van y vienen pero en Cataluña se la juegan el partido y España". 

"La política de apaciguamiento seguida por los sucesivos gobiernos, la progresiva dejación de funciones del Estado en esa Comunidad, ha producido el efecto contrario", dijo el presidente aragonés. "Es lo que intentaron Chamblerlain y Daladier con Hitler", tronó desde la tribuna de oradores del Parlamento regional quien, según me cuentan, habló "en nombre" de ese viejo PSOE del puño y la rosa que el nuevo PSOE desdeña... Vamos, que había avisado en otras latitudes lo que iba a decir. 

Ninguno de los barones socialistas alineados con Susana Díaz en las primarias que ganó Sánchez -mucho menos ella- ha querido levantar la voz en el año y medio que ha pasado; Los Lambán, Díaz, Guillermo Fernández Vara, Emiliano García-Page, Javier Fernández -no digamos ya Felipe González o Alfredo Pérez Rubalcaba- ven con relativa preocupación el "caos" del gabinete.

Felipe González, Rubalcaba, Díaz y muchos de los 'barones' socialistas llevan año y medio mudos porque no quieren dar argumentos al líder del PSOE para que se haga "la víctima" ante la militancia

De eso "se sale", argumentan para justificar su silencio; huyen de los micrófonos para no dar al presidente la posibilidad de hacerse otra vez "la víctima" ante los militantes. Que se cueza en su salsa, es su máxima, por más que piensen que Sánchez ha llevado al partido a una mutación de la que no se va a recuperar. "Él ya ha conseguido lo que quería, llegar a La Moncloa, y el resto no le importa", lamenta una de las fuentes informantes.  

Lo único que puede hacerles cambiar de opinión, pasar al ataque, como Lambán este martes, sería verle cruzar la línea roja de aceptar un trato penitenciario de favor para Carles Puigdemont, el resto de los huidos y los encarcelados; eso, y un trato económico de favor a la Generalitat para que el PDeCAT y ERC apoyen, primero, los Presupuestos 2019 y luego su investidura cuando haya elecciones.

Por eso este fin de semana se les encendieron las alarmas viendo que la delegada del Gobierno, Teresa Cunillera, ponía "el carro delante de los bueyes" al hablar ya de indultos cuando ni siquiera se ha celebrado juicio oral contra los implicados en el referéndum ilegal del 1-O, y ni Pedro Sánchez ni el resto del Gobierno la desautorizaron. De ahí el torpedo político del presidente aragonés este martes, al que seguirán otros más estruendosos y de mayor calibre desde esas otras latitudes si sigue "la deriva". Atentos.

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