Opinión

Torra, váyanse a su casa

Acostumbrados a mentir tanto, los separatistas no pueden dejar ese hábito. La diferencia es que ahora se trata de vidas humanas

  • Quim Torra, en una imagen de archivo.

Lo grave no es que se crean sus mentiras, como lo de que en 1714 o en 1939 España venciese a Cataluña. No es grave que se jacten de conocer al primer vistazo quién es y quién no es catalán, ni tampoco se trata de todos los embustes disfrazados de quejas de señorito ultrajado porque el campesino no le sirve el vino con la rapidez que exige. Ahora la cosa va mucho más lejos. Cuando desde el mundo 'lazi' se acusa a España de los muertos por culpa del coronavirus, ojo, no al Gobierno y a su gestión, cosa en la que podríamos discutir y mucho, sino a España, es que se ha llegado al límite de todos los límites

Para quienes no lo sepan, la autonomía catalana, que suelen presentarnos cual maravilla de maravillas, es en estos momentos apenas un remedo de lo que fue, tras el paso de Mas y sus terribles recortes. No es una opinión, son datos: el tanto por cierto de PIB destinado a sanidad en mi tierra es el 3,9 por ciento. Competencia exclusiva, añado. En España, es el 5,9 y en la Unión Europea un 7,5. Es decir, el gobierno de los mejores, el del win-win, el de la república, invierte un tanto por ciento digno de un país africano, con todos los respetos.

Digamos, por complementar la vaina, que Mas fue en Cataluña, junto a la señora Cospedal en Castilla-La Mancha, quien recortó de manera más salvaje el gasto social, léase sanidad, educación y servicios sociales. ¿El total? Un 26 por ciento. Pero no le diga usted nada de esto a esos fascistas de lazo amarillo e insulto anónimo y hediondo, porque ni quieren escuchar ni admiten más bandera que la suya. Mientras los próceres ahora estelados y antes convergentes se lucraban actuando como comisionistas, se iba quitando peseta a peseta todo lo que se precisa para cuando, como ahora, el ciudadano exige sacarle rendimiento a sus impuestos, lo que en el caso catalán no es moco de pavo, puesto que tenemos el tramo más alto de España.

Y siguen ahí, sin la menor autocrítica, enrocados en sus confortables despachos y cobrando lo que jamás puede aspirar a cobrar un autónomo o un trabajador. A estos no les preocupa si Sánchez ha dicho que da un mes de margen para ingresar nuestras cuotas como trabajadores autónomos o el IVA, o si todavía no ha llegado el certificado del ERTE a tu empresa. A estos les suda el Nabucodonosor, porque sus paguitas caen puntualmente. Y de cobrar menos, nada. La 'tartavoz' separata del Govern, Budó, ha dicho que bajarse el sueldo es un gesto populista. Populista, dice la señora, y no se le cae la cara de vergüenza, ni se sonroja, ni siquiera, me temo, es consciente de la chulería procaz y obscena que supone escuchar esas palabras en labios de un responsable político.

Váyanse a sus casas, por favor. Váyanse de una vez los de aquí y los de allí, convoquen elecciones y dejen paso a que la gente decida, esa gente que va a engrosar los millones de afectados económicamente por su inacción suicida, por aquellos que han visto cómo sus mayores han sido condenados a cuidados paliativos, negándoseles un simple respirador. Váyanse si de verdad quieren tanto a su tierra, váyanse si tienen todavía un asomo de decencia. Váyanse, porque es angustioso oír día tras día sus miserables excusas, como cuando la Consellera de Salut Vergés decía que no contemplaban de momento utilizar las instalaciones que ha montado la Guardia civil en Sant Andreu de la Barca porque, según ella, “no lo cree necesario”.

Váyanse y déjennos con nuestro dolor, con nuestra ruina, con nuestra desesperanza, váyanse y que Dios les dé tanta paz como paz dejan. Váyanse a discutir sobre los libritos que hay en la biblioteca de la Casa dels Canonges con una irresponsabilidad jamás vista en esta tierra. Váyanse en peregrinación a Waterloo, donde el fugado se mueve en sus cómodos quinientos metros de casa mientras aquí la mayoría pasa el confinamiento en pisos de poco más de cuarenta. Váyanse a disfrutar de los dineros que bolsillos poco honorables han acumulado a base del chantaje a los gobiernos débiles y cobardes. Váyanse con sus mentiras, con su nacionalismo racista, con sus esteladas y su odio.

Pero váyanse, Torra y comparsa.

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