El equipo de augures que rodea a Sánchez ha anunciado la buena nueva: Tras el lío inesperado del coronavirus de las narices y las incómodas rozaduras de los indultos, un sapo que había que tragarse sin complejos para llegar hasta el final de la legislatura, ya nada se interpone entre el presidente del Gobierno y una gloriosa remontada que a buen seguro culminará en una nueva victoria electoral cuando se convoquen las elecciones.
Atrás quedan decenas de miles de muertos, errores sin cuento, ministros carbonizados, un PSOE sin pulso orgánico y los indepes más asalvajados que nunca tras comprobar que sus tropelías les salen casi gratis… Todo eso ya da igual, a partir de septiembre se inicia una nueva y fastuosa legislatura en la que Sánchez brillará bajo los focos mediáticos como la fulgurante estrella política que siempre ha sido.
Si pudiera, Moncloa iniciaría incluso un nuevo calendario para dar más lustre si cabe al advenimiento de los tiempos del estadista Sánchez, vencedor de virus y apaciguador de catalanes, un nuevo almanaque que comenzase su año cero el 1 de septiembre de 2021, el annus Petri.
Las brumas del pasado
Un nuevo comienzo en el que Moncloa tratará de que se olvide lo más rápidamente posible todo lo acontecido durante estos dos primeros años de mandato de Sánchez, un periodo sobre el que tratarán de extender un “velo de ignorancia” rawlsiano para sumirlo entre las brumas de un pasado lejano y doloroso al que a nadie conviene retornar.
¿El virus? El pasado
¿Los miles de parados? Algo que queda lejos
¿La crisis? Un bache pasajero que estamos superando
¿Catalunya? Un remanso de paz
¿Los indepes? Gente de concordia
Ya solo hay un partido político susceptible de ser votado: Aquel que garantice que Sánchez saldrá de Moncloa en las próximas elecciones.
El único problema es que no hay una sola verdad en toda esta construcción narrativa, y que Sánchez y su Gobierno van a ser de nuevo superados por una realidad que se niegan a reconocer y que ha producido ya en nuestra sociedad un cambio sociológico de consecuencias dramáticas para el presidente, su partido y todo su entorno, un cambio que, como ya vemos en todas las encuestas y sondeos mínimamente serios, sigue cociéndose a fuego lento entre cientos de miles de ciudadanos para los que ya solo hay un partido político susceptible de ser votado: Aquel que garantice que Sánchez saldrá de Moncloa en las próximas elecciones.
El virus, a pesar del brillante esfuerzo de la Unión Europea en la compra y distribución de vacunas, lamentablemente sigue siendo el presente; los miles de parados, especialmente los más jóvenes, siguen sin poder atisbar un futuro, la crisis sigue estando entre nosotros, y sobre todo, lo de Catalunya lejos de haberse solucionado, ha entrado en un proceso putrefacción tal que solo puede terminar o con la rendición definitiva del estado o con una nueva asonada golpista de esa maravillosa “gente de concordia”.
Y recuerden,“Costa Concordia” era también el nombre del flamante navío que tras un aparatoso accidente en la costa italiana se hundió produciendo la muerte a 32 pasajeros y cuyo capitán Francesco Schettino fue condenado a 16 años de cárcel por naufragio culposo y por abandonar el barco antes de poner a salvo a sus pasajeros y tripulación.
Casualidades.