Opinión

El triunfalismo de Sánchez esconde un elefante en la habitación

España necesita menos triunfalismo, menos 'gasticidio', menos política ficción y más gestión. La deuda pública es el elefante en la habitación que nadie quiere ver ni gestionar. Y lo pagaremos.

  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras hacer el balance de 2022 en La Moncloa. -

Queridos amigos, feliz 2023. Comienza un año que no va a ser fácil ni a nivel microeconómico ni macroeconómico. Las mejores previsiones para España avanzan un crecimiento en torno al 1% (ligeramente superior para los organismos multilaterales e inferior en el caso de banco de inversión y casas de analistas). Mientras, la inflación va a permanecer alta y no volverá a los niveles objetivos del Banco Central Europeo hasta dentro de años. Lo diré de otra manera, para que todo el mundo lo entienda: el escenario de estancamiento económico e inflación ya está aquí y los riesgos continúan siendo a la baja.

Pese a esto, el Pedro Sánchez hizo el pasado 27 de diciembre una declaración institucional con un discurso triunfalista que estuvo tan plagado de falsedades como alejado de la realidad. Muchos de los mensajes que dio ya los hemos desmontado en esta columna (lean), pero en esta ocasión me gustaría incidir en algunas cosas que no dijo. Repasemos la vida de millones de españoles en 2023:

Quienes no quieren (o no pueden) estar pendientes de los mercados energéticos internacionales se levantan a las 3 de la mañana para poner la lavadora porque es más barato y no quieren más sorpresas en la factura. Ya saben, por orden del Estado Supremo.

La cesta de la compra se está encareciendo a un ritmo de un 15%, y por eso muchas cenas de Navidad se están cambiando por cenas en Navidad. España es el país que más poder adquisitivo ha perdido de la Eurozona y ni la cartera ni la cuenta corriente están para alegrías familiares.

Se perseguirá a empresarios, con multas de hasta 3.000 euros, por no atender en el idioma oficial (nótese la ironía) impuesto por algunos taifas autonómicos, y quedarán impunes corruptos, violadores y sediciosos.

Siguiendo con el noble oficio de querer tomar las riendas de tu vida y montar un negocio, nadie como el Estado para decirle a los propietarios a qué temperatura debe tener a sus clientes y cuándo apagar y encender escaparates. La barbarie climática manda.

España seguirá siendo un país de contratos precarios y temporales, donde se echa a los más vulnerables del mercado laboral con subidas de impuestos tanto a la vista como encubiertas, pero ahora se llaman de forma distinta. La duración de los contratos se ha desplomado hasta los 45 días, y 1 de cada 5 contratos son de menos de 1 semana. Pero ya saben, como son fijos discontinuos no pasa nada porque quedan invisibles en las cifras oficiales.

En materia impositiva, el nuevo sablazo a la clase media va a ser épico. En 2023 entra en vigor el Mecanismo de Equidad Intergeneracional, por el cual vamos a pagar un 0,6% más de cotizaciones sociales; la cuota para nuevos autónomos se encarece un 33%; y la inflación ya tiene gasolina que quemar con los impuestos a la banca, a las eléctricas y a los plásticos de un solo uso.

Además, el español medio va a sufrir de nuevo el despropósito gubernamental en sus carnes. En esta columna ya hemos analizado los efectos de las medidas del Presidente Sánchez (lean). Pero hay algo que aún no había dado tiempo a analizar: la subvención a los carburantes.

España se ha hecho adicta al endeudamiento público. Sin deuda y sin el rescate por adelantado vía fondos europeos, la situación sería caótica

La realidad es que el precio del petróleo está en mínimos, y por eso los combustibles están bajando. Entre el 14 de marzo y el 19 de diciembre el precio del diésel en Italia, Francia y Alemania ha caído en torno al 20%. En España, un 8,7%. La razón es esa subvención de 20 céntimos que luego las grandes petroleras tenían que complementar, y que ha impedido que el precio final baje. A partir del 1 de enero, la subvención se mantiene sólo para algunos colectivos y eso implica que el ciudadano de a pie pagará el combustible más caro y, además, esta subvención vía impuestos.

En 2023 los más vulnerables también van a recibir paguitas a modo de subvención con cargo a unos impuestos que previamente los han empobrecido. Y, por supuesto, en 2023 los niños ya no van a venir con un pan debajo del brazo, sino con unas obligaciones de pago de 32.500 euros en forma de deuda pública que ni han votado, ni tan siquiera han disfrutado. Y en este último punto me quería detener por ser especialmente relevante para el futuro del país.

Sánchez afirma que España es uno de los países más sólidos de la Unión Europea y que estamos reduciendo el endeudamiento. Imagínese que usted, ciudadano de a pie que cobra 30.000 euros al año, se va a un banco y pide un préstamo de 500.000 euros para comprar un palacio. Imagine que se lo conceden. Ahora, además, de su sueldo, tiene un préstamo de 500.000 euros y un palacio cuyo valor es de 500.000 euros. ¿Es usted más rico? ¿Tiene más patrimonio? No. Su riqueza es la misma. Cuando devuelva su préstamo entonces sí que será más rico.

Los niños ya no van a venir con un pan debajo del brazo, sino con unas obligaciones de pago de 32.500 euros en forma de deuda pública

Sánchez hace estas afirmaciones porque España está rebotando y la tasa de crecimiento del PIB es superior a la media de la UE. Una frase a la que hay que hacer puntualizaciones:

Primero, España es el único país de Europa que no ha recuperado los niveles de riqueza previos a la crisis. O, dicho de otra manera: estamos rebotando, pero no creciendo.

Segundo, estamos hipotecando lo que no tenemos para conseguir estos resultados tan pobres. Los datos de Eurostat son claros: España es el país que peor evolución económica ha tenido durante la pandemia, a pesar de ser el que más se ha endeudado en estos últimos años.

Concretamente, desde el cuarto trimestre de 2019 nuestra deuda pública se ha incrementado en 18 puntos porcentuales con respecto al PIB. Esto supone el doble que la media de la Unión Europea. Somos líderes absolutos en endeudamiento público.

Digo más: España se ha hecho adicta al endeudamiento público. Sin deuda y sin el rescate por adelantado vía fondos Next Generation UE la situación sería caótica. Los datos hablan por sí solos: Entre el cuarto trimestre de 2019 y el tercero de 2022, nuestro PIB ha crecido en 17.000 millones de euros. La deuda pública, en 280.000. O, dicho de otra manera: necesitamos 16 euros de deuda pública para generar 1 euro de riqueza nacional.

Si eliminamos el efecto de los precios, el resultado es el mismo. En términos de volumen, el PIB está un 2,4% por debajo de los niveles previos a la crisis, mientras que el endeudamiento se ha disparado un 15%.

España necesita menos triunfalismo, menos 'gasticidio', menos política ficción y más gestión. Si no, además del listado anterior, podemos tener problemas económicos y financieros de primer nivel. La deuda pública es el elefante en la habitación que nadie quiere ver ni gestionar. Y lo pagaremos.

Daniel Rodríguez Asensio es consultor estratégico y presidente de Acción Liberal Think Tank For Freedom

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