No hay paliativo posible. No hay lugares a los que agarrarse para intentar disimular lo indisimulable: la derrota inapelable de la gestión política más sectaria desde la Transición, el fracaso de un político que un día decidió echarse en manos del populismo radical de izquierdas y de los enemigos de la Constitución para mantenerse en el poder. Desde la ceguera a la que suele conducir la arrogancia, Pedro Sánchez despreció la inteligencia de los ciudadanos, pensó que ni las indignantes cesiones a los independentistas catalanes o el infame blanqueamiento de Bildu iban a pasarle factura. En su infinita soberbia, aceptó el guante que le tendió Alberto Núñez Feijóo, convirtiendo el 28 de mayo en una elección plebiscitaria. Y el resultado global solo admite una interpretación: los españoles le han mostrado a Sánchez, con concluyente claridad, la puerta de salida.
Ha sido precisamente la apuesta por disputar las elecciones autonómicas y locales en clave nacional, de marcado acento cesarista, la que ha terminado por arruinar las expectativas de los dirigentes territoriales socialistas. Ni siquiera los que defendían un PSOE más reconocible, como Javier Lambán o Guillermo Fernández Vara, han podido evitar el tsunami antisanchista. Únicamente Emiliano García Page ha salvado los muebles, gracias a un mensaje mucho más nítido contra la política del Gobierno central y la impagable colaboración del candidato más inadecuado de los que el Partido Popular presentaba en las distintas regiones.
Sánchez no disuelve las Cortes porque crea que es lo mejor para el país, tampoco para el PSOE, sino porque ha llegado a la conclusión de que sólo así tiene alguna opción de negociar su supervivencia"
Al desastre autonómico hay que añadir el no menos importante de las grandes capitales y la pérdida de muchas diputaciones provinciales, fundamentales a la hora de financiar las necesidades y proyectos de los ayuntamientos. Y es probablemente esta, la brutal pérdida del poder económico en manos del PSOE, una de las razones que explican el adelanto electoral anunciado hoy por Pedro Sánchez. Con los presupuestos de las más importantes diputaciones y los de los gobiernos autonómicos de Andalucía, Comunidad Valenciana y Madrid, entre otros, en manos del PP, pretender llegar a diciembre con alguna opción habría sido una nueva insensatez.
Con un resultado menos contundente, Pedro Sánchez podría haber pulsado otro botón: el de una profunda crisis de Gobierno para prescindir de sus actuales socios en un intento de recuperar posiciones en el espacio del centro izquierda y rehabilitar en parte su maltrecha imagen gracias a la presidencia de turno de la Unión Europea. Pero las urnas le han cerrado esa vía de escape. Sánchez se ha quedado sin margen y convoca elecciones generales básicamente por tres razones: 1) No dar tiempo a que el PP active su muy reforzada maquinaria de poder territorial; 2) Amortiguar la segura contestación interna tras ser señalado por muchos dirigentes y cuadros socialistas como el principal culpable de la debacle; y 3) Impedir que la cada vez más notoria corriente crítica, a la que podrían sumarse algunos de los recientes damnificados, promuevan una candidatura alternativa.
El adelanto electoral es probablemente la medida más sensata de las posibles. Lo que a todas luces parece una insensatez es que el líder socialista no haya anunciado al mismo tiempo su retirada de la política"
En definitiva, Sánchez no disuelve las Cortes porque crea que es lo mejor para el país, tampoco para el PSOE, al que con esta maniobra arrebata cualquier opción de debate interno, sino porque ha llegado a la conclusión de que sólo así tiene alguna posibilidad de negociar su supervivencia. Entre una rectificación honrosa y una salida personal, Sánchez elige la segunda opción. Entre facilitar una transición ordenada en su partido, dando un paso atrás y promoviendo un nuevo liderazgo, Sánchez elige un atrincheramiento autodestructivo. Con todo, el adelanto electoral es probablemente la medida más sensata de las posibles. Lo que a todas luces parece una insensatez es que, tras lo vivido este domingo, el líder socialista no haya anunciado al mismo tiempo su retirada de la política.
Tal y como se ha señalado durante la campaña, el 28 de mayo ha sido la primera vuelta de un proceso de recuperación de la centralidad, del rescate de los instrumentos del Estado para ponerlos en manos del constitucionalismo. Por eso, el 23 de julio no va a ser una jornada electoral más. Hay que ratificar el clamor por el cambio al que hemos asistido este domingo. Ni está todo dicho ni, aunque parezca mentira, lo hemos visto todo. Será un trayecto duro, plagado de trampas. Y no hay que confundirse, los españoles no van a aceptar solo un cambio de cromos ni de caras. Hace falta coraje, la voluntad de afrontar las reformas inaplazables que necesita un país en situación mucho más delicada que la que pinta la propaganda sanchista.
Lo que Núñez Feijóo se juega es mucho más que su carrera política: que España tenga alguna opción de no perderse definitivamente en esa mediocridad social, económica, cultural y política a la que nos ha arrastrado este Gobierno"
En abril de 2022 Núñez Feijóo se echó a los hombros un partido moribundo. Hoy, un PP transformado es la única opción de cambio real. El mérito mayor corresponde sin duda al político gallego, pero es ahora cuando toca pasar la reválida, y el fracaso no es una alternativa. Con un PSOE todavía en manos de ese calamitoso personaje en que se ha convertido Pedro Sánchez, lo que Núñez Feijóo se juega es mucho más que su carrera política: que España tenga alguna opción de no perderse definitivamente en esa mediocridad social, económica, cultural y política a la que nos ha arrastrado este Gobierno mal llamado progresista, va a depender de que el 23 de julio se confirmen con creces los resultados del 28.M.
Para ello, el líder del PP está obligado a presentar un proyecto reformista valiente, sin otros condicionantes que no sean la reconciliación y el pragmatismo; contando con los mejores, abriendo el partido a todos aquellos que se sienten concernidos con el futuro de la nación y el bienestar futuro; con libertad, sin aceptar condiciones extemporáneas de nadie, tampoco de los nostálgicos de la uniformidad, y renunciando a gobernar, si fuera necesario, allí donde las presiones no fueran tolerables. España necesita un cambio en las formas y en el fondo, una alternativa liberal y de progreso que revierta el preocupante deterioro de nuestro crédito y nuestras capacidades y que nos vuelva a situar en el núcleo decisorio de la Unión Europea. El 23 de julio hay que reventar las urnas para ganar el futuro.
Reliable1
"España necesita un cambio en las formas y en el fondo, ..." dice Vd. Cuando en los telediarios de todas las cadenas incluso en Telemadrid al final hablen de la temperie, los hombres y mujeres del tiempo dejen de decir machaconamente varias veces "la península", el territorio", "la península ibérica", "en este país" y empiecen a decir en ESPAÑA hoy sea sobre la meridional, septentrional, la del norte o la insular, entonces, y sólo entonces, llueve o tenemos una galerna, etc. hablaremos de cambio, el fondo y la forma. ¿Vale?.
00_andurinha
Teniendo en cuenta que los andaluces han despertado de la siesta con energías renovadas y que los extremeños están en ello, lo que les queda a estos sacamantecas es la miseria total, en medio de una comunidad manchega que en este momento debería estar avergonzándose de sí misma y que en condiciones normales tendría que votar de otro modo para las generales. ¿Qué es eso de defender a Page? ¿Es que él no forma parte de la banda? ¿No se está beneficiando de todas las tropelías cometidas por este personaje? Este delincuente intentará de todo, aunque juraría que desde dentro se está tramando un golpe de mano para mandarlo directo a la lona; si no es así, muchos van a tener que pedir asilo a su amigo el marroquí. ¡A patadas hasta Marruecos había que mandarlos!
Pelosi
Sería buenos tener un infiltrado en Indra, en Correos, en Interior y en la Fiscalía para saber si han tocado a rebato y ya se ponen en marcha los resortes de la “Operación Puchero”… El Felón y su Banda no se van sin lío… En cualquier caso es una vergüenza que este tipejo haga votar a los españoles en vacaciones y que ponga en entredicho, una vez más el prestigio de España frente a la UE convocando cuando se llevan tres semanas de Presidencia Europea. ¿Y quién será el presidente que nos represente en la inauguración del semestre?¿y los ministros ponentes durante los seis meses? Sería bueno saber qué piensan en la UE de este movimiento en plena toma de posesión de la Presidencia Española. El Felón se pasa el bien común y el Imperio de la Ley por el forro…¡qué personaje más siniestro!
Pelosi
¡Mucho ojo al Felón que está tramando algo!…apuesta por la baja participación porque el voto por correo no es viable, no hay tiempo para un procedimiento farragoso y absurdo. Algo trama el Felón, y es en beneficio propio porque no ha dimitido del PSOE. Quiere dar la batalla y refundar su Banda para avanzar en su plan de destrucción de España…No cantemos victoria.
Alexander
O bien Pedro Sánchez ha llegado a la conclusión de que no merece la pena que se esté partiendo los cuernos al frente del Gobierno hasta final de año o ha cometido un error adelantando las elecciones generales a Julio porque el PP se va a beneficiar del descontento que han expresado los votantes en las municipales y autonómicas, que han sido una votación contra Sánchez más que otra cosa.
Birmania
Si en el PSOE aún quedan neuronas, deberían dar una patada a este sinvergüenza y presentar otro candidato.
Uno cualquiera
a) convocando elecciones a toda prisa, el PSOE evita que podemos, sumar y amiguis varios tengan tiempo de asimilar el golpe y recomponerse (el que pueda, podemos ya ni eso), con la esperanza de aglutinar todo el voto de izquierdas que quede. B) El panorama que se espera es desolador para el país: con la oleada de recortes y decisiones duras que vienen, el sitio donde mejor se vive es la oposición. Ya se encargarán ellos de calentar la calle, que es lo que saben hacer bien. Y c) es mucho esperar de Feijóo que no sea algo más que otro Rajoy, calentando el asiento y recibiendo bofetadas hasta que la izquierda vuelva al poder. En fin, poca fiesta veo yo.
Petrapacheco
Pedro Sánchez está acabado. Ahora pretende acabar con el PSOE. Va a jugar la baza que ya ha visto que no sirve: que viene la ultraderecha. Los españoles van a votar en masa al PP para que no dependa de VOX. Se espera una confortable, si no contundente, mayoría absoluta de Feijoo y los suyos. Salvo que las vacaciones y el verano lo impida, que todo puede ser.