Ha muerto, en Madrid, Carlos Alberto Montaner, periodista, escritor e incansable luchador por la libertad de los cubanos. La dictadura de los Castro lo encarceló en su juventud y lo persiguió e intentó desprestigiarlo hasta el último día de su vida. Por suerte, no lo consiguió. Montaner fue un extraordinario comunicador y un periodista lúcido, documentado y honesto. Su brillante trayectoria como periodista es conocida en todo el mundo, sus columnas se publicaban en más de cien importantes diarios. Mereció y recibió, a lo largo de su fructífera vida, numerosos reconocimientos por su trabajo.
Al margen de sus cualidades profesionales e intelectuales, Montaner era un hombre generoso y bueno, en el sentido martiano, cualidades que son, en mi opinión, tan cruciales o más que los talentos
Lo que se sabe menos, es que fue, muchos años, una ayuda fiel y desinteresada para los cubanos que llegaban a Madrid huyendo de los Castro y de su siniestra Revolución. Mi propia familia tiene, en ese sentido, una deuda de gratitud con Carlos Alberto Montaner. Mi hermano José llegó a la capital de España un viernes y el lunes siguiente comenzó a trabajar, gracias a Montaner. Y durante todo el tiempo que vivió en España, tuvo trabajo gracias a Montaner. El periodista cubano era la persona a contactar cuando se llegaba a Madrid “con una mano delante y otra detrás” como suele decirse en la isla. Al margen de sus cualidades profesionales e intelectuales, Montaner era un hombre generoso y bueno, en el sentido martiano, cualidades que son, en mi opinión, tan cruciales o más que los talentos, a la hora de definir y valorar lo que ha hecho un hombre con el tiempo que se le ha concedido sobre la tierra.
Carlos Alberto Montaner, también, era un hombre valiente. Lo demostró en Cuba, y a lo largo de una vida de enfrentamiento con los despreciables, pero peligrosos, esbirros castristas. Y lo ha demostrado ahora, con envidiable serenidad, al elegir el momento de su muerte. La decisión más difícil que tiene que enfrentar un ser humano.
Montaner fue, además, un tipo infrecuente de cubano: amante del diálogo, gran conversador, polemista hábil, que no alzaba nunca la voz, que intercambiaba opiniones, no discutía, y un cubano que, cuando discrepabas, sobre todo si se trataba de temas políticos, solía situar la razón, la sensatez y la cordialidad, por encima de los apasionamientos.
Montaner fue un hombre inteligente, civilizado. Un liberal convencido, culto, informado, correcto, caballeroso, familiar, y fue uno de los personajes más valiosos que ha producido la cultura cubana (sea eso lo que sea) en el Exilio.
Descanse en paz este cubano valiente, libre y bueno.
Edmundo Dantes
Excelente elegía D. Juan. Mis felicitaciones.
Plath
Necesario para Sanchez. El sí que vive feliz con Vox. Gracias a Dios, 600.000 ex votantes de Vox le han abandonado. Dicen que a la abstención. No tengo ni idea.
Plath
Pues es el único que puede hacerlo con legitimidad: el creo Vox, aunque usted parece no saberlo. Y los Abascal y compañía, se deshicieron de él.