Dice José Pablo Pérez López, a la sazón jefe de RTVE, que el Ente necesita más pasta. Lo ha hecho saber mediante una emotiva a la par que rotunda misiva a los trabajadores de la casa. Lo epistolar está en boga y, a pesar de que PP -Pepe Pablo, conocido así en los ambientes- no dice estar enamorado de nadie, se nota su querencia hacia Broncano. Fue el quién se empecinó en que el susodicho cobrase de nuestros impuestos. El otro día Grisom, colaborador de La Revuelta, decía en otra cadena “Ahora que soy funcionario”. Ahí le has dao, tronco. Funcionarios del humor, lo último que nos quedaba por ver.
El caso es que Pepe Pablo quiere hacer virguerías, como todos los que le precedieron y los que le seguirán. A estas alturas uno ya no se asombra de las promesas de vendedor de alfombras de los que pretenden gestionar medios sufragados con el dinero de todos, eso sí, con la oreja dispuesta a escuchar lo que les diga el gobierno. El que sea, porque no hay ni Dios que se salve. Todas las teles y radios públicas son instrumentos de propaganda al servicio del señorito de turno y de ahí no me moverán, porque hablo desde la experiencia de quien lleva en este asunto de la comunicación casi cuarenta años. Volviendo al nuevo supermán de la tele, en la carta halaga a los funcionarios, lo que equivale a decir que lo hace con los sindicatos porque Moncloa mandará en la línea editorial de RTVE pero quien que corta el bacalao son los comités de empresa. ¡Pobre del que se meta con sus prebendas, canonjías y otras hierbas!
La derechona fachosa y sus medios que no son tales ni sus trabajadores son periodistas. Ah, y le preocupa que el Ente sea irrelevante
Salvados estos escollos, como los clásicos navegaban entre Escila y Caribdis, Pepe Pablo tira del romancero televisivo y saca a relucir la transparencia, el inconformismo -gran estupor entre las masas-, la autonomía -el estupor llega a niveles estratosféricos- y dice que deben combatir, ahí si que has estao bien, Pepe Pablo, la cosa del bulo y la desinformación. O sea, la derechona fachosa y sus medios que no son tales ni sus trabajadores son periodistas. Ah, y le preocupa que el Ente sea irrelevante.
No hijo mío, mientras nos cueste el pastizal que nos cuesta, de irrelevante nada. En total, que el hombre, creyéndose en la obligación de tener estilo, parafraseando a Galdós, acaba su carta con una cita de Ruiz Zafón: “La vida es la hipoteca del alma: aunque uno salga con buenas intenciones, ir avanzando implica cometer traiciones con los demás o con uno. Hay quien tiene la fortuna de no caer demasiado en ello y quien directamente es un hijo de puta, pero el dilema sobre si hacemos o no lo correcto lo tenemos todos”, añadiendo de su cosecha: “Espero ser de los afortunados”.
Teniendo en cuenta que en su anterior etapa en RTVE dejó 250 millones de euros en déficit, que además de ser el valedor de Bronquitis, perdón Broncano, o de Silvia Intxaurrondo, que ya es ser, no podemos por menos que contemplar con un brillo de esperanza en la mirada y el corazón henchido de gozo las tardes de gloria que va a depararnos este caballero, nuestro Pepe Pablo, el PP que, miren por dónde, fue destituido por Ayuso en Telemadrid con los tribunales por en medio, además de uno de los creadores de Trece TV, la cadena de la Conferencia Episcopal. Claro que luego se fue de director adjunto a La Sexta. Y ahora ya lo ven, el chiquillo tiene un juguete carísimo para hacer diabluras. De todo eso colijo que en los informativos o programas cuando se hable de la presidenta madrileña o de cualquier asunto relacionado con la Iglesia Católica Pepe Pablo instará a que se use la más escrupulosa imparcialidad. Y si hay que poner un impuesto para la tele, Pepe Pablo, se pone, faltaría más. Todo sea por Bronquitis o la Hincha Urrondo.