Han contado las crónicas en medio de la sequedad informativa de estos días de agosto que la presidenta de los andaluces se ha permitido el lujazo de pagar más de mil euros la noche en un hotel super estrellado en Sancti Petri, la zona gaditana donde confluyen veraneantes de postín tanto de la derecha como de la izquierda española. Obviamente lo ha pagado de su bolsillo en lo que son la primera parte de su descanso estival como ha sucedido en estos años. Habitualmente monta además una breve escapada y viaja a Ibiza a una casa alquilada que fue de una de las voces más grandes del doblaje español de todos los tiempos.
Las vacaciones deluxe de la presidenta de la Junta de Andalucía han merecido gran atención en un amplio sector de la opinión pública y publicada, destacando cierta virulencia (insultos) de las redes sociales que para eso han quedado en muchos casos. La crítica unánime que se le ha lanzado en estos días contra Susana Díaz es por su comportamiento público, dentro de su ámbito íntimo y familiar, al permitirse un dispendio que solo está a disposición de los del Ibex 35 o de aquellos que heredan grandes fortunas, fuera de Andalucía para pagar menos, por supuesto.
Díaz debe explicar por qué ha roto con la ejemplaridad que se supone deben dar desde la izquierda quienes administran lo público, lo que siempre se ha llamado predicar con el ejemplo de la ética y la estética de la izquierda
Susana Díaz tiene todo el derecho a gastarse su dinero donde le plazca, pero estar en política y más presumiendo de ser una mujer de izquierdas, hija de fontanero y esposa de un simple trabajador –“un tieso” según ella– tiene sus servidumbres e invita con urgencia a que la Sra. Díaz se explique en términos políticos. Sobre todo, que argumente por qué motivo ha roto con la ejemplaridad que se supone deben dar desde la izquierda quienes administran lo público, lo que siempre se ha llamado predicar con el ejemplo de la ética y la estética de la izquierda. Ese es el asunto desde un punto de vista político, la incongruencia que encierra disponer, por mil cien euros diarios de tres habitaciones con vestidor, dos baños, un aseo, un jacuzzi, una terraza con vistas al mar, una pequeña piscina privada ¡y una barbacoa!
Tanta ostentación, tanto lujo, por mucho que se aluda al debido respeto de la intimidad familiar de la presidenta, es lógico que chirríe en la comunidad autónoma con más parados de todo tipo (jóvenes, larga duración, mayores de 45 años), donde los índices de miseria empiezan a alarmar en algunas zonas urbanas y no solamente en lo tocante a los inmigrantes que nos llegan a diario por mar. Susana Díaz, con la elección de un lujosísimo hotel de veraneo, cuyas mileuristas tarifas son de dominio público, se ha colocado en la pasarela de los ricos del Hola, aunque no haya existido posado, pero para el imaginario público ha entrado de lleno en la elite de los ricos, de los que se pueden permitir por noche de hotel, más del sueldo mensual de un trabajador o trabajadora recién salido del paro. Pero ella se lo ha permitido sin complejos de ninguna clase, entrando el selecto club de la gente de dinero, famosos y poderosos. Porque entrar a considerar que el grupo hotelero Barceló, con grandes intereses en Andalucía, haya procedido a una rebaja alta o media del precio de la estancia de la presidenta en pleno mes de agosto es algo que ni se contempla, porque entonces sí que sería obligatoria una explicación.
Los predecesores en la Junta fueron más discretos
Echando la vista atrás no se recuerdan altercados políticos de estas características relacionados con los anteriores presidentes que ha tenido la Junta desde 1982. Ningún veraneo con polémica ni actuaciones personales que pusiesen en cuestión el discurso ético del socialismo sureño.
Rafael Escuredo, el primer presidente autonómico, duró poco y su bautizo de fuego fue el asunto del chalé en Simón Verde, un acoso en toda regla teledirigido por González y Guerra desde Moncloa a través de las páginas de El País que le empujó finalmente a dimitir. Pepe Rodríguez de la Borbolla tampoco se distinguió por grandes dispendios personales, más bien al contrario; a un conocido magnate árabe marbellí le devolvió unas carísimas alfombras persas que le envió como detalle a su casa una Navidad.
No se comprende muy bien el error cometido por Susana Díaz mezclándose ostensiblemente con los ricos de Sancti Petri
Tampoco a Manolo Chaves se le ha conocido una vida privada ostentosa y de lujos, siempre fue discreto y nunca se le criticó por sus actuaciones en ese ámbito de la intimidad personal y familiar. Pese a ello la polémica le alcanzó al final de su mandato en la Junta a cuenta del trabajo de sus dos hijos, vinculados a actividades relacionadas con el gobierno andaluz. Y finalmente Pepe Griñán tampoco metió la pata en estas cuestiones que tanto calan en la gente de la calle, aunque sí se rodeó de cierto glamour socialista con pasta que invitaba a la confusión. Pepe Griñán vive hoy de su pensión como funcionario.
De ahí que no se comprenda muy bien el error cometido por Susana Díaz mezclándose ostensiblemente con los ricos de Sancti Petri, especialmente en un tiempo preelectoral en el que la dirigente socialista intenta diluir su imagen de alternativa (por la derecha) a Pedro Sánchez en el PSOE. Pero en política, en poco tiempo como se ha visto, se pueden hacer muchas cosas, aunque solo sirvan para intereses del partido.
Elecciones, no antes del 25 de noviembre
Para las elecciones autonómicas parece que puede quedar más tiempo del que imaginábamos al hablar estos meses de adelanto para otoño, y mucho tiempo ya se sabe que borra muchas cosas. Al menos esa es la idea que se obtiene tras conocerse que desde el punto de vista jurídico y administrativo, en caso de querer adelantar Susana Díaz las elecciones nunca podría hacerlo para antes del 25 de noviembre. Eso son al menos los cálculos que ya se han hecho, calendario en mano, en la Junta contando con el obligado cumplimiento de plazos en los distintos concursos públicos que obligatoriamente han de celebrarse para poder llevar a cabo la consulta electoral. Así pues, todo apunta a que las elecciones autonómicas, necesariamente, quedarían para celebrarlas en diciembre y, contando las fiestas navideñas, casi no valdrá la pena cargar con el sambenito de adelantar el cierre de legislatura dos o tres meses antes de lo que toca. En definitiva, que puede que esta vez la presidenta esté diciendo verdad cuando se reafirma continuamente en que no habrá adelanto, que ella no piensa en eso y que se dedica a trabajar por Andalucía y los andaluces.
De momento se ha tomado un respiro veraniego que falta le hacía tras el año más intenso de su vida política, pero a un precio tan desorbitado que la han colocado, le guste o no a la Presidenta, como destacada personalidad en la lista de ricas y famosas del veraneo andaluz de 2018.