El vicepresidente de la Junta de Andalucía y líder de Ciudadanos en esta región, Juan Marín, está dando pasos que refuerzan al llamado 'clan de la Manzanilla' en el que están familiares y amigos de su localidad natal -Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)- que han ido ascendiendo en el partido y la Administración andaluza bajo su protección.
Fuentes de la dirección nacional de Ciudadanos aseguran a Vozpópuli que existe preocupación con Marín tras conocer que ha dado nuevos poderes a su cuñado Manuel Buzón, quien trabaja como asesor suyo dentro de la Junta y que a partir de ahora coordinará a los ocho delegados provinciales del vicepresidente que acaban de ser nombrados: Vicente Igea (Almería), Alfredo Martín (Huelva), Mónica Alejo (Málaga), Marián Adán (Jaén), Enrique Barchino (Granada), Rosa Hernández (Sevilla) y Lucía Rodríguez (Cádiz).
Esta figura de los coordinadores provinciales ha causado inquietud en Madrid ya que trabajan al margen de los delegados que tiene la Junta de Andalucía en cada una de las ocho provincias en una especie de 'administración paralela'.
Su labor será la de coordinar los trabajos de las consejerías que controla Ciudadanos en esos territorios e informar directamente a Marín, quien también les quiere dar el rango de portavoces de los comités provinciales de Cs que se tienen que elegir en los próximos meses dentro del proceso de renovación de cargos en la formación naranja.
Este periódico ya informó a finales de abril de que algunos de estos nombres provocaban recelos en la dirección nacional. El almeriense Igea, por ejemplo, no salió de compromisario en las primarias naranjas de febrero mientras que la sevillana Hernández apoyó al sector crítico en el último proceso de elecciones internas.
La gaditana Rodríguez es concejal en Sanlúcar de Barrameda, la misma localidad de Marín, y es persona de confianza de Elena Sumariva, la secretaria del vicepresidente que gestiona todos los cargos públicos de Cs en Andalucía y que antes de entrar en política trabajó en la joyería familiar del ahora 'número dos' del Ejecutivo andaluz en el citado municipio gaditano.
Buzón, por su parte, fue el secretario de Organización de Cs Andalucía hasta que Albert Rivera y Juan Marín pactaron que el segundo volviese a ser el cabeza de cartel del partido en las andaluzas a cambio de que su cuñado perdiese poder orgánico. De aquel pacto fue la llegada de Mar Hormigos a esa secretaría, cargo en el que la senadora por designación autonómica ha estado dos años hasta que en febrero renunció a seguir en el mismo tras la Asamblea General.
Por tanto, esa delicada plaza orgánica está vacante y Marín ya ha comunicado a la dirección nacional que quiere que la ocupa una persona de su total confianza. A sus más allegados les ha trasladado el mensaje de que "no va a aceptar imposiciones de Madrid".
El pacto con Arrimadas tras el 10-N
Tras la debacle del 10-N y la dimisión de Alberto Rivera, tanto Marín como el valenciano Toni Cantó apostaron inicialmente por dar más poder a los comités autonómicos en el nuevo Ciudadanos. Necesitada de sus apoyos ante el surgimiento de un sector crítico en torno a Francisco Igea, Inés Arrimadas envió a su hombre fuerte y actual vicesecretario primero, Carlos Cuadrado, a reunirse con ellos para pactar su apoyo a la candidatura oficialista.
A cambio, recibieron garantías de que estarían en la Ejecutiva y tendrían mayor peso interno en la nueva estructura orgánica. Ambos aceptaron y se sumaron a la candidatura de Arrimadas. Sin embargo, Marín y Cantó se han visto relegados en la formación del núcleo duro de Arrimadas en el que están Marina Bravo, el citado Cuadrado, José María Espejo, Joan Mesquida, Melisa Rodríguez y Edmundo Bal, y para el que no se esperan más incorporaciones.