Política

"Insistiremos y ganaremos", amenaza Maragall tras la reunión con el Gobierno

El encuentro entre el Gobierno central y la Generalitat avanzó en asuntos jurídicos y administrativos pero se bloqueó en la autodeterminación y los presos, como estaba previsto.

  • Batet se reúne con miembros de la Generalitat

"Un encuentro franco y cordial con discrepancias importantes". Meritxel Batet, ministra de Política Territorial resumió así las largas tres horas y media de la primera reunión de la comisión bilateral Estado-Generalitat celebrada en siete años. Hubo avances en aspectos pragmáticos y administrativos y falta de entendimiento absoluto en lo referido a la autodeterminación y los presos, asunto que fue planteado y reivindicado por los representantes del secesionismo. "No existe el derecho de autodeterminación", insistió Batet, "no hay lugar a la discusión", remachó en la línea en la que se manifiesta siempre el Gobierno socialista.

"Tenemos un concepto de la normalidad muy diferente", aseguraba luego Ernest Maragall por parte de la Generalitat. "Ha sido una conversación franca y dura", pero cordial. "Queríamos hablar de los presos, de la humillación, y queríamos entrar en los derechos básicos de nuestros país", se quejaba. "La capacidad de que los catalanes podrán decidir en su futuro tampoco ha prosperado", señala el consejero de Exteriores. Y resumía que "nos han dicho que no" a los dos asuntos que para "nosotros significan la normalidad, que son los presos y del derecho a decidir nuestro futuro. Maragall se mostraba quejoso, exigente, pero sin ánimo de romper la baraja. "Insistiremos y ganaremos", decía. 

Las vías de la Constitución

"No hay mucho que investigar en el ámbito de la participación de la ciudadanía en la Constitución", había señalado la ministra y recordó que la Carta Magna es muy clara al señalar el proceso para llevar a cabo las reformas. Bien vía reforma del Estatut o bien reforma de la Constitución, a través de los procedimientos legales establecidos. También subrayó que la vía judicial escapa a la acción del Ejecutivo", al aparecer el asunto de los 'presos políticos'. Dos temas en los que no se ha avanzado.

Escepticismo, distancia, frialdad, poco entendimiento pero sí el imprescindible para que el diálogo continúe. No ha habido acuerdos materiales, pero sí se han dado pasos para poner en marcha las comisiones y subcomisiones previstas en el Estatut, tanto desde el punto de vista económico, de infraestructuras, de trapasos. "El gobierno tiene un proyecto para Cataluña y lo importante es esta apertura del diálogo, una normalidad institucional", dijo la ministra, en un tono constructivo y muy paciente.

Sí se ha prosperado en otros ámbitos, especialmente en cuestiones jurídicas o administrativas. Se han creado grupos de trabajo para analizar traspasos pendientes, conflictividad competencial, infraestructuras, equipamientos. Diálogo difícil, pero sin ruptura, que es lo que se pretendía. "Un cambio diametral con la etapa anterior, y se confirma que caminamos en la misma dirección", resumió.

Ernest Margall, consejero de Exteriores, presidía el lado catalán, junto a Elsa Artadi, consejera de Presidencia y el vicepresidente Pere Aragonés. La delegación central estaba presidida por Meritxel Batet, ministra de Administraciones Públicas, junto con cuatro secretarios de Estado y la delega del Gobierno en esa comunidad. Buena disposición y un afán de transmitir avances. Algo que le interesa a las dos partes. La plasmación en positivo del encuentro celebrado en Moncloa entre Pedro Sánchez y Quim Torra. Ambos dirigentes están empeñados en transmitir la idea de que la comunicación avanza y de que el diálogo arranca con un horizonte de futuro. Habrá más sesiones de esta comisión que no se reunía desde hace siete años. 

Lo importante es votar

Dos son los escollos más ríspidos que oscurecen este paisaje casi ídilico que pretenden dibujar amabas partes. La Generalitat quiere que se pase de las palabras a los hechos y reclama un compromiso formal en torno a la autodeterminación en otoño. Un referéndum pactado sobre esta cuestión es imposible y así lo han hecho saber diversos ministros y portavoces del Gobierno socialista. Moncloa desliza la posibilidad de admitir la celebración de una consulta para un nuevo Estatut bajo el eslogan de 'lo importante es votar'. Algo que rechazan los secesionistas que ya han votado sdos supuestos referéndum sobre la independenia. 

Carles Puigdemont, que ha tomado de nuevo el control tanto del Gobierno catalán como del partido mayoritario, una vez liquiado el PDeCat, exige avances concretos. De no conseguirlo, estaría dispuesto a dar de nuevo una patada al tablero y lanzarse a la convocatoria de elecciones. La tensión y la confrontación es el ámbito que precisa el expresidente fugitivo para mantener la épica de un 'procés' que ya todo el mundo da por muerto.

En ERC, por ejemplo, se muestran más pragmáticos y pretenden que se concreten asuntos pendientes como la retirada de recursos ante el Constitucional, la aportación de nuevos fondos a la economía catalana y el impulso a proyectos de infraestructuras todavía pendientes. Lo del referéndum, puede ser cuestión de meses, "es cosa que lleva tiempo", explica Aragonés, el número dos de Oriol Junqueras.

La presencia del Rey en el primer aniversario del atentado yihadista en las Ramblas es asunto que se ha contemplado tangencialemente. Desaparecido Rajoy, los separatistas han puesto al jefe del Estado en el punto de mira. "El Rey no representa a los catalanes", afirma Quim Torra, impulsor de la ofensiva contra la Corona, que es secundada apasionadamentee por la ANC y la CUP así como por otras agrupaciones de agitación callejera.

La presencia del Rey

La Casa Real no confirma nada sobre la asistencia de Felipe VI, aunque se da por hecho que estará presente. Torra ni ha ganado unas elecciones, ni le han votado los catalanes ni mucho menos representa a la gran mayoría de la sociedad catalana. Al menos, en este punto, señalan en medios constitucionalista.

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