Roger Torrent abrirá la ronda de contactos para buscar candidato de investidura tras conocer el nombre designado por Carles Puigdemont desde Berlín. El expresidente prófugo tiene previsto emitir un vídeo desde Berlín en el que aclarará sus planes de futuro y, posiblemente, hará público el nombre de su posible sucesor. El pleno, en cualquier caso, se celebraría el próximo lunes, en primera vuelta, y la votación definitiva tendría lugar el miércoles 16 de la semana próxima, a escasos días de que se agote el plazo para evitar elecciones.
El bloqueo a una investidura telemática por parte del TC ha acelerado el denominado 'plan D' del separatismo. Es decir, buscar un postulante a 'president' sin problemas judiciales. Puigdemont mantiene su secreto. Sus fieles no sueltan prenda. "No sé si ya lo ha decidido", comentaba este lunes, entre sonrisas, Elsa Artadi, una de las más firmes aspirantes, según las quinielas.
Referéndum ilegal
Puigdemont pretende designar a un presidente interino, con un perfil gris y sin aspiraciones de liderazgo. Algo parecido a lo que pensó Artur Mas tras elegirle hace dos años y medio. El exalcalde de Gerona se salió del carril desde el minuto uno y se olvidó de quién le había nombrado. Optó por la vía secesionista y puso en marcha el mecanismo del 'procés', mediante un referéndum vinculante y abiertamente ilegal. Fue el arranque de la 'vía unilateral', el desafío al Estado y el sendero hacia el actual desastre.
El empeño del prófugo es seguir dirigiendo los destinos de Cataluña desde el exterior. Sólo tiene dos horizontes: 'el exilio o la cárcel', desvelaba hace días en un medio británico. Ha optado por lo primero, a la espera de la decisión de los jueces de Holstein. Su sustituto será un mero delegado, que ni siquiera ocupará el despacho del presidente en el Palacio de la Generalitat. Tendrá también vedado el salón de reuniones de presidencia, según los comentarios que circulan en el PDeCat.
Torrent aguarda paciente los designios del prófugo. La actitud cesarista de Puigdemont irrita y fatiga en amplios sectores del independentismo. "No comparte nada con nadie, salvo con los cuatro o cinco leales", señalan. "El 'dedazo' nos está haciendo aparecer como una organización absolutista. Ni siquiera Pujol llegó a tanto", añaden. De ahí las ganas por cerrar el capítulo de los fugados, de acabar con el 155 y de volver a una cierta normalidad en el Gobierno de Cataluña.