Elecciones municipales 2023

El candidato de Vox agredido en Vitoria: "ETA ya no mata, pero el miedo sigue aquí"

Jonathan Romero vive en la localidad alavesa de Alegría, tiene 42 años y trabaja como vigilante de seguridad en una fábrica. Esta semana pidió vacaciones para estar al 100% en la campaña

  • Jonathan Romero y Santiago Abascal

El día que el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) denunció que 44 candidatos de Bildu al 28-M habían sido condenados por pertenencia y colaboración con ETA, siete de ellos por asesinato, a Jonathan Romero le pareció "nauseabundo". Faltaban tres días para el arranque oficial de la campaña electoral y para volver a echar mano del megáfono. Es el candidato de Vox a diputado general de Álava por la circunscripción de Vitoria y le tocaba trasladar el mensaje del partido a los vecinos. Por las mañanas suele hacerlo desde la furgoneta, por las tardes desde alguna mesa informativa. Precisamente, es lo que estaba haciendo este domingo en el barrio de Sansomendi junto a la alcaldable Teresa Jiménez cuando fue agredido por tres jóvenes desconocidos. Así lo ha denunciado el partido.

Nació en Vitoria, tiene 42 años y esta semana ha pedido vacaciones en la fábrica donde trabaja como vigilante de seguridad para poder rendir al máximo en su faceta política. "Es una vergüenza que en un Estado democrático haya gente condenada por terrorismo en las listas electorales de Bildu y que seamos nosotros los que recibimos todo tipo de insultos y agresiones. Nos atacan los mismos que votan a los condenados por terrorismo", explica Romero a Vozpópuli. Hoy está en el barrio de Ibaiondo. "El terrorismo de ETA ya no mata, pero el miedo sigue aquí instalado. El miedo es el gran logro del terrorismo", asegura.

En 2020 le destrozaron el coche

Lleva en las listas de Vox desde 2015, casi desde sus inicios, pero no se afilió al partido hasta febrero de 2019. "Defendían la unidad de España y el uso del español en el sistema educativo y las instituciones. Estaba de acuerdo con todo eso y me sentí identificado", comenta.

No es la primera vez que le atacan. En 2020, un grupo de individuos entre los 18 y 21 años le destrozaron el coche. Eran y son vecinos de la localidad alavesa de Alegría-Dulantzi, donde vive el propio Romero con su familia. "Me rompieron los retrovisores, arrancaron el parabrisas, había golpes en el techo y me desinflaron dos ruedas", recuerda el candidato de Vox. Después fueron detenidos por la Policía y tuvieron que pagar los daños. Según los agentes, tenían "vinculaciones con diversos colectivos de ideología contraria a la de la víctima y con grupos radicales deportivos".

Hace unos años también le tiraban huevos en la puerta de casa. "Tengo un hijo de diez años y cuando tenía unos seis y me insultaban por la calle intentaba explicarle que nosotros no odiamos a nadie. Yo no odio el País Vasco, no odio Álava ni odio Vitoria. No odio a nadie. Intento inculcarle lo contrario, intento inculcarle amor, y siempre le digo que vaya con la cabeza alta", señala. Acaba de poner la denuncia por las patadas y puñetazos del otro día.

Su experiencia le ha llevado a concluir que "el miedo provocado por ETA sigue estando presente" y que "la libertad que se vende no es real". "La gente tiene miedo a que le señalen. Prueba de ello es que nos están preguntando constantemente si las papeletas de Vox llegarán a sus buzones porque no se fían y porque no quieren cogerlas en las mesas el día de las elecciones por si les ve alguien", comenta el aspirante de Vox a la Diputación Foral de Álava.

Visita del líder de Vox a Vitoria

Además, explica que a las mesas informativas no se acerca tanta gente como quiere, igual que tampoco acudieron a ver a Santiago Abascal al NH Canciller Ayala tantos como querían. Aquel día, un centenar de jóvenes se concentraron frente al hotel para protestar contra el acto electoral. "Le gritaban fascista, payaso, nazi...", indica. Y apostilla: "Aquí no se habla con libertad".

Convencido de que "el vitoriano de a pie está cansado de las políticas nacionalistas" y con el hombro aún dolorido por los golpes del domingo, Romero se fija como objetivo prioritario hacer realidad la presencia de Vox en las Juntas Generales de Álava: "Quiero luchar contra la discriminación que sufre con respecto al resto de provincias vascas, facilitar la vida a los ciudadanos y emprendedores alaveses y devolver al castellano el protagonismo que merece".

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