La fase es todavía embrionaria, pero algo se mueve. Íñigo Errejón, ex número dos de Podemos y causante de la crisis más profunda de la formación morada, aprovecha la crisis de Pablo Iglesias para mover ficha. A nivel territorial aumentan los dirigentes de Podemos críticos con el secretario general, y Errejón les está tanteando. Sabe que mucho dependerá del grado de caída de Podemos en las generales, que espera sea elevado. A partir de entonces, activará su ‘opa’ a Podemos.
Errejón está manteniendo reuniones en muchas comunidades autónomas con sectores críticos con Iglesias, antiguos lugartenientes del errejonismo y las marcas locales. Se trata de encuentros entre “delegaciones”, según mantienen fuentes conocedoras de esos movimientos, que reflejan una hoja de ruta en la que Errejón trabaja desde hace tiempo.
El ex número dos sigue oficialmente inscrito al partido morado. Como él, también lo están otros dirigentes que ya han anunciado su apoyo a Errejón. Una situación anómala y que la dirección de Podemos pronto resolverá con eventuales exclusiones, pero evitará hacerlo cuando la campaña electoral esté al rojo vivo. Mientras, Errejón y Tania Sánchez siguen tejiendo complicidades.
Tania Sánchez y Manuela Carmena
Los encuentros discretos que los delegados de Errejón están manteniendo sirven para dibujar la primera etapa de la construcción de su nuevo partido. Según cuentan las fuentes consultadas, esta fase está siendo liderada por Sánchez, el cerebro detrás de la “traición” (según la lectura de Iglesias) a Podemos, en la que también ha tenido un papel relevante Manuela Carmena. “Sin Carmena y Tania, Íñigo no habría hecho nada”, reprochan con rabia dirigentes de Podemos.
Las Comunidades en las que Errejón está moviendo ficha son, de momento, Castilla y León, Comunitat Valenciana, Galicia y Aragón. Actúa por dos bandas: por un lado, intenta crear vínculos con las marcas locales como Compromís (concretamente con Mónica Oltra) y En Marea. Por el otro, habla con los sectores de Podemos que quieren desmarcarse de Iglesias y planean abrir nuevas marcas locales.
Centralismo democrático
En esta primera fase, Errejón proyecta una red de partidos de izquierdas alternativos al PSOE y muy vinculados a los intereses de cada región de España. Más Madrid, su plataforma en la Comunidad madrileña, sería simplemente uno más del grupo: sin poderes excepcionales, pero solo hasta que no se active la fase dos. Esta segunda fase se puede resumir en dos palabras: centralismo democrático.
Errejón y la propia Sánchez vienen de una cultura política arraigada en la experiencia de Izquierda Unida y del sindicato Comisiones Obreras. En el caso del ex número dos de Podemos, otras experiencias extranjeras, desde la bolivariana a la italiana también le han influido. De ahí que ni Errejón ni Sánchez crean realmente en la idea del partido confederal, donde la unión de las marcas locales es más débil que su capacidad de decisión colectiva.
La revolución de Errejón implica apostar por el modelo de centralismo democrático, muy presente en el Partido comunista italiano
El verdadero plan de Errejón y Sánchez es el partido federal con guía centralizada en asuntos de impacto nacional, como la política social, laboral, la exterior y, posiblemente, la educativa. Este proyecto dejaría a las marcas locales márgenes de maniobra en los territorios sobre asuntos locales, pero blindaría el proyecto como fuerza política con aspiración al gobierno de la nación.
Abandono del modelo asambleario
Otro cambio muy importante atañe al abandono del modelo asambleario. Este fue uno de los fetiches del 15-M, defendido por Podemos como sistema de organización interna, pero fracasado en la construcción de un partido hipervertical a lo largo de estos años. Ni siquiera las primarias se han salvado de críticas internas y denuncias de pucherazos.
La revolución de Errejón implica apostar por el modelo de centralismo democrático (muy presente en el Partido comunista italiano, estudiado por el propio Errejón). Este sistema prevé que las corrientes tienen derecho a espacios de expresión para debatirlo todo, pero con un detalle que no es baladí: las decisiones tomadas por órganos representativos son vinculantes para todos.
El centralismo democrático es sinónimo de más pluralismo, pero con orden. Y será uno de los ejes del partido de Errejón. Su estructura contará al inicio con la necesaria alianza de marcas locales, pero su vacación es superar una organización fragmentada y poco armónica.
Las generales del 28 de abril y las autonómicas del 16 de mayo serán los últimos escollos que Errejón deberá superar. Si todo va como él espera, con una fuerte caída de Iglesias y Podemos, el barco del ex número dos saldrá definitivamente del puerto. Errejón será el capitán, y al timón tendrá a Tania Sánchez.