Mariano Rajoy y Benjamin Netanyahu nunca tuvieron una reunión bilateral en los siete años que el primero estuvo en el poder, por sorprendente que parezca. Pero siempre se miraron de reojo por el tema de Cataluña, hasta el punto de que España amenazó en 2013 a Israel con el reconocimiento del Estado palestino si Tel Aviv mostraba simpatías por el secesionismo catalán.
Así lo cuenta José Manuel García-Margallo en su último libro 'Memorias heterodoxas de un político de extremo centro', que saldrá a la venta en enero. Vozpópuli ha tenido acceso al capítulo titulado 'Cataluña, mi gran discrepancia' en el que relata ese encontronazo diplomático desconocido hasta ahora.
El entonces ministro de Asuntos Exteriores viajó a Israel en abril en 2013 y mantuvo un encuentro con Netanyahu en Jerusalén, "donde expliqué con absoluta claridad que, si nos molestaban en esto, nosotros reconoceríamos a Palestina", indica refiriéndose a Cataluña.
Margallo tenía un problema que era Cataluña y Netanyahu otro, Palestina. "A la siguiente manifestación de simpatía con el tema catalán, yo reconozco a Palestina", le dijo
Margallo ha aportado a este medio más datos de cómo se desarrolló aquella reunión a la que se presentó con una amplia delegación. "Netanyahu empezó a hablar de los temas de Cataluña y le paré en seco", recuerda de inicio. El jefe de la diplomacia española exigió a Netanyahu que esa cuestión la hablaran en su despacho sin nadie presente. A solas. Y le trasladó lo siguiente: "Yo tengo un problema que es Cataluña y usted tiene uno, que es Palestina. Y a la siguiente manifestación de simpatía con el tema catalán, yo reconozco a Palestina".
De aquella cita salió el compromiso del Gobierno español de "congelar" la apertura de un consulado honorario en Gaza. Un gesto del Ejecutivo popular con Netanyahu, aunque luego España hizo un "amago" con una votación en la UNESCO en la que la delegación española votó a favor de los intereses palestinos. "Los israelíes se dieron cuenta y jamás tuvimos el menor problema con ellos", subraya.
Una Cataluña más pro-israelí
Las simpatías israelíes con el nacionalismo catalán se remontan a los años ochenta. Jordi Pujol cultivó buenas relaciones con el Estado hebreo en sus años como presidente de la Generalitat y desde Tel Aviv se empezó a ver con agrado una Cataluña más pro-israelí que el resto de España, que históricamente ha sido defensora de las tesis palestinas.
Todos los partidos secesionistas catalanes, a excepción de la CUP, han mostrado siempre más simpatías por Israel que por Palestina. Muy comentado fue cómo terminó la negociación entre CiU y la CUP para investir a Carles Puigdemont. "Se nos dijo que la cabeza de un israelí (Artur Mas se apartaba de la investidura) valía por diez de palestinos (los escaños de la CUP para ungir a Puigdemont)", confesó la entonces portavoz 'cupera' en el Parlament, Anna Gabriel.
España, por ejemplo, miró con lupa la apertura de un consulado honorario israelí en Barcelona en junio de 2017, un acto al que asistió Carles Puigdemont a escasos tres meses del referéndum ilegal del 1-O. Precisamente, el silencio oficial de Israel ante la consulta por la independencia patrocinada por la Generalitat catalana provocó enorme malestar en Madrid.
Marca España alude a la Cataluña carolingia
Margallo defiende en su libro que mantuvo una "tesis muy clara" contra el "delirio" secesionista que buscaba reconocimiento internacional y la permanencia de Cataluña en la UE. Para ello, se empeñó "en ganar la batalla de la comunicación internacional" con la iniciativa de la Marca España. El exministro desvela que se escogió ese nombre, entre otras razones, por ser una alusión "a la Marca Hispánica", el nombre de la Cataluña carolingia en la Edad Media.
El jefe de la diplomacia española cuenta que centró su ofensiva exterior en un área geográfica -los países bálticos-, un territorio con ansias de independencia -Escocia- y un país que amagaba con respaldar a una Cataluña independiente -el citado Israel-.
A los primeros les sugirió "claramente" que, si ellos seguían por la "vía comprensiva", España pediría que se levantasen las sanciones a Rusia que la UE había adoptado unos meses antes y que a ellos -Estonia, Letonia y Lituania- les interesaban tanto.
Margallo ordenó un total de 22 viajes de naturaleza diplomática a países europeos y no europeos para explicar claramente cuál era la posición de España en la cuestión catalana
En el tema escocés, tuvo una reunión secreta con Alex Salmond, primer ministro escocés, en el domicilio madrileño del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez-Galán, en la que le dijo que, "si ellos seguían defendiendo la misma opinión, yo iba a empezar a decir que España vetaría el hipotético acceso de una Escocia independiente a la UE". Respecto a la visita a Israel, es la mencionada arriba.
22 viajes para explicar la posición española
En total, Margallo ordenó un total de 22 viajes de naturaleza diplomática a países europeos y no europeos para explicar claramente cuál era la posición de España en la cuestión catalana. En Europa se visitaron los tres países bálticos, Croacia, Eslovenia, Francia, Italia, Alemania, Austria, el Vaticano, Suiza, Polonia e Islandia. Fuera del Viejo Continente se "peregrinó" a Estados Unidos, así como a varias organizaciones internacionales.
"Siempre se visitaba el Ministerio de Asuntos Exteriores, se contactaba con al Asesor Jurídico de cada país para explicar la posición de España desde el punto de vista del Derecho Interno y del Derecho Internacional y se acudía a la Comisión del Parlamento concernida. "Creo que fueron viajes de naturaleza preventiva que resultaron muy útiles", recuerda Margallo. Al final, tanto en el día del referéndum del 1-O como en las semanas posteriores no hubo ningún apoyo internacional a una Cataluña independiente.