Primera sorpresa de la legislatura. Pedro Sánchez introdujo muchas ofertas de pacto de Estado en sus dos horas de discurso de investidura, pero no quiso desvelar su plan de gobierno con Podemos. En peor situación quedó Cataluña, para la que no tuvo ni una sola palabra atractiva a oídos de los independentistas y a la que sólo se refirió de forma indirecta, al comparar la estrategia secesionista con la fracasada del Brexit.
"Aprendamos del caso del Brexit, construido sobre la falacia, que va en contra de la lógica de los tiempos, reivindicamos una España autonómica en una Europa federal", manifestó Sánchez antes de censurar a aquellos que plantean "una segunda soberanía pequeña e inútil desde el aislamiento". Una afirmación que hizo revolverse al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, desde su escaño.
Los compromisos sociales de los que Sánchez hizo gala desde el estrado no entusiasmaron a los 42 diputados de Podemos, quienes sólo aplaudieron el recuerdo que tuvo el presidente del Gobierno con las dos últimas víctimas de la violencia de género. Al filo de las dos horas del discurso de investidura llegaron las primeras palabras del candidato del PSOE y no fueron nada halagüeñas, ya que le sirvieron para constatar que no será sencillo alcanzar "un punto de acuerdo" con los morados en este decisivo momento de la legislatura.
"Nada que merezca la pena es fácil, y lo que tenemos por delante merece mucho la pena", dijo Sánchez mirando por primera vez al escaño de Pablo Iglesias en busca de cierta complicidad. Pero no la hubo. "Procedemos de dos tradiciones distintas de la izquierda. Hasta ahora se ha hablado mucho de las diferencias y estamos comprobando que no es sencillo llegar a un punto encuentro. Pero nada que merezca pena fácil", les pidió a los diputados de Podemos.
Demasiada poesía
Al hilo de ello, planteó a Podemos que tanto el PSOE como ellos tienen encima "la mirada esperanzada de millones de compatriotas", por los que les corresponde avanzar para "culminar un acuerdo", en principio de aquí al jueves, que dé pie a "una sociedad de hombres y mujeres libres e iguales en armonía con la naturaleza". Demasiada poesía a oídos de Iglesias y sus compañeros, quienes no se dieron por aludidos.
"Tenemos la posibilidad de sacar adelante lo que nos une, una sociedad de izquierdas", subrayó Sánchez antes de cambiar de tercio y dirigirse a la bancada conservadora, en la que metió a PP y Ciudadanos, a los que separó de la ultraderecha que, a su juicio, representa Vox.
"Lo que les exijo es que España avance, no les pido que nos apoyen, solo que quiten las barreras", emplazó al líder del PP, Pablo Casado en el cierre de su discurso, para luego ser ovacionado por su grupo. Justo al inicio de su intervención, planteó una reforma de la Constitución para modificar el artículo 99 de la Constitución sobre la investidura y evitar el "bloqueo" existente, aunque sólo habló de que hubiera una única votación.