La mortalidad en los pacientes que sufren un infarto de miocardio y tienen coronavirus es cinco veces superior que la de aquellos que viven el mismo episodio pero no están infectados por el SARS-CoV-2. Son datos de un estudio del Grupo de Trabajo de Código Infarto de la Asociación de Cardiología Intervencionista de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) tras analizar un total de 1.010 pacientes con infarto que llegaron a los hospitales españoles entre el 14 de marzo y el 30 de abril de 2020, coincidiendo con la primera oleada de la pandemia.
El impacto de la covid en la enfermedad cardiovascular -la primera causa de muerte en España, con 120.859 fallecimientos en 2018- ha sido brutal. Lo dicen los cardiólogos. Durante la pandemia ya constataron que se doblaron las muertes por infarto en los hospitales respecto a un año antes y, además, los pacientes con enfermedad cardiovascular presentan un riesgo cinco veces superior de muerte. También, han visto mayores secuelas en los enfermos.
La tasa de mortalidad se dispara
Ahora, según un nuevo estudio presentado por la SEC, cuyo primer firmante es el doctor Oriol Rodríguez Leor y cuyos resultados acaban de publicarse en la revista EuroIntervention. Según el investigador, del total de los más de mil pacientes con infarto de miocardio atendidos en marzo y abril en los hospitales españoles, el 10,9% tenía PCR positiva.
La investigación de la SEC desvela que los enfermos presentaron una mortalidad intrahospitalaria del 23,1%, mientras que la tasa de mortalidad durante el ingreso en los infartos sin coronavirus era del 5,7%. El estudio subraya que, además, a su llegada al hospital, los pacientes con covid-19 presentaban más insuficiencia cardiaca y también más complicaciones tras el tratamiento del infarto.
Entre esas complicaciones, el especialista alude a la trombosis del stent -una complicación infrecuente pero que típicamente conduce a un síndrome coronario agudo- y el shok cardiogénico (cuando el corazón es incapaz de bombear la cantidad suficiente de sangre que el cuerpo necesita) son algunas de las dificultades más temidas "por sus consecuencias catastróficas", reseñan desde la SEC.
Dificultades añad¡das
Según explica el doctor Rodríguez Leor, en la investigación se vio como el 31,9% de los infartados con covid-19 llegaba a los hospitales con insuficiencia cardiaca frente al 18,4% de los que no padecían la infección. El especialista en cardiología detalla también que, en el grupo de pacientes con coronavirus, el 3,3% presentó trombosis del stent y el 9,9% shock cardiogénico tras el tratamiento del infarto, frente al 0,8% y el 3,8% de los pacientes sin covid-19 que, respectivamente, presentaron esas complicaciones.
Los resultados, dicen desde la SEC, tienen un gran impacto en la práctica clínica diaria porque plantean que "el tratamiento antitrombótico en pacientes con infarto de miocardio debería ser probablemente más agresivo en aquellos con covid-19, para prevenir complicaciones".
Pacientes ingresados con infección
Más del 90% de los pacientes de ambos grupos (con y sin coronavirus) incluidos en el estudio fueron sometidos a reperfusión mecánica (restauración del suministro sanguíneo al tejido cardiaco que está isquémico como consecuencia de una disminución en el suministro normal de sangre).
"Los retrasos en la reperfusión fueron similares en ambos grupos, pero el tiempo entre el inicio de los síntomas y el primer contacto médico fue más corto en pacientes covid-19", aclara Rodríguez. En los pacientes con coronavirus el primer contacto médico se produjo a los 70 minutos de media desde el inicio de los síntomas, frente a los 100 minutos entre los enfermos sin esta infección.
El cardiólogo considera que esto puede deberse a que el 9% de los pacientes con coronavirus que presentaban un infarto de miocardio ya estaban ingresados, frente al 0,7% de los pacientes sin la infección.
El estudio ha evidenciado una mayor presencia de insuficiencia cardiaca entre los pacientes infectados con el virus y, por tanto, un peor escenario clínico
Además, el estudio ha puesto de manifiesto una mayor presencia de insuficiencia cardiaca entre los pacientes infectados con el virus y, por tanto, un peor escenario clínico. "Aunque el menor uso de terapias antiplaquetarias en los pacientes con covid-19 podría haber jugado un papel importante, el estado proinflamatorio y protombótico característico de la infección también podría explicar la alarmante tasa de trombosis del stent en este grupo de pacientes”, concluye el cardiólogo.
El pasado septiembre, la Revista Española de Cardiología publicaba un trabajo del mismo grupo de trabajo de la SEC sobre el impacto de la covid en los infartos de miocardio. Entonces, el doctor Rodríguez Leor llamaba la atención sobre unos resultados que evidenciaban el tremendo impacto del coronavirus sobre la mortalidad aguda por infarto. En concreto, la mortalidad hospitalaria por esta causa, señalaba, prácticamente se dobló durante la pandemia frente al periodo previo.