A día de hoy, la carrera por la vacuna tiene dos frentes abiertos: uno por la parte de la industria farmacéutica y miles de investigadores que están trabajando sin descanso para obtener una vacuna lo antes posible y el otro por parte de los gobiernos, que llevan meses negociando con estas compañías para asegurarse dosis de esta vacuna cuando aún ni siquiera se ha desarrollado.
Una vez se logre desarrollar con éxito una vacuna, será probablemente uno de los bienes más difíciles de adquirir, ya que todos los países van a intentar hacerse con ella los primeros. La cuestión es que el mercado se ha vuelto extremadamente competitivo incluso antes de que llegue ese momento y el motivo tiene un nombre: Operation Warp Speed, es decir, Operación Velocidad de la Luz.
Así de llama el plan -cuyo nombre está inspirado en la serie Star Trek- lanzado el pasado mes de mayo por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que tiene como objetivo garantizar que los estadounidenses sean los primeros en recibir una vacuna contra la covid-19 una vez haya sido aprobada y desarrollada con éxito.
¿Cómo hacen eso? Financiando con millones de dólares a algunas de las compañías farmacéuticas que se encuentran al frente de la carrera por la vacuna. A cambio de inyecciones millonarias de dinero, estas compañías se comprometen a 'reservar' dosis de la vacuna para enviar a Estados Unidos si logran desarrollarla con éxito. Lo curioso es que se trata de una inversión muy arriesgada, ya que ninguna de los laboratorios con los que ha llegado acuerdos el Gobierno de Estados Unidos ha pasado las pruebas clínicas finales.
300 millones de dosis para enero de 2021
El objetivo inicial del programa, tal y como explicó el propio Trump el pasado mes de mayo, es tener en torno a 300 millones de dosis listas y fabricadas para enero del año que viene, con lo que se podría inmunizar prácticamente a toda la población estadounidense. La meta es ambiciosa y como apuntan muchos expertos, poco realista, ya que a día de hoy, si bien hay muchas compañías -como la china SinoVac o la británica AstraZeneca- que están muy avanzadas en el desarrollo de la vacuna, es muy poco probable que logren crearla con éxito y producir esa cantidad de dosis de cara a esa fecha.
No obstante, Trump ha sido muy tajante en todas sus intervenciones a la hora de hablar de su Operación Warp Speed y ha asegurado una y otra vez que logrará su objetivo. Para ello, está invirtiendo ingentes cantidades de dinero no sólo en financiar a farmacéuticas, sino también en pequeñas empresas fabricantes de viales para que puedan aumentar la producción de estas inyecciones.
En su anuncio original, el Gobierno norteamericano aseguró que seleccionaría 14 proyectos de vacuna para formar parte de esta operación. Se desconocen la totalidad de estos acuerdos, pero algunas de las mayores compañías farmacéuticas del mundo ya cuentan con dosis reservadas para la Administración Trump, a pesar de que ninguna de ellas cuenta aún con una vacuna.
Es el caso por ejemplo de Johnson & Johnson, que ha recibido en torno a 456 millones de dinero federal, Moderna Therapeutics, financiada con 500 millones de dólares o la británica AstraZeneca, que llegó a un acuerdo por valor de 1.200 millones de dólares.
Moderna Therapeutics acaba de presentar recientemente resultados positivos de su vacuna de ARN positivo, que será fabricada parcialmente aquí en España, gracias a un acuerdo con Laboratorios Rovi. AstraZeneca, por su parte, que trabaja en una vacuna junto a la Universidad de Oxford, es considerada por muchos como uno de los proyectos más avanzados a nivel internacional y sus responsables han llegado a asegurar que podrán tenerla lista tan pronto como este mes de septiembre. AstraZeneca se encuentra ya en la fase 3 de sus ensayos clínicos, mientras que Moderna aún tiene que darles el pistoletazo de salida.
Hasta 1.950 millones de dólares por un acuerdo
No obstante, dos de los mayores acuerdos dentro del marco de esta estrategia de Trump de 'acelerar al máximo' la creación de una vacuna contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 se han alcanzado en las últimas semanas. Por un lado, está el acuerdo alcanzado con Novavax, una pequeña biotecnológica norteamericana que al igual que Moderna, nunca antes ha puesto un producto en el mercado.
Lo chocante de este trato es que el Gobierno norteamericano ha acordado pagar 1.600 millones de dólares a la compañía a cambio de 100 millones de dosis de su vacuna, aún en pruebas y que desde la biotech esperan tener lista a finales de año, si bien no tienen garantías. Por otro lado, estas 100 millones de dosis a lo mejor sólo servirían para 50 millones de estadounidenses, ya que desde la compañía aún no saben si serán necesario dos pinchazos por persona para que su vacuna proteja los suficiente contra la covid-19.
Pero esta semana, el Ejecutivo estadounidense ha dado un paso más allá y ha alcanzado su mayor acuerdo hasta la fecha: pagará un total de 1.950 millones de dólares a Pfizer y a la biotecnológica alemana BioNTech a cambio de 100 millones de dosis de la vacuna.
No les pagará hasta que no estén fabricadas y aprobadas por la Administración de Medicamentos de Estados Unidos (FDA). No obstante, el acuerdo también incluye la posibilidad de pedir otras 500 millones de dosis adicionales, aunque no se sabe si tendrá que pagar más para ello. Si desde Pfizer y BioNTech tienen éxito en sus ensayos clínicos, todavía en marcha, esperan poder pedir la aprobación acelerada de la FDA para octubre de 2020 y tener las 100 millones de dosis a finales de este año.
¿Qué pasa con los demás países?
El problema que está provocando la ambición estadounidense es que puede dejar a muchos otros países, como la UE, sin posibilidad de hacerse con una vacuna al mismo tiempo, ya que o han sido reservadas previamente por EEUU o no puede competir con el dinero que ofrece el Gobierno norteamericano.
En la Unión Europea ya se han puesto las pilas y han comenzado a negociar con algunas compañías, como AstraZeneca, que ha llegado a un acuerdo con la Alianza Inclusiva por la Vacuna (IVA, por sus siglas en inglés) que lideran Alemania, Francia, Países Bajos e Italia por 400 millones de dosis.
No obstante, ningún país va tan avanzado como EEUU y son muchos los expertos que temen que haga con la vacuna como hizo en su día con el Remdesivir, el antiviral de Gilead que ha sido el primero en aprobarse en la UE como tratamiento contra la covid-19. Hace algo más de un mes, poco después de que se confirmase su efectividad, el Gobierno norteamericano se hizo con todas las dosis disponibles en stock sin previo aviso.
Es por ello que son muchos los expertos en este tipo de mercados que dudan mucho de que el Gobierno norteamericano vaya a poner las cosas fáciles al resto de países y comparta la vacuna. “Hay muchas razones para pensar que la Administración Trump no compartirá de manera equitativa vacunas y medicinas esenciales para combatir la pandemia", explicaba este experto.
"Ha operado siguiendo su estrategia América Primero y parece claro que se querrá asegurar la mayor parte de la producción mundial”, explicaba en declaraciones a la agencia Efe Lawrence Gostin, director del Instituto de Salud Global de la facultad de Derecho de Georgetown. “Este poder para acaparar será mayor si EEUU. es el primero en conseguir la vacuna”, concluía.