Este verano es uno de los momentos clave de cara al desarrollo de una vacuna contra la covid-19. Son muchas las farmacéuticas que han asegurado públicamente que tendrán su inyección lista de cara a principios del año que viene o incluso a finales de 2020, por lo que la fase final de la carrera por la vacuna acaba de dar el pistoletazo de salida.
Los candidatos más avanzados acaban de poner en marcha la fase final de sus ensayos clínicos, clave para saber si su proyecto protege con éxito ante la covid-19 y puede comenzar a fabricarse en masa. Esta última etapa, la fase III, es la más ambiciosa de las pruebas clínicas, ya que en ella participan miles de voluntarios sanos.
No obstante, aunque sean sanos, tienen que estar en un ambiente donde puedan correr el riesgo de infectarse, motivo por el cual muchas de las compañías que están llevando a cabo estas pruebas han tenido que trasladar esta última fase a países como Brasil o Emiratos Árabes Unidos. A la mitad de los voluntarios se les administra la vacuna experimental y a la otra mitad una inyección de placebo y después se comparan resultados.
Estas pruebas son las que determinan si la vacuna protege lo suficiente frente al virus. Según la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) el nivel de protección mínimo que debe alcanzar una vacuna es de un 50%. A día de hoy, hay unos seis candidatos al frente de la carrera por la vacuna que se encuentran ya en esta fase final del proceso:
Moderna Therapeutics
Esta compañía estadounidense está entre los primeros puestos de la carrera. Se trata de una biotech relativamente desconocida hasta la fecha, sin ningún producto a día de hoy en el mercado que ha apostado por desarrollar una vacuna contra la covid-19 con una técnica muy innovadora que jamás se ha utilizado antes en una vacuna aprobada: el ARN mensajero, que utiliza el material genético del virus para producir una respuesta inmune en nuestro organismo. Cuenta con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, cuyo Gobierno han financiado sus ensayos con cerca de 1.000 millones de dólares hasta el momento.
Fue la primera compañía en testar su vacuna en humanos y acaba de dar el pistoletazo de salida a sus pruebas en fase III este pasado 27 de julio. Al contrario que muchas otros proyectos, van a llevarlos a cabo en su país de origen: Estados Unidos. En estas pruebas participarán en torno a 30.000 personas de 89 localidades norteamericanas. Desde Moderna han asegurado que la tendrán lista este mes de noviembre, si todo va bien. De hecho, parte de su fabricación se llevará a cabo aquí, en España, por parte de Laboratorios Rovi, que se encargará del rellenado de los viales.
AstraZeneca junto a la Universidad de Oxford
Para muchos, es la que más avanzada va de todas. Se trata de una vacuna más tradicional que la de Moderna, basada en un adenovirus de chimpancé. Los resultados de sus ensayos clínicos de fase combinada I y II, publicado en la prestigiosa revista The Lancet, han determinado que por el momento, la vacuna es segura y no presenta demasiados efectos secundarios, además de generar una notable respuesta inmune.
Acaban de comenzar la fase III de sus ensayos clínicos, que se están llevando a cabo en Reino Unido, Brasil y Sudáfrica. La compañía ha asegurado públicamente en varias ocasiones que cree que podrá tener sus primeras dosis listas para octubre. Por el momento, AstraZeneca, una de las mayores farmacéuticas internacionales, ha aumentando su capacidad de producción para fabricar hasta 2.000 millones de dosis en cuanto su vacuna sea aprobada.
BioNTech, Pfizer y Fosun Pharma
Una de las sorpresas, por así decirlo, ha sido la vacuna que están desarrollando de manera conjunta el gigante norteamericano Pfizer, la biotecnológica alemana BioNTech y la farmacéutica china Fosun Pharma. Este mes de julio, presentaron los resultados de la fase I/II de sus ensayos clínicos de su vacuna, que al igual que la de Moderna también es de ARN Mensajero (mRNA).
Han sido especialmente positivos porque no sólo generan una respuesta de anticuerpos, sino que también inducen a las células T, claves en la inmunidad contra el SARS-CoV-2. El pasado 27 de julio anunciaron que ponían en marcha la fase final de sus pruebas clínicas con 30.000 voluntarios repartidos en varios países como Estados Unidos, Argentina, Brasil y Alemania.
Este proyecto, de hecho, ha sido uno de los que más dinero federal se ha llevado, ya que hace apenas unos días llegó a un acuerdo con la Administración Trump por valor de 1.900 millones de dólares a cambio de 100 millones de dosis antes de este mes de diciembre. con la opción de hacerse con otros 500 millones.
China: Sinopharm y Sinovac
El gigante asiático cuenta con dos compañías ya en la recta final de sus ensayos clínicos: la farmacéutica estatal Sinopharm y el laboratorio privado Sinovac.
Sinopharm ha sido uno de los primeros proyectos en poner en marcha sus ensayos de fase III, que están desarrollándose en Emiratos Árabes Unidos con 15.000 volunarios. De hecho, el primer voluntario en inyectarse con esta vacuna fue el ministro de Sanidad emiratí, además de muchos de los empleados de la propia firma. De acuerdo con el presidente de la compañía, esperan poder sacar su vacuna -desarrollada a partir de una versión atenuada del virus- al mercado a finales de este año.
Sinovac, por otro lado, es una empresa china privada que también ha acelerado en los últimos meses para llegar lo antes posible a la recta final. Su vacuna, bautizada como CoronaVac, ha ofrecidos muy buenos resultados en la primera parte de sus ensayos clínicos, presentados el pasado junio. Acaba de comenzar la fase III también en Brasil y de acuerdo con los responsables de la compañía, se están preparando para producir hasta 100 millones de dosis anuales
La vacuna rusa
Rusia está desarrollando también su propia vacuna contra la covid-19, un proyecto que está llevando a cabo el Instituto Gamaleya de Moscú en colaboración con el Ministerio de Defensa del país. Esta misma semana, las autoridades rusas aseguraron que la aprobarán el próximo 10 de agosto, adelantándose así a Estados Unidos. Por el momento, esta vacuna se ha probado en militares y aún se encuentran en la fase II de sus ensayos clínicos. Lo que pretenden las autoridades rusas es llevar a cabo la fase III de manera paralela a la vacunación del personal sanitario.
La realidad es que se sabe muy poco de esta vacuna, ya que Rusia no ha publicado apenas resultados o datos científicos sobre su efectividad. Lo único que sabemos es que se trata de una versión modificada de una ya creada contra otras enfermedades.
Por último, en nuestro país los proyectos de Mariano Estaban y Vicente Larraga, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) anunciaban esta semana en la Cadena SER que después de haber obtenido resultados prometedores en ratones, esperan poder empezar a probarla en humanos este mes de diciembre, en cuanto cuenten con el permiso de la AEMPS.