El Banco de España ha publicado un informe en el que analiza la propagación del coronavirus durante el mes de abril y concluye que los municipios con temperaturas más frías, una mayor densidad de población, una menor distancia a la capital de la provincia y una población más envejecida son los que más han sufrido la incidencia de la enfermedad.
Según el análisis realizado por el supervisor, "los municipios de la denominada 'España vacía' han sufrido con menor virulencia la pandemia", dado que en general reúnen las características contrarias: menor densidad de población y más lejanía respecto a la capital provincial.
La relación positiva entre envejecimiento y nuevos casos diagnosticados sí es concluyente, señala la institución, ya que los municipios con más incidencia de la covid-19 suelen ser los que cuentan con más proporción de población envejecida.
El periodo analizado por el supervisor es el que va del 30 de marzo al 9 de abril, en el que sólo estaba permitida en España la actividad de los sectores considerados esenciales.
Esta medida contribuyó significativamente a reducir la transmisión de la enfermedad, pero provocó un incremento del desempleo. "El cese de las actividades no esenciales vigente durante los primeros días de abril habría mitigado la propagación de la pandemia en el corto plazo. Sin embargo, el impacto económico, en términos de destrucción de empleo, a corto plazo habría sido también significativo", recoge.
No visitar a los abuelos
"En los municipios en los que los cierres sectoriales fueron más severos (debido al mayor porcentaje de empresas que no prestan servicios esenciales), el número de nuevos casos diagnosticados en abril fue sustancialmente menor", en concreto, "un punto porcentual de mayor cese de actividad iría acompañado de una reducción de 200 casos por millón de habitantes", apuntan.
A pesar de la utilidad de estas medidas desde el punto de vista de sanitario, dado su impacto en la economía, el Banco de España recomienda medidas alternativas para evitar ahora el aumento de los casos, como serían restricciones entre los grupos sociales de diferentes edades.
"La prevención de interacciones con los grupos de población de edades avanzadas podría mitigar las consecuencias sanitarias de un eventual rebrote, lo que aliviaría la presión sobre el sistema sanitario y evitaría los costes económicos asociados a las medidas de confinamiento", señala.