A partir de este 1 de enero, el Ministerio de Sanidad ha comenzado a financiar dos tratamientos farmacológicos para dejar de fumar. Es la primera vez a nivel nacional que se incluye en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud un fármaco para ayudar a los fumadores a dejar el tabaco.
En particular, los dos medicamentos que han empezado a distribuirse por la Seguridad Social son la vareniclina, fabricada por Pfizer y comercializada bajo el nombre de Champix, y el bupropión, distribuido comercialmente por la farmacéutica británica GSK bajo el nombre Zyntabac.
Se trata de una noticia muy esperada por los millones de fumadores que hay en nuestro país. Según la última encuesta realizada por la Sociedad de Medicina y Comunitaria (semFYC), el número de personas que fuman en España ha aumentado un 3,3% en los últimos años, hasta situarse en un 23,3% de la población española.
El consumo de tabaco a día de hoy supone la principal causa de enfermedad y muerte prematura evitable en nuestro país, con una media de muertes anuales de 51.870 personas al año. La inclusión de estos dos fármacos supondrá un impacto presupuestario de 7,9 millones de euros en las arcas públicas, pero desde el Ministerio que preside María Luisa Carcedo esperan que dé resultados muy pronto.
De acuerdo con los últimos datos facilitados por Sanidad, la tasa de éxito entre aquellos fumadores que siguen un tratamiento farmacológico específico es de hasta un 40%, frente al 5% de éxito que presentan aquellas personas que deciden dejar el tabaco sin ayuda alguna. Desde el Ministerio esperan que más 83.000 personas con problemas de adicción al tabaco puedan beneficiarse de este programa.
La farmacia se suma a la lucha contra el tabaco
Es por ello que desde las farmacias españolas quieren formar parte de esta campaña. Decenas de colegios de farmacéuticos regionales han expresado su interés en ofrecer asistencia directa a aquellas personas que quieran probar estos medicamentos.
Esta colaboración, que también han transmitido al Ministerio de Sanidad desde la Organización Farmacéutica Colegial, que ha puesto a disponibilidad de Sanidad las más de 22.000 oficinas de farmacia que hay en nuestro país. Según han expresado, quieren ser "un recurso asistencial más para contribuir al éxito en la deshabituacion tabáquica". De esta manera, sugieren que el farmacéutico pueda, además de dispensar al paciente tanto Champix como Zyntabac, ofrecer otro tipo de servicios que ayuden a que deje de manera definitiva el olor a cigarrillo.
De esta manera, solicitan poder ser ellos los que deriven al médico a algunos de sus clientes que quieran dejar de fumar, así como ofrecer asistencia y garantizar que sigan con el tratamiento. Por otro lado, desde las propias farmacias se puede realizar a los pacientes el conocido como Test de Fagerström que permite conocer el grado de dependencia al tabaco. De esta manera, se ofrecería al interesado un tratamiento personalizado.
El ejemplo navarro
La idea general es que nuestro farmacéutico pueda convertirse en una suerte de asistente personal para asegurarse de que si queremos dejar de fumar, lo hagamos. El concepto, no obstante, no es original. En la Comunidad foral de Navarra llevan desde 2017 financiando estos fármacos con cierto éxito, algo que ha motivado al Ministerio de Sanidad para replicar este programa a nivel nacional. En Navarra, los farmacéuticos han tenido un papel protagonista.
No sólo captan posibles pacientes y les derivan a su médico de cabecera, sino que existen farmacias acreditadas desde donde pueden prestar el servicio de deshabituación tabáquica. Es decir, prestar apoyo y hacer seguimiento para que los pacientes sigan adelante con el tratamiento.
Requisitos para poder acceder a los medicamentos
No obstante, el acceso a estos medicamentos financiados viene con reglas. Para que un médico pueda prescribir tanto Zyntabac como Champix, el paciente debe formar parte de un programa de apoyo psicológico para dejar el tabaco que forma parte del sistema sanitario de su comunidad.
Por otro lado, tienen que cumplir otros tres requisitos. El primero es que han de tener una motivación expresa para dejar de fumar, por lo que tienen que haberlo intentado al menos una vez en el último año. Por último, deben sufrir un alto nivel de dependencia del tabaco y deben fumar 10 cigarrillos o más al día.
Por otro lado, para limitar el abuso de este tratamiento, desde Sanidad han impuesto un límite en su financiación. Sólo se harán cargo de los costes una vez al año por paciente: es decir, para poder dejar de fumar con ayuda pública sólo se dispondrá de una oportunidad al año.
Según ha explicado el Ministerio en un comunicado, el coste del tratamiento por día será de aproximadamente 3,55 euros por persona en el caso de la vareniclina y de 1,03 euros en el caso del bupropion (incluido el IVA). Así, teniendo en cuenta la subvención del Ministerio, una persona con una aportación farmacéutica del 40% pagaría 1,42 euros/día en el caso de la vareniclina y 0,41 euros en el caso del bupropion.