Fumar es malo para la salud. Eso ya lo sabemos todos, por lo que parece lógico que este hábito suponga un riesgo añadido de cara a una enfermedad respiratoria como lo es la covid-19. Si bien parece que toda la evidencia científica apunta a que el tabaco aumenta las probabilidades de fallecer por culpa de la covid-19, debido a todas las complicaciones, se está empezando a estudiar si también puede suponer un riesgo de cara a contagiarse, según apuntan los neumólogos en nuestro país. No obstante, todavía no está claro.
Vayamos por partes, pues. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de tabaco por sí solo causa de media ocho millones de muertes todos los años relacionadas con enfermedades cardiovasculares y cánceres de pulmón, principalmente. Estas patologías suponen un riesgo añadido de cara a la enfermedad, ya que la agravan.
Como sabemos a día de hoy, la covid-19 es una patología que no sólo afecta ya a los pulmones, sino que tiene consecuencias cardiovasculares y puede producir trombos y coágulos en la sangre, así como otras complicaciones. A lo largo de la pandemia, se han sucedido las cuestiones sobre el efecto que tiene el consumo de tabaco a la hora de padecer o de contraer covid-19, que durante los últimos meses la comunidad científica ha intentado esclarecer.
Una de las principales dudas sobre el efecto del tabaco en la covid-9 viene de que hace varias semanas, se dio a conocer que varios investigadores están investigando si la nicotina puede proteger de cara al virus. No obstante, estos estudios todavía están en marcha y son preliminares, por lo que no se tiene certeza alguna por el momento en ese asunto. Además, los propios investigadores han advertido que en todo caso, lo que protege es la nicotina y en ningún caso, el tabaco.
La clave: la proteína ACE2
¿Por qué afecta el tabaco al coronavirus, exactamente? Todo está relacionado con una proteína, la ACE2, que es la que usa el virus para entrar en las células humanas. Por así decirlo, esta enzima es la llave que permite al SARS-CoV-2 entrar en una célula e infectarla. Curiosamente, los científicos también señalan a esta célula como una de las posibles explicaciones por las que los hombres sufren más la enfermedad que las mujeres. De acuerdo con un estudio reciente publicado en la revista científica Developmental Cell, fumar provoca que los pulmones produzcan más ACE2, por lo que las 'puertas de entrada' para el virus son muchas más si se es hombre y fumador que si no se consume tabaco.
Esto explicaría por qué los fumadores parecen ser más vulnerables de cara al virus que los no fumadores. La buena noticia es que este riesgo añadido es reversible, ya que si se deja de fumar los pulmones comienzan a reducir el número de proteínas ACE2 que producen.
Del mismo modo, los estudios que analizan si la nicotina podría proteger ante el coronavirus también se centran en esta proteína, ya que lo que investigan es si este compuesto, al pegarse a las ACE2, podría impedir que el virus se introdujese en las células humanas. No obstante, por el momento, los resultados de estos estudios brillan por su ausencia.
Lo único que tiene claro la OMS, de acuerdo con su último 'briefing' científico publicado esta semana sobre el asunto, en el que revisa toda la literatura científica publicada en las últimas semanas sobre la relación entre el tabaco y el coronavirus es que "fumar está asociado con un aumento de la gravedad de la enfermedad y un mayor riesgo de morir en pacientes hospitalizados por covid-19".
¿Fumar aumenta el riesgo de contraer coronavirus?
Hace apenas unos días, la Sociedad de Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) advertía del riesgo que supone fumar de cara al contagio del virus, que no a la gravedad de la enfermedad. Según establecía el presidente de la sociedad, el doctor Carlos A. Jiménez Ruiz, recomiendan no fumar en las terrazas y espacios públicos durante la desescalada, ya que consideran que son espacios en los que el riesgo de contagio aumenta no sólo para los fumadores, sino para todas las personas de alrededor.
"Al fumar y exhalar el humo, ya sea tabaco convencional o dispositivos electrónicos, se expulsan diminutas gotitas respiratorias que pueden contener carga viral y ser altamente contagiosa, pero además al fumar es inevitable llevarse la mano a la boca o a la nariz o a la cara, lo cual facilita la entrada del virus en el aparato respiratorio", explicaba el neumólogo. Por otro lado, también apuntan que el acto en sí de fumar obliga al fumador a quitarse la mascarilla, y por tanto, aumenta el riesgo de contagio.
Las gotitas respiratorias, también llamadas gotitas de Flügge, son partículas diminutas, invisibles al ojo humano, expelidas al hablar, toser, estornudar o respirar, que pueden transportar gérmenes infecciosos de un individuo a otro. Según apuntan los neumólogos, estas partículas pueden permanecer hasta 30 minutos en el aire en suspensión y alcanzan hasta los dos metros de distancia, lo cual les permite ingresar en las vías respiratorias de las personas del entorno y contaminar superficies donde pueden permanecer durante horas en función del tipo de material.
De esta forma, advierten de que fumar en espacios públicos, como las terrazas, pone en riesgo no sólo al fumador, sino a los demás presentes, ya que tiene más probabilidad de expulsar estas gotitas en caso de estar infectado. Si bien la hipótesis presentada por los neumólogos tiene mucho sentido, todavía no hay ningún estudio científico que haya analizado el nivel de riesgo que supone realmente, tal y como establece una vez más la OMS en su informe.
De hecho, hace unos días, el epidemiólogo Fernando Simón fue preguntado sobre el asunto. Si bien comenzó su argumentación alertando sobre el riesgo del tabaco en terrazas, alegando que "fumar no es bueno", admitió que por ahora no tiene "ninguna información" de que si se mantienen las distancias sea un peligro que quien se quite la mascarilla para fumar vaya a contagiar a quienes están a su lado.
En este sentido, explicó que el virus no se transmite por aerosoles, las pequeñas gotas que quedan en el aire tras exhalar, si no por gotas más gruesas que caen al suelo y no permanecen en el ambiente. "Mientras no estemos al lado de una persona que está claramente generando aerosoles, con la información que tenemos ahora no podemos decir que supone un riesgo para el que fuma o para los que están cerca", resumió.