La mortalidad hospitalaria por infarto de miocardio se duplicó durante la pandemia del coronavirus. También aumentó el tiempo de isquemia, o lo que es lo mismo, el que transcurre desde que el paciente comienza con síntomas hasta que es atendido por primera vez por los médicos, pasando de 200 a 233 minutos. El aumento de ese tiempo se relaciona con el incremento de la mortalidad.
Son datos de un trabajo llevado a cabo por la Asociación de Cardiología Intervencionista de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que viene a completar los datos de un registro previo, que se publicó a finales de marzo, en el que los especialistas detectaron una reducción del 40% en el tratamiento del infarto durante la primera semana de la pandemia, coincidiendo con la declaración del estado de alarma, respecto a la semana del 24 de febrero al 1 de marzo, previa al inicio de la crisis sanitaria.
Nuevos datos sobre la asistencia a infartados
Según los datos del nuevo estudio -titulado 'Impacto de la covid-19 en el tratamiento del infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST. La experiencia española' y publicado en la Revista Española de Cardiología- se confirma una disminución del número de pacientes con sospecha de infarto tratados por los médicos, pero de forma más moderada respecto a los resultados objetivados en el inicio del registro, en las primeras semanas de la pandemia.
"Inicialmente observamos una reducción del 40% que, posteriormente y con datos que se ampliaron a más semanas de pandemia, se situó en un 28% menos de pacientes con síntomas compatibles con infarto que no fueron asistidos", indica el cardiólogo Oriol Rodríguez Leor, primer firmante del estudio.
En el nuevo registro han participado 75 hospitales españoles. Según informan desde la SEC se ha comparado los procedimientos, los resultados hospitalarios y las características de los pacientes, que fueron separados en dos cohortes (grupos), según se les hubiera tratado antes o después de la pandemia.
"Tremendo impacto" de la covid en la muerte por infarto
En el primer grupo de pacientes se incluyó a aquellos tratados desde el 1 de abril al 30 de abril de 2019, y en el segundo a los que fueron atendidos entre el 16 de marzo y el 14 de abril de 2020. “Los resultados indican que la covid-19 ha tenido un tremendo impacto sobre la mortalidad aguda por infarto. En concreto, la mortalidad hospitalaria por esta causa prácticamente se ha doblado durante la pandemia frente al periodo previo", explica el Dr. Rodríguez Leor.
El estudio también recoge un aumento del tiempo de isquemia; es decir, los minutos que transcurren desde que se inician los síntomas hasta la primera asistencia médica. Antes de la covid-19 ese tiempo era de 200 minutos y durante la pandemia alcanzó los 233. "El tiempo de evolución del infarto determina el pronóstico tanto en términos de mortalidad aguda y a largo plazo como en términos de desarrollo de otras complicaciones", indica el cardiólogo.
Durante los momentos más críticos de la crisis sanitaria, la SEC lanzó reiterados mensajes para que las personas que presentaran síntomas que pudieran sugerir el inicio de un infarto llamaran de inmediato al 112 y se activase así el código infarto, que ha demostrado muy buenos resultados en los últimos años, recuerda Ángel Cequier, presidente de la sociedad científica.
El mismo tratamiento a los pacientes
"A pesar de la pandemia, los servicios de cardiología de los hospitales españoles han estado y están preparados para seguir atendiendo perfectamente a los pacientes con patología cardiovascular aguda", añade. Desde la sociedad reseñan que en cuanto al abordaje de los pacientes con infarto en esos días no hubo diferencias: más del 94% fueron tratados con angioplastia primaria, tratamiento de elección del infarto agudo de miocardio.
El registro también ha analizado datos relevantes respecto a la combinación de infección por SARS-CoV-2 e infarto: "Solo el 6,2% de los pacientes atendidos con infarto presentaban infección confirmada por el nuevo coronavirus", apunta Rodríguez Leor.